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lunes, 29 de noviembre de 2010

VUELO A MARCO ISLAND

Descubrí de forma muy graciosa que uno de nuestros vecinos era también piloto (Hollywood , Florida 1996). Yo estaba hablando por teléfono celular afuera de mi casa con alguien explicándole que iba a rentar un avión para hacer un vuelo a la costa oeste de la Florida a una ciudad llamada Marco Island.

Mi vecino alcanzó a escucharme y enseguida me dijo – ¿A volar? ¿Va a volar? – Y le respondí que estaba en un entrenamiento para proseguir con mis licencias de vuelo.  Se presentó – Pues Carlos, le cuento que yo tengo algunas horas de vuelo en Cessna 152 en Bolivia de donde vengo. ¡También soy piloto! – Quedé con la boca abierta por la sorpresa.

Era Antonio Álvarez, a quien lo llamábamos cariñosamente Toñito. Lo invité a que viniera conmigo en el asiento del copiloto. El estaba muy contento de volver a volar. Le dije que viniera a preparar el plan de vuelo y luego fuimos a Pelican para preparar el Katana.

Teníamos un muy buen pronóstico meteorológico para todo el día. Despegamos con rumbo oeste y una vez entramos en la inmensa zona verde de pantanos de los Everglades ajustamos el rumbo hacia Marco Island.

Lo puse la mayoría del tiempo a que volara el avión mientras yo hacía la comunicación y la navegación. Nunca había estado en esta parte del sur de la Florida y me emocionó empezar a ver las pequeñas islas que bordeaban la costa. Cuando nos acercamos a nuestro destino empezamos a admirar el paisaje tan hermoso y paradisíaco de estas costas.

Apareció al fondo la pista e iniciamos la aproximación. Aterrizamos y volvimos a despegar enseguida hacia el norte para continuar al aeropuerto de Naples que escogí para efectos del entrenamiento. La vista alrededor era preciosa!

Vista del lado izquierdo del Katana sobre el mar de la Florida.


Parecíamos dos niños que habían robado un avión para divertirnos sobre estas magníficas playas de arenas tan blancas y suaves. Tomamos altura y continuamos rumbo a Naples. Esta vez le entregué el aterrizaje a Toñito donde yo solo hice algunos ajustes.

Cuando parqueamos el avión vino un muchacho a recibirnos y a preguntarnos si necesitábamos algún servicio. Le indiqué que llenara el tanque para nuestro regreso al aeropuerto de Hollywood. Me sentía extraño al ser atendido así. Era como si estuviera viviendo la fantasía de que el avión era mío y estaba volando a este sitio por placer para tal vez jugar golf como algunos señores ricos que podía ver alrededor con sus equipos de golf rumbo a un club justo al lado de la pista.

Una hora más tarde después de calcular de nuevo los vientos nos devolvimos casi en línea recta sobre los Everglades hacia Hollywood.
Durante el vuelo sobre ese gigantesco mar verde Toñito me contaba como se inició en el vuelo en Bolivia. Su padre tenía una finca bastante grande y usaba una Cessna para tareas de vigilancia del ganado y como correo de sus negocios.

Hablábamos de cuanta anécdota aérea se nos venía a la mente. Noté que él ya estaba cansado de estar volando por tanto tiempo y le dije que yo continuaba con los mandos hasta el aeropuerto. Aterricé y de regreso a casa recordábamos como al salir de Naples dimos una vuelta adicional solo para ver las chicas que estaban tomando el sol en la playa.

 Nos reímos bastante y para celebrar cerramos el día con una buena cervecita bien fría.

sábado, 27 de noviembre de 2010

LAS HISTORIAS DE JORGE CIPAGAUTA (3a parte)

INDIA

En India me ofrecían por contrato trabajar doce semanas y cuatro libres además de que me pagaban los tiquetes. Las condiciones eran muy buenas y fue cuando decidí tomar el ofrecimiento de India que siempre estuvo ahí. Lo hacía por mi hija pues la verdad estaba contento en Marruecos.

El “encontrón” con este pais fue muy fuerte. Yo pensé que la vida en Marruecos era dificil pero con India no hay comparación porque hay muchísima gente, mucha pobreza y el impacto es tremendo. Por más insensible que sea la persona a uno siempre lo toca. Todavía me da muy duro.

Los trancones son tremendos. La gente se la pasa pitando. En una cuadra pueden pitar veinte o treinta veces. ¡Y son todos! los carros, las motos, todos. Es increíble. A mi me toca salir con tapa-oidos. Además andan con los espejos retrovisores recogidos porque no los utilizan para nada. Para poder pasar por el lado derecho (porque allá es al contrario) el chofer se tiene que pegar al pito para que el otro se corra.

En cuanto a la empresa, buenísima. Esta empresa se llama King Fisher. El trato y el respeto por los pilotos es muy bueno. Ahora por regulación no pueden volar dos pilotos extranjeros en el mismo vuelo y solo estan recibiendo pilotos extranjeros para capitán. Los copilotos indúes que reciben no tienen casi experiencia para poderlos chequear para comandantes. Llegan con solo doscientas horas.

El contrato de nosotros es por tres años. En cuanto a los vuelos, los aviones son espectaculares. Son aviones nuevos y son los mejores equipados del mundo. Vienen con pantallas de video. Son aviones de ultima generación. El mantenimiento es también excelente. Siempre andamos con una persona de mantenimiento a bordo.



ATR-72 de King Fisher. (Airliners.net)

Un dia regular de vuelo.


Interior del ATR-72



Aqui estoy con una hermosa auxiliar de vuelo Indu.

Le voy a contar una anécdota en esta compañía. Despues de iniciar motores y cerrar puertas me preparaba para carretear el avión. De pronto vi al lado izquierdo diez personas en fila alineadas al estilo militar, adelante otros tres y al frente de ellos la jefe del grupo de servicio de tierra. Cuando pedi libre y empece a rodar el avión todos levantaron la maño al mismo tiempo para despedirse. ¡Se veía increible! ¡Era como si ese vuelo fuera el vuelo presidencial o algo asi! Aquí uno se puede dar cuenta como tratan a las personas allá. Para ellos el pasajero es la razón principal de su trabajo.

Esta empresa es la que esta manejando los precios más altos y el mejor servicio. La clase de gente que vuela con nosotros es gente de mejores recursos. El servicio es excelente desde el comienzo y el pasajero paga bien por este. El mercado en India con dos billones de personas da para todo.

La aerolinea AIR DECCAN es de mercado de bajo costo y maneja tiquetes mucho mas baratos. De hecho creo que alli estan ya unos treinta pilotos colombianos de ACES. La idea de esta empresa es traer todo el mercado de los trenes para los aviones. Sacan tiquetes hasta de quinientas rupias que son unos quince dolares !Imagínese! Y ahora el dueño de King Fisher compró Air Deccan. El dueño es muy rico y maneja el segundo mayor negocio de licor del mundo. Hace poco compró un equipo de fórmula uno. Las condiciones en India ahora están cambiando constantemente. Nos ofrecieron que al cabo de los tres años de contrato nos dan un bono de veinticinco mil dolares o nos pagan el type rating en el Airbus 320. Ahora les van a llegar el 340, el 330, el 350 y compraron diez 380.


CON MIS BOTAS TEJANAS

Recordando una vieja anécdota, una noche tomé un vuelo de ACES de Bogotá a Medellín como pasajero para tomar el curso de tierra para copiloto del ATR. El avión era un B727-200. Recuerdo que estaba de copiloto Juan Carlos Moncada quien luego fue jefe de operaciones de Aero República (Copa Air).

Yo estaba sentado en una de las salidas de emergencia. Estábamos aterrizando normal en el aeropuerto Rionegro de Medellin. Yo veia todo normal por la ventanilla excepto que estaba lloviendo. De pronto vi que la pista se metió debajo hacia el otro lado. ¡Nos estábamos saliendo de la pista! Veia que el plano oscilaba fuertemente casi pegando con el piso. Lo que hice enseguida instintivamente fue apretarme el cinturón y agacharme en caso de un posible impacto. Debido a la fuerte lluvia cuando aplicaron los frenos uno de los sistemas de anti skid (anti bloqueo de frenos) falló y dejó un freno pegado y eso fue lo que nos sacó de la pista. Frenamos totalmente después de varias sacudidas.

Todo estaba a oscuras, se prendieron las luces de las salidas y enseguida los auxiliares de vuelo anunciaron que teníamos que evacuar. Nunca en mi vida me imaginé que iba a estar en una evacuación real. Nos dijeron que nos quitáramos los zapatos, dejáramos todo y saltáramos por el tobogán. Para ese entonces tenía yo unas botas tejanas y del afán en vez de quitármelas, tomé mis dos maletines, pasé por el frente de la auxiliar, no me dijo nada y salté al tobogán con botas y maletas en mano. El tobogán estaba mojado y salí disparado varios metros mas adelante del final.

Dejé los maletines a un lado y enseguida volví al tobogán a ayudar a recibir la gente que bajaba. Ahí estuve hasta que todos salieron. Afortunadamente no le paso nada a nadie. Llegaron los bomberos y todo el mundo a ayudar. Los pilotos estaban muy asustados pues no sabían que era lo que había pasado y luego con la investigación supieron que había sido un antiskid que había fallado lo que ocacionó la emergencia. Después a la salida me disculpé con la auxiliar por mi debut con mis botas tejanas!

Jorge Hernán Cipagauta.


Jorge Hernán Cipagauta.


Reencuentro de dos viejos amigos en Miami en el 2008 despues de 22 años! 

Anteriores historias de este Blog con Jorge:
http://memoriasdeunpiloto.blogspot.com/2010/07/examen-de-ingles.html
http://memoriasdeunpiloto.blogspot.com/2010/07/el-capitan-jaramillo.html
http://memoriasdeunpiloto.blogspot.com/2010/08/me-salvo-jorge.html
http://memoriasdeunpiloto.blogspot.com/2010/09/segundo-chequeo.html

jueves, 25 de noviembre de 2010

LAS HISTORIAS DE JORGE CIPAGAUTA (2a parte)

SUSTO EN MARRUECOS

Hablando de anécdotas tuve tremendo susto casi al final de mi trabajo en Marruecos.
Como yo era el jefe de pilotos me tocaba a mi hacer todos los vuelos de prueba. Un dia fuimos a hacerle un vuelo de prueba a un avión que el dia anterior le habían tenido que cortar un motor en vuelo debido a un escape de aceite. Le estuvieron trabajando toda esa noche reparando el escape de aceite que era en uno de los rodamientos.


Esta es la compañía donde trabajaba en Marruecos y este es uno de sus ATR.

Fui a hacer el vuelo con uno de los copilotos más antiguos y el jefe de mecánicos, un morenito muy buena gente. Hicimos las pruebas normales en tierra sin ningún problema. Pusimos potencia estática, los parámetros del motor estaban normales, despegamos para un vuelo de quince a veinte minutos con salida estándar con viraje por la izquierda y ascender hasta quince mil pies, volver al VOR y aterrizar.

Ibamos a través de los nueve mil pies cuando escuchamos un ruido muy fuerte en el motor dos (derecho) con una fuerte vibración. Vimos los parámetros del motor y estaban oscilando. Enseguida reduje la potencia en ese motor y me devolví hacia el aeropuerto. Llamamos por radio a la torre para declarar la emergencia y que habíamos reducido un motor.

El procedimiento de descenso era llegar al VOR y dejarlo con tres mil pies para iniciar una aproximación ILS. Cuando estábamos próximos a dejar el VOR nos sonó la alarma de incendio del motor dañado. El procedimiento es halar la manija de corte de motor y descargar la primera de dos botellas extintoras de fuego y contabilizar treinta segundos. Si no se apaga la luz roja toca descargar la segunda botella.

Descargamos la primera, contamos los treinta segundos y no se apagó. Descargamos la segunda botella. En ese momento entró el mecánico morenito, se arrodilló en la cabina y me dijo - Capitán, la cabina de pasajeros esta completamente llena de humo.-  Le juro Carlos que él era moreno y...¡Del susto se había vuelto blanco!

Se había roto la balinera del rodamiento, escapó el aceite de nuevo y se produjo el incendio. Además se rompió uno de los ductos del aire acondicionado y por ahí se metió el humo a la cabina. Nos mirábamos con el copiloto pues aún seguía el fuego y no se apagaba la luz. Pasaron diez eternos segundos que para mi fueron como cuatro minutos hasta que por fin se apagó la luz.

Pero este no fue el verdadero susto. Estábamos como a mil pies sobre el terreno ya con la pista a la vista y nos dimos cuenta que había un fuerte aguacero sobre la pista y además viento cruzado de unos veinticinco nudos de la izquierda. Venía yo aterrizando el avión y al tocar pista, debido al viento, al agua y venir con un solo motor, el avión entró en hidroplaneo (deslizarse) y empecé a ver que las luces del lado izquierdo se acercaban. ¡Nos ibamos a salir de la pista! Miraba al copiloto y le decía  -¡No puedo hacer más!- Me tocó ponerle potencia al motor izquierdo mientras seguía pisando fuertemente los frenos y como en las películas justo al último momento volvimos a entrar a la pista otra vez.

Lo del motor fue nada comparado con el susto de que me estaba saliendo de la pista. Afortunadamente parqueamos sin mayor problema y cuando me bajé del avión sentía que me temblaban las piernas.

Continuará...



Aqui estoy en la plataforma en Agadir, uno de los aeropuertos de Marruecos. 

Conduciendo en la capital, Rabat.

martes, 23 de noviembre de 2010

LAS HISTORIAS DE JORGE CIPAGAUTA


Jorge Cipagauta fue y ha sido alguien muy especial en mi fase profesional en la aviación. Nos conocimos en la escuela Aeroclub de Colombia de la cual egresamos casi al mismo tiempo (Diciembre 1986).
Nos reencontramos en los exámenes de clasificación para nuevos copilotos en el aeropuerto Olaya Herrera de Medellin en el año 88. Al re encontrarnos acordamos estudiar juntos para prepararnos en caso de que nos llamaran a curso.

Fue desde ahí que empezó una buena amistad que ha perdurado a través de los años y como lo relato en las historias de mi libro, fuimos compañeros de curso en el entrenamiento para copilotos del Twin Otter en ACES. Después de que me sacaron de ACES perdimos contacto y después de unos veinte años averigüé su email.

Al año logramos reencontrarnos en el hotel de Miami donde se hospedaba mientras estaba de vacaciones con su familia. Recordamos viejos tiempos, nos pusimos al dia con los chismes de la aviación y grabé algunas de sus historias para mantenerlas como un grato recuerdo. Aquí las transcribo.


EN ACES

Pues le cuento Carlos que ya en ACES estuve de copiloto del Twin por tres años. Luego pasé a copiloto del ATR-42 y lo volé por un año. Despues estuve de copiloto del B- 727 durante ocho años. Para esta época iban a traer los Airbus y casi paso a copiloto de este avión pero el primer contrato se dañó por la letra “menuda”. Recuerdo que alcanzamos a volar de observadores en los Airbus de Mexicana.

Pasé a comandante del Twin y volé casi dos años, después, en el 97 pasé a comandante del ATR hasta que se quebró ACES en el 2003. Mientras estuve de comandante fui también instructor de tierra del Twin y del ATR. Hacíamos todas las prácticas incluyendo las evacuaciones. Fue una experiencia muy buena.


ATR - 42 Aces.  (Cortesía Airliners.net)


Al frente el Twin Otter y atrás el B-727 de Aces en Bogotá (1991). Cortesía de Aviacol.net

Antes de que se acabara ACES nos estaban vendiendo la idea de la unión con AVIANCA.
Al principio estábamos muy reacios pero luego ya no podíamos hacer nada sino seguir trabajando mientras se seguía el proceso. De pronto nos dijeron que cancelaban la operación del ATR. Esto fue en agosto y en julio fue cuando la empresa cerró.

Recuerdo que yo estaba de vacaciones en Bogotá en una reunión de instructores y en esas llega el jefe de pilotos de nosotros y nos dice - Saben que compañeros, lo mejor que pueden hacer es que renuncien en este momento y cuadren con la empresa pues el vicepresidente de AVIANCA nos informó que iban a cerrar a ACES.-

Ese mismo dia, catorce de agosto, sin pensarlo pasé la carta de renuncia. Fueron muchos sentimientos encontrados. Sentía desilusión, rabia, me preguntaba que había pasado pues sabíamos que nos habían estado mintiendo. Vino la sosobra y el miedo pues no sabíamos que iba a pasar después. Supuestamente íbamos a estar un año de “lay off” con AVIANCA y después íbamos a empezar a volar el MD. Eramos pocos los que habíamos sido escogidos por la empresa. Pero después de cuatro meses nos dijeron que cancelaban todos esos planes.

ARKAS

Fue en estos dias cuando los pilotos que habiamos quedado de ACES empezamos el gran proyecto de una nueva aerolinea de carga llamada ARKAS. Todos empezamos aportando una cantidad de dinero para la creación de esta empresa. Ya logramos traer dos aviones ATR.

Por ahora no vuelo con ellos pues estando por fuera puedo acabar de aportar más rápido el dinero que hace falta y asi espero a que se consolide más. Pasé un año trabajando con ARKAS en la parte administrativa y al mismo tiempo buscando trabajo como piloto en Colombia pero nos dimos cuenta que cierta gente envidiosa mandó una carta a las empresas hablando mal del grupo de instructores de ACES y eso era lo que nos mantenía las puertas cerradas. Tuve una entrevista con AIRES y AEROREPUBLICA pero nunca me llamaron, no se que habrá pasado.


ATR-42 de ARKAS.


MARRUECOS

Paralelamente a todo esto yo tambien estaba buscando trabajo por fuera del pais. Un capitán Samuels de la empresa AIR DECCAN de India fue a Colombia a buscar pilotos para sus ATR y se llevó a bastantes de ellos. Yo casi me voy para India pero tambien hubo una convocatoria para pilotos en Marruecos que me llamó más la atención.

Me llamaron para trabajar con ellos y me preguntaron si sabía de más pilotos interesados y yo me encargué de llevarles mas pilotos de Colombia. Nos fuimos a simulador a Toluz, Francia, en mayo y despues de pasar los requerimientos me mudé en junio para Marruecos. Alli fui jefe de pilotos por tres años y además fui el primer colombiano en Marruecos en ejercer un cargo administrativo en una empresa comercial aérea.

Empecé a tener el problema de tener menos tiempo para poder visitar a mi hija a Colombia debido a la escacez de pilotos y solo podía salir cuando no había problemas con los horarios o con los pilotos. Fue aquí cuando consideré irme mejor a India.

Continuará...


ATR-42 en Marruecos.



Ya de jefe de pilotos del ATR en Marruecos.

domingo, 21 de noviembre de 2010

MI PRIMER PASAJERO


Pronto llegó el momento en que los instructores "British" de la escuela de vuelo Pelican Airways me dieron “permiso” para poder llevar pasajero (año 1996).

 Para esos días había convencido a Edgar Hazbón que viniera a los Estados Unidos a hacerse un salto en paracaídas. Coincidió que él estaba todavía alojándose con nosotros en Hollywood y le propuse que viniera a volar conmigo en el Katana como pasajero. Le gustó mucho la idea y le dije que le podía dar los controles en vuelo. Tenía pensado hacer solo un pequeño vuelo alrededor de la pista despegando y aterrizando.

Separé el avión para un día libre por la tarde y nos fuimos al aeropuerto con Edgar. Lo que Edgar no sabía es que el iba a ser mi primer pasajero!
No quería decírselo para que no se pusiera nervioso pero igual cuando llegamos a la escuela la dueña me delató…– ¡Felicitaciones Carlos su primer pasajero en los EU…muy bien! – Pero esto no le importó a Edgar lo más mínimo.

Parecía que era solo a mí al que me preocupaba la idea de llevar pasajero. Pero algo dentro de mí cambió enseguida que empecé a hacerme cargo y a organizar todo para dirigir a Edgar al avión. Me sentía en control del vuelo y me llené de energía y motivación. Estaba muy contento de lograr un viejo sueño y era el de llevar a volar en avión a mi viejo amigo aeromodelista y cometista…a mi hermano de la aviación deportiva.

Lo interesante es que todo este sueño se llevaba a cabo lejos de nuestra tierrita. Era como si estuviéramos dentro de otra dimensión en medio de una fantasía de nuestra niñez.

Senté a Edgar en el asiento del copiloto del estilizado Katana, le indiqué como usar los auriculares para comunicarnos durante el vuelo y empecé mi ritual para iniciar el motor.

Edgar miraba con curiosidad como preguntándome la razón de cada movimiento que hacía en la cabina. Llevé el avión hasta la pista mientras le comentaba a Edgar sobre las características de este avión. Le expliqué que solo íbamos a hacer despegues y aterrizajes. Pedí autorización para despegar y algo dentro de mí se debatía entre el miedo por saber que no era un piloto infalible y la emoción de vivir esta nueva aventura.

 Una vez adelanté el acelerador sentí completa confianza en mi mismo y me entregué al mundo del vuelo.

Despegamos siguiendo el suave sonido de nuestro motor y disfrutando de una visibilidad increíble que ofrece la burbuja de plexi–glass estilo avión de combate. Enseguida aproveché para explicarle a Edgar los pasos para el ejercicio que estaba haciendo.

Dimos la vuelta y aterrizamos suavemente ayudados por un leve viento frontal. Una vez en la pista rápidamente coloqué toda la potencia y despegamos otra vez. Le dije – Bueno Edgar, ahora usted toma la palanca de mando y yo me encargo del acelerador…– Edgar tímidamente tomó el mando y empezó a hacer algunos movimientos rápidos. Enseguida le corregí – No, suave, suave, como con la novia, je,je.–  Y él sonriendo empezó a volar el avión más relajadamente.  Ya acercándonos al aterrizaje Edgar me dice – Bueno Carlos, cójalo usted que yo no se aterrizar esta vaina. –

Hicimos otras dos vueltas de tal modo que él tomaba el mando por varios minutos entre el despegue y el aterrizaje. Para mi era increíble ver a Edgar volando el avión. Sin tener una cámara a mano tomaba fotos con mi mente. Finalizamos con otro aterrizaje casi perfecto y Edgar me decía – Oiga Madrigal…este avioncito vuela muy rico… –

Me sentía completamente feliz de que todo había salido bien además de que nos habíamos divertido bastante. Los dos continuamos hablando de aviones, cometas, aeromodelos y de todo lo que nos apasionaba.

En esos días fuimos a que hiciera su salto en paracaídas con un instructor en Clewiston al oeste de Palm Beach y también, en un parque de diversiones, hicimos una caída en péndulo desde una grúa de unos cien pies de altura, cada uno dentro de un arnés de cometa, .

Nos divertimos como adultos pero siguiendo los anhelos del alma de niños que siempre nos ha caracterizado.

Dedicado a Edgar...mi hermano en el espíritu del vuelo puro.


Vista de la cabina de un Katana. Cortesía de Airplane-Picture.net



sábado, 20 de noviembre de 2010

LAS HISTORIAS DE CAMILO RIVERA (3a parte)

LA PODADORA DE PASTO

Un compañero de la escuela estaba haciendo su trabajo de pista en un avión nuevo que recién había adquirido la escuela. Nosotros estábamos en la plataforma observando los vuelos mientras charlábamos matando tiempo entre las clases.

De pronto vimos que cuando se disponía a aterrizar, niveló con la nariz muy alta y parece que perdió su orientación y antes de tocar la pista empezó a desviarse hacia la zona de pasto que separa la pista de la paralela. Para nuestra sorpresa vimos que empezó a aterrizar sobre el pasto. Este pasto era bien espeso y tenía como un metro de altura. Cuando bajo el tren delantero empezamos a oír un ruido bien feo de la hélice cortando el pasto. Comía pasto y más pasto y el ruido aumentaba hasta que el avión se frenó por completo.

El pobre piloto abrió la puerta y asustado salió corriendo dejando el avión prendido todavía. Corría y corría como si el avión fuera a explotar. Nosotros salimos corriendo hacia él y cuando nos encontramos tratamos de calmarlo. El trataba de explicarnos lo que había sucedido pero estaba tan asustado que no podía casi hablar. Nos tocó ir hasta el avión para hacer el procedimiento para apagar el motor. Luego lo sacaron remolcado y tuvimos aquí una nueva historia de hangar para chismosear.


CAPITAN “CASA LOMA”

Teníamos un compañero que era bien loco y hacía sus pilatunas de vez en cuando. Una de ellas es que se fue a ver como filmaban una telenovela ¡Pero desde el aire! Esta novela se llamaba “Los cuervos” y la gravaban en una hermosa hacienda al norte de Bogotá llamada Casa Loma.

Era la zona donde convergían dos grandes vías y formaban una “Y” y le tenían como nombre “Yankie” para efectos de entrenamiento. Varias veces interrumpió la grabación y los productores se quejaron con la escuela hasta que descubrieron a nuestro amiguito a quien enseguida bautizamos capitán “Casa Loma”. Obviamente nos prohibieron volver a sobrevolar sobre Yankie.


A CONTAR LAS VACAS

Teníamos un instructor ya viejito que había sido piloto en Avianca. Un día mientras estábamos en una de las zonas de entrenamiento de pronto me dijo - Mío el avión. - Tomó el mando, redujo potencia y bajamos como a solo doscientos pies, y me dije - Y ahora que le picó a este capi?-
Empezó a maniobrar alrededor de una finca y dijo - No veo al mayordomo.- Y yo pensé, - ¿Cuál mayordomo?- Después, mientras daba un círculo cerrado sobre el terreno alrededor, dijo - Voy a contar las vacas a ver si las sacó todas a pastar.- Enseguida caí en cuenta que esta era su finca y se pegaba su bajada para ver como estaban las cosas. Era muy chistoso ver al mayordomo que salía corriendo afuera apenas oía el ruido del avión y al capi todo preocupado pensando que le habían robado alguna vaca.


LA IGLESIA ME ATRAPÓ

En los días que hacía trabajo de pista en la 10 el tramo a favor del viento me llevaba hacia la montaña. Luego viraba a la izquierda hacia el sur manteniendo la montaña a mi derecha.

Siempre me causaba mucha curiosidad una pequeña iglesia que parecía una hermosa miniatura puesta sobre un pesebre justo en la cumbre de una loma al lado de la montaña. Era una iglesia de construcción rustica pero muy bonita. Siempre que hacía la aproximación por este lado me quedaba viendo mi iglecita.

Un día quise acercarme y creo que fue más de la cuenta pues la corriente ascendente de barlovento me “succionó” fuertemente hacia la montaña. Sentía como si el avión se hubiese estancado sobre la iglesia y el viento me halaba más y más.

Hice de todo para liberarme de ese viento pero seguía como suspendido en un colchón de aire. Decidí poner toda la potencia, bajé fuertemente la nariz en una especie de picada hacia la izquierda. El avión por fin respondió y lo pude sacar del lado de la montaña.

Salí tan nervioso que durante toda la aproximación mantuve alta velocidad. Cuando aterricé lo hice también con mucha velocidad y  le pegué fuerte el tren delantero. Afortunadamente no pasó nada pues lo traía bien nivelado... y todo por andarme metiendo donde no debía!


Cessna 172 en la rampa de Aeroandes en los 80.

Foto reciente de las instalaciones de Aeroandes. Cortesia Aeroandes.com

Este era yo en los 80 cuando era estudiante en Aeroandes.

viernes, 19 de noviembre de 2010

LAS HISTORIAS DE CAMILO RIVERA (2a parte)

EL CAPITÁN “CANDADO”

Esta es la graciosa historia del porque mis compañeros de la escuela de vuelo Aeroandes (años 80) me pusieron el sobrenombre de capitán “Candado”. En mi escuela habilitaron la zona del frente para hacer una cancha de fútbol y una de voleibol.

Después de nuestras prácticas de vuelo invitábamos a partidos de fútbol a estudiantes de Aerocentro, del Aeroclub y a un grupo de cadetes de la fuerza aérea que tomaban algunas clases en nuestra escuela pues tenían basados ahí algunos de sus aviones a modo de “soberanía” local.

Invitábamos también a las chicas del colegio odontológico que quedaba cerca al aeropuerto y esto hacía más interesantes los encuentros deportivos.

Un día le ganamos a los de la fuerza aérea y ellos para el “desquite” nos invitaron al partido de revancha a la base aérea de Melgar al sur oeste de Bogotá. Invité a mi novia y armamos tremendo paseo.

Jugamos allá un partido muy sabroso y compartimos bastante con ellos. Luego nos fuimos al pueblo a tomarnos unos traguitos y después decidimos acampar en una finca muy bonita no lejos de ahí cerca del pueblo de Chinauta. Esta finca era de un piloto al que llamábamos capitán Panamá pues sus papas eran comerciantes con mucho dinero.

Armamos nuestras carpas y ya cansados le dije a mi novia que nos fuéramos a dormir. Varios de mis compañeros que eran los “chachos” especialistas en convencer a las chicas, estaban todavía con sus traguitos y querían invitar a mi novia a charlar y a seguir la fiesta.

Se acercaron a la carpa y le decían - ¡Oiga “monita” salga de la carpa para charlar un rato, no sea “aguafiestas”! El cierre de la entrada de la carpa tenía al final un broche para ponerle un candado… ¡Y se lo puse! Ellos intentaron abrir la carpa pero no entendían porque no podían abrirla. Y yo muerto de la risa les dije - ¡Bueno a “piratear” mujer a otro lado! Y obviamente desde ahí quedé “capitán candado”.

GORDO BURLON

En los períodos en que tenía entrenamiento de maniobras me acuerdo que íbamos un día con un capitán bien gordito que creo era el capitán Camargo. El solía hacer una maniobra de demostración solo para burlarse de la cara que nosotros hacíamos.

Lo que hacía era que subía el avión hasta que sonara la “chicharra” de la alarma de pérdida y luego pegaba un descenso brusco y al empezar a nivelar la cara se me pegaba hacia atrás como chupada por el exceso de gravedad. El tipo era feliz viendo como yo sufría durante “zipote” bajada. Lo que yo hacía es que siempre que me tocaba con él me apretaba bien el cinturón de seguridad para no flotar sobre la silla y asi lograba que no se divirtiera tanto a costillas mías.


CAPITAN "RASCA RUEDAS"

Una vez regresando en un crucero a Bogotá ya habíamos divisado la sabana y nos disponíamos a preparar la aproximación para el aeropuerto Guaymaral. De pronto mi compañero, que venía en otro avión, me llamó por el radio y me dijo – Capitán “candado” cambie de frecuencia. – Entonces cambié a la frecuencia “pirata” que solo los dos conocíamos para evitar que nos escucharan y me dijo – Por nada del mundo vaya a bajar, deje su avión quieto. – Y yo le dije – ¿Pero porque? ¿Que pasa? – Y me dijo. – Lo que sucede es que estoy justo debajo suyo.–

Yo pensé que eran unos cien pies pero cuando miré hacia abajo por la ventanilla abrí los ojos del susto ¡Estaba a solo a 10 metros! Y le grité – ¡Usted lo que esta es pegado a mi! – Sentía como si fuera a aterrizar encima de él y le dije – ¡Ya se divirtió suficiente viéndome de cerca el tren de aterrizaje así que voy a subir para que sigamos la formación como estábamos! – Y asi se quedó... "Capitan rasca ruedas".

Continuará...

Cessna 172 de Aeroandes en un crucero.Cortesia de Airliners.net

jueves, 18 de noviembre de 2010

LAS HISTORIAS DE CAMILO RIVERA


A Camilo Rivera lo conocí por el año 86 cuando yo iba a tomar simulador a la escuela de Aeroandes que se encuentra en el mismo aeropuerto de Guaymaral.  Más adelante Camilo se graduó como piloto privado en esta escuela. Unos diez años más tarde, para mi sorpresa, me llamó por teléfono a donde yo vivía en los Estados Unidos y me dijo que se había ido a vivir a la ciudad de West Palm Beach. Nos reunimos de nuevo y recordamos aquellos viejos tiempos. Aquí están sus interesantes y divertidas historias.

MI PADRE

Mi historia en la aviación comienza cuando veía a mi padre colocarse las alas de la fuerza aérea Colombiana sobre su suéter. El no pertenecía a las fuerzas armadas pero lo hacía siguiendo su pasión por pertenecer al mundo de los pilotos. Un día nos detuvieron en un retén unos militares y al verle el ala dorada en su pecho le preguntaron si el era piloto militar. Dijo que no y casi le quitan sus alas diciéndole -¡Estas alas son de uso privativo del personal de las fuerzas armadas de Colombia!-

Yo lo escuchaba hablar de aviones y sobre lo bello del vuelo y así yo también me fui enamorando de la aviación. Después de muchos esfuerzos él se inscribió en el curso de tierra para piloto privado y logró finalizar todas las materias. Logró también hacer unas cuantas horas de vuelo en la Cessna 152 con el instructor pero no pudo continuar por falta de presupuesto. Todo esto fue para mí como una chispa de inicio y ya había caído enamorado por los aviones. Decidí iniciarme en el curso de vuelo y mi padre se puso muy contento con mi decisión. Me apoyó y así pude entrar en la escuela Aeroandes para el curso de piloto privado. Bueno, aquí tengo algunas de las historias que más me gustan.


ME FALLO LA CREMALLERA


Un día me levanté bien temprano como a las cuatro de la mañana para tomar el bus a la escuela y así poder coger turno de vuelo. La mañana estaba fresca y muy calmada. Separé el avión Cessna 152 y comencé los preparativos para el vuelo.


Cessna 152 en la rampa de la escuela Aeroandes. Cortesía de Airliners.net


Revisé todo el avión pero quedó algo escondido que no pude ver y que casi me cuesta la vida. Inicié el avión, hice las pruebas de motor y llevé el avión a la cabecera de la pista preparándome para hacer trabajo de pista que consiste en hacer aterrizajes y despegues de forma contínua.

Recibí la autorización de despegue y al mismo tiempo para hacer el viraje de regreso a la pista. Aceleré, despegué sin ningún problema y procedí a hacer el primer circuito. Aterricé suavemente, volví a acelerar, recogí los flaps y despegué de nuevo esta vez con un mayor ángulo hacia arriba debido a la velocidad extra que traía.

De pronto sentí como si alguien me halara con todas sus fuerzas hacia atrás. Del susto solté un grito. Los seguros en “cremallera” del riel de la silla se habían roto y el asiento se deslizó totalmente hacia atrás. Instintivamente traté de sostenerme de la cabrilla y le pegué un halonazo hacia atrás antes de soltarla y esto aumentó más el ángulo de la nariz acercándose más y más al mortal ángulo de pérdida. Quedé totalmente atrás sin poder alcanzar los controles.

Enseguida en fracción de segundos reaccioné, estiré mi pierna derecha hacia la parte inferior del acelerador y con la punta del pie empecé a rotar la pequeña rueda del compensador del estabilizador hacia arriba para así bajar la nariz del avión y no entrar en pérdida. Esto me dio tiempo para acomodarme en la silla y poder empujar la cabrilla hacia adelante nivelando así el avión. Fueron segundos de terror. El susto fue tal que quedé helado y tembloroso. Así no podía continuar mi trabajo de pista y llamé a la torre para decirle que debido a un problema técnico iba a aterrizar parando por completo para dirigirme luego a la plataforma de Aeroandes.

Continuará ...

miércoles, 17 de noviembre de 2010

LOS "BRITISH"

Aqui comienzo un nuevo capítulo en un medio nuevo y diferente... los Estados Unidos. Estas historias las estaré intercalando con historias que me han brindado mis amigos en este fabuloso mundo de la aviación comercial. Disfrutenlas.

CAPITULO VIII
PELICAN AIRWAYS

LOS “BRITISH”

Pasaban los días en mi trabajito de Valet Parking en Miami a mediados de 1993 y con ellos la realidad de que tendría que buscar la forma de seguir volando para sacar las licencias gringas si algún día quería volar por estos lados.

Pronto vino de Colombia mi novia Martha Helena quien se convirtió en mi segunda esposa. Logramos con el trabajo de ambos iniciar una buena línea de crédito y así pude empezar a volar otra vez. Nos mudamos a la ciudad de Hollywood al norte de Miami y pronto visité el aeropuerto más cercano.

Era una antigua base de la fuerza aérea y ahora era el aeropuerto municipal de Hollywood llamado “North Perry airport”. Visitando el aeropuerto encontré una pequeña escuela llamada “Gold Coast Aviation Center”. El dueño era un gracioso cubano ya con su cabello y bigotes blancos.
Hice varias horas de vuelo con él en una Cessna 172 de cuatro puestos y me causaba gracia cuando me regañaba en español durante algún ejercicio y pensaba que salir de Colombia no me libraba del típico instructor gritón.

Me di cuenta que cerca estaba otra escuela que se veía mucho más organizada y tenía mejores aviones. Decidí pasar y averiguar sobre sus entrenamientos. Me recibió una muy agradable señora llamada Megg con un elegante acento británico. Me sentía llegando a una escuela en Londres!

Me llamó la atención que los instructores usaban uniforme de piloto con camisa blanca, corbata negra, pantalón negro y presillas doradas algo que para esa época no se usaba en Colombia. Recordé que precisamente este uniforme clásico tenía sus orígenes en los antiguos uniformes navales.

La escuela se llamaba “Pelican Airways”…más “British” el nombre no podía ser! El dueño era el esposo de Megg y era piloto retirado de una aerolínea de Inglaterra. Me inscribí con ellos y empecé a volar un hermoso avión, moderno, construido con materiales compuestos y fibra de vidrio. Se llamaba el “Katana”. Carretearlo y volarlo me hacia sentir en un pequeño carro de carreras con alas. Era bastante sensible y disfrutaba mucho volándolo.

El Katana. Parecía un planeador de fibra de vidrio con motor. Al ser tan eficiente
 usaba un pequeño motor un poco más grande que el de un
 ultraliviano lo que lo hacia muy silencioso y maniobrable.

A la izquierda esta la escuela Pelican y al fondo se puede ver la antigua torre
 de control que fue luego usada como parte de un restaurante llamado “May –Day”.

Empecé mi entrenamiento con la intención de adelantar los requerimientos para lograr mi licencia de instrumentos. Sentía que renacía en mí la pasión por mi carrera y disfrutaba mucho cada entrenamiento al mismo tiempo que me enamoraba más y más del Katana. En vuelo, este avión era tan sensible que sentía que las alas eran la proyección de mis brazos…que sensación más maravillosa!

martes, 16 de noviembre de 2010

VALET PARKING


(Julio 1992) Pensé en aplicar a otras empresas aéreas en Colombia, pero de solo pensar en que iba a encontrarme de nuevo con el mismo sistema de favoritismos sabía que tenía menos chance pues no tenía contactos ni amistades que pudiesen ayudarme.

Si decidía volver a luchar por conseguir aunque sea alguna esperanza esto podía tomar meses o incluso años. Mi situación económica empeoraba y sabía que tendría que buscar algún trabajo pronto. Decidí que era hora de “tirar la toalla” en esta lucha, enfrentar mi realidad y darme cuenta que solo podría encontrar trabajo pronto regresando a los Estados Unidos.

Utilicé mis últimos ahorros para viajar de luna de miel con mi novia de entonces con la promesa de volvernos a ver y emigré de nuevo para el norte. Pensaba regresar a Los Ángeles pero al pasar por Miami descubrí un nuevo mundo que me daba la mano con su calidez latina y decidí quedarme un tiempo alojado donde mi hermana Margarita Rosa.

Su esposo me ofreció que trabajara con él al norte de Miami como “Valet Parking” o asistente de parqueo de carros en un lujoso condominio. Sin saber, iniciaba así en febrero de 1993 mi vida en el sur de la Florida. Me gustó mucho el ambiente y decidí quedarme del todo.
Conseguí rentar un pequeño cuarto y así empecé mi vida de soltero una vez más. Empezaba también mi sueño de volver a ser piloto profesional.

Fue en estos días cuando encontré en la mesa de trabajo una revista de aeromodelismo. Enseguida sospeché que el asistente del turno de la noche le gustaba este hobby también. Fue aquí donde me encontré con mi gran amigo peruano Gustavo  Ambos seguimos de una forma paralela nuestro gusto por los planeadores de radio control y por la aviación profesional.

Al principio Gustavo estaba un poco frustrado por la cantidad de obstáculos que se le presentaban para poder empezar a estudiar aviación. Lo motivé bastante y poco a poco le di empujoncitos para que se fuera metiendo en los libros y en los procesos de la escuela de vuelo. Lo increible fue que en cuestión de 2 años y bastantes sacrificios Gustavo logró completar su carrera de piloto comercial.
El ayudarlo me ayudó a mí también para levantarme de mis frustraciones pasadas y volver a empezar mi propio proceso en la aviación.

Un día temprano en la mañana mientras parqueaba los primeros carros me entró en la mente el deseo de comprar el periódico local para leer noticias. Yo nunca lo hacía pero ese día tenía en mí esa extraña sensación de querer leer el diario. Fui a un local dentro del mismo edificio donde compré para desayunar un delicioso bagel con queso crema, un jugo y para saciar ese presentimiento compré el diario.

Unas horas después cuando no había mucho trabajo me senté y aproveché para leer poco a poco el diario. Llegué a una sección que decía… “THE AMERICAS”. Busqué abajo donde decía, “COLOMBIA”. Recuerdo que era una sección corta que más o menos decía: “BOGOTA:  Se ha registrado el dia de ayer (Junio 6 de 1993) un accidente aéreo de un avión Twin Otter (HK-2759) de la compañía AEROTACA. El vuelo se originó en Bogotá con destino a la ciudad de Yopal al noroeste de esta ciudad. En el accidente murió el capitán Luis Alejandro Salamanca y su copiloto Cesar León. No murieron pasajeros pues llevaban solo correo y el periódico en este primer vuelo de la mañana. El rescate fue bastante difícil debido a la zona montañosa donde ocurrió”.

La noticia me estremeció y me llevé la mano a la boca. No podía creerlo. Pienso que fue el mismo espíritu del capitán quien quería desde el más allá comunicármelo. Miré hacia el sur como queriendo ver en otra dimensión a mi Colombia y dije – Que en paz descanse capitán. – Varios años más adelante supe, por intermedio de un piloto local que había volado en Colombia, que el accidente parece haber ocurrido en una situación muy parecida a aquel último vuelo que tuve con él cuando se acercó de forma muy temeraria a las montañas. Pero solo él y su copiloto saben en realidad las verdaderas circunstancias de aquel fatídico vuelo.

Pienso que fue aquí donde en realidad cerré mi capítulo con AEROTACA y toda una vida de aventuras en la aviación en Colombia. Ahora que escribo esto me pregunto... volveré a volar en Colombia?


Foto del HK 2760 en el aeropuerto de Villavicencio en Agosto de 1991 justo en la época en que estaba volando en Aerotaca.



Foto en uno de mis trabajos de Valet Parking al norte de Miami. Aqui con un compañero cubano (izquierda), en el medio un compañero ruso, yo y atrás en la puerta el supervisor peruano... cuatro nacionalidades!   

Foto de la página de internet de la compañía de Valet Parking. Después de cinco años todavía aparezco en esta página!

lunes, 15 de noviembre de 2010

MUERTO A BORDO (2a parte)


Salimos de Yopal (Avion Twin Otter, Aerotaca, Colombia, 1992) y empezamos a volar entre varios valles rodeados de inmensas y preciosas montañas.

Cuando podía miraba justo hacia abajo y podía ver el río alimentándose de muchas quebradas que bajaban por los pliegues de los cerros. Me sentía como un niño que saca la cabeza por la ventana del carro de sus papas para ver mejor el paisaje y tratar de recorrer con la mirada todos los detalles de la geografía.

No se si fue por respeto con los pasajeros pero el capitán se abstuvo de continuar con las pruebas y preguntas. Fue un vuelo muy tranquilo donde tuve tiempo para dejarme envolver en la reflexión.

Apareció Sogamoso en el corazón del departamento de Boyacá en medio de un precioso valle adornado con sabanas de un resplandeciente verde esmeralda.

Aterricé con maestría el avión y el capitán tomó el mando para poderlo carretear hacia la rampa. Mientras manteníamos el motor derecho encendido podía ver como el difunto salia por la puerta del avión de su último vuelo en este mundo para así continuar con su vuelo hacia la eternidad.

Después subió el capitán, cerraron la puerta atrás y pude sentir el silencio y el vacío de la cabina de pasajeros.

Despegué el avión rumbo a Bogotá y pronto quedamos rodeados de espesas nubes que anunciaban un regreso con lluvia y frío. Me concentraba en planear la entrada a Bogotá lo mejor posible cuando de repente el capitán me grita – !No ve que ha estado haciendo todo mal!, !Mio el avión! – Y enseguida le entregué los mandos.

Me asusté pensando que había pasado algo o había cometido algún grave error. Pero en realidad mi error consistía en no darme cuenta que el capitán había hecho todo un teatro para hacerme creer que estaba cometiendo muchos errores y así quedar bien para poder despedirme de la empresa. Sentí en ese momento un gran vacío y mucha tristeza al ver que se me cerraban las puertas de esta aerolínea.

Iniciamos el descenso y traté de ayudarle al capitán calibrando algunos instrumentos y me volvió a gritar –  !No toque ni haga nada que yo llevo el avión de aquí en adelante! – Puse mis manos en mis rodillas y simplemente observé el resto del vuelo y su aterrizaje en Bogotá. Una vez llegamos me dijo que fuera a su oficina. Allí me dijo que había cometido muchos errores durante el día y que no había pasado el chequeo y que tenía que renunciar.

Solté mis ultimas palabras antes de perder del todo la esperanza y le dije – Capitán, usted sabe que he adquirido bastante experiencia y estoy volando bien…deme chance. – Y enseguida me respondió – Si quiere vaya a pedirle “cacao” al dueño de la empresa porque por mi lado ya no hay nada que hacer. – Y para evitar mi presencia se levantó de su escritorio y sin tomar sus cosas salió de la oficina.

Ya sabía que no había nada más que hacer. Me levanté y al salir de la oficina su bella secretaria me sorprendió diciéndome. – ¿El desgraciado ese lo echó? – Y sin yo explicarle nada ella con cara de furia prosiguió – A él no lo queremos ni cinco en esta empresa…!Ojalá se muera un día de estos!…!Que se muera! – Abrí los ojos sorprendido por la expresión de odio que veía en ella.

Yo estaba triste pero nunca volcaría mi frustración como para desearle la muerte a alguien. Viéndola a los ojos comprendí que ella y tal vez varios de sus compañeros de trabajo venían acumulando mucho odio hacia él. Preferí no hacerle más comentarios para no inflamar más ese fuego que salía de sus hermosos ojos azules. Le entregué mi credencial de la empresa, unos manuales y ella me dio una carta para que reclamara mis honorarios.

Salí del aeropuerto caminando lentamente hacia el paradero del bus. Veía con nostalgia el atardecer sabiendo que entraba automáticamente en otra dimensión. Presentía que dejaba atrás uno de los más grandes capítulos de mi vida... y así fue.

Gracias Javier y gracias Alejandro por haberme dado la oportunidad de seguir volando sobre esos maravillosos paisajes de mí adorada Colombia.
Gracias a los llanos y a las montañas orientales de Colombia por haber llenado mi ser de tanta naturaleza, con sus formidables nubes de tormenta, de fresco aire de las mañanas, de tantos espectaculares amaneceres y atardeceres creados por su ardiente sol y sobre todo de su amable y cálida gente.

Gracias Aerotaca... gracias Colombia, ..gracias Padre celestial.

domingo, 14 de noviembre de 2010

MUERTO A BORDO


Llegó la mañana de mi chequeo de vuelo en Aerotaca.(Julio 1992). Esta vez no habían secuestradores esperándonos pero si tenía al capitán Salamanca más nervioso que nunca y con su paranoia completamente alborotada. Tenía puestos sus guantes verdes de piloto militar que le hacían un contraste gracioso con su uniforme de piloto civil. Hasta pienso que posiblemente tenía escondida una mini ametralladora en su maleta de vuelo.

Era una mañana hermosa y con mis manos en los controles despegamos rumbo hacia Yopal siguiendo exactamente la ruta que debíamos haber hecho aquel día del secuestro. El capitán, siguiendo el ritual de mi examen, constantemente me hacía preguntas técnicas sobre el avión y enseguida yo se las contestaba. A pesar del ambiente tenso del chequeo no podía desperdiciar la oportunidad de disfrutar esa emoción tan especial que me brindaba el paisaje de esa inmensa sabana de nubes que se extendían sobre las montañas del macizo oriental de la cordillera. Era como estar volando sobre un planeta blanco de consistencia gaseosa. El sol al salir de las nubes iba cambiando de tonalidades rojizas hasta las más brillantes.




De pronto el capitán me pidió los mandos e inició el descenso a Yopal antes de lo que yo tenía planeado. Por un momento pensé que me había equivocado pero me di cuenta que quería cortar camino pues estábamos “joches” o atrasados en el itinerario del día. Esto me tranquilizó un poco pero pronto esto se convirtió en preocupación de nuevo pues veía que el capitán empezaba a meterse entre las nubes y a buscar espacios y huecos para así poder bajar mas rápido.

Después de haberse acomodado en un área en la que podíamos ver algunos espacios vacíos para volar se niveló a la altura mínima bajo la cual ya podría haber montañas. Se nos acercaron varias nubes que nos impedían ver más adelante y después de esquivarlas entramos en una especie de niebla donde aveces se podía ver delimitada la silueta de algunas montañas.
La niebla aveces se hacía densa y no se podía ver bien al frente. Sabía que el capitán era muy experto pero sentía que era ya demasiada osadía seguir hacia adelante sin ver bien el terreno y sobre todo al estar volando justo a la altura mínima.

 Al estar rodeado de esta niebla y estar tan cerca de las montañas me sentí de regreso a mi adorado deporte del vuelo en cometa y aunque íbamos mucho más rápido podía casi sentir el terreno a mi alrededor y mi vista se agudizaba aun más. Un poco más adelante pude distinguir la silueta inequívoca de los árboles en la cima de un cerro y mi instinto me decía que no los íbamos a pasar justamente por encima. Supuse que el capitán ya los había visto y que incluso esa era la señal para así poder subir un poco y luego pasar al otro lado para nuestro descenso a Yopal.

Pero el capitán no hacía nada. Simplemente mantenía la misma altura. Pensé que voltear a mirarlo podría ser un gesto grosero pues eso inmediatamente lo pondría en cuestionamiento. Algo dentro de mi hizo un cambio y pasé de ser un estudiante sumiso en examen a un examinador que iba a llamarle la atención al piloto. Simplemente viré mi cabeza y lo miré a los ojos.
Parece que ya le había pasado otras veces pues enseguida sintió mi movimiento, entendió todo y de una forma sutil evitando que yo me diera cuenta, llevó la mano a los controles y aumentó la potencia para subir.

Cuando nos acercamos al filo del cerro pude ver nitidamente los árboles y las rocas que nos esperaban si no nos hubiésemos dado cuenta de que venían. En efecto era el punto mas bajo en las montañas que el capitán estaba esperando para así ahorrar casi veinte minutos de vuelo.
De pronto se abrió adelante un inmenso paisaje surreal cubierto por un gran techo de nubes. Poco después todo se llenó de luz al salir de las nubes y descubrir ante nosotros las inmensas planicies de los llanos orientales.

El capitán me entregó de nuevo los mandos y procedí a llevar el avión con nuestro cargamento de pasajeros a la ciudad de Yopal. Me esmeré y acariciando la pista logré un aterrizaje bastante suave. Bajaron los pasajeros y los que subían eran inspeccionados rigurosamente por la policía. Creo que hasta yo también mantenía todavía algo de paranoia por otro posible secuestro.

Escuché para sorpresa mía que después de ir a Arauca y regresar íbamos a hacer un vuelo charter de Yopal a Sogamoso con un féretro y algunos de los familiares del difunto. Despegamos hacia Arauca que limitaba con nuestro hermano país de Venezuela. Siempre que observaba las selvas del otro lado del río en territorio Venezolano, me parecían diferentes, pues era el país que me había visto nacer y eso me traía sentimientos de nostalgia.

Durante el vuelo el capitán continuó con el interrogatorio del chequeo y trataba de hacerme trampa apagando interruptores sin que yo me diera cuenta, pero con una sonrisa le respondía que revisara si el interruptor estaba apagado.

Mientras que sobrevolábamos el pueblo de Arauca pensaba cuantas historias interesantes podrían tener estas gentes que están justo en la frontera de dos países. Al ver este pueblo rodeado de selvas imaginaba que muchos podrían sentir que no eran ni de aquí ni de allá sino de su pueblo como si este fuera su país.

Regresamos a Yopal y después de desembarcar a los pasajeros vi algo que no había visto en mucho tiempo y era ver como desmontaban y sacaban los asientos de atrás en la cabina de pasajeros para así poder acomodar el féretro. Solemnemente los familiares y algunos ayudantes trajeron el ataúd y lo acomodaron dentro del avión.

Luego subieron y se sentaron en los puestos de adelante. Eran los últimos pasajeros que yo iba a volar en Colombia… hasta quien sabe cuando. Nunca pensé que iba a llevar un muerto a bordo pero ahora se que este fue el mensaje subliminal del universo para mi despedida de Aerotaca. Era el mensaje de la muerte. Un vuelo sin regreso...

Continuará...


sábado, 13 de noviembre de 2010

SECUESTRO (3a parte)


Mientras tanto en Bogotá todos nos enterábamos del secuestro por los periódicos y los noticieros de los canales locales (Aerotaca 1992). Para mi sorpresa me llamaron a continuar volando.
Estaba esperando que el capitán me asignara un vuelo para el chequeo pero al no tener dos de los tripulantes me necesitaba ahora más que nunca y solo se limitó a decir que mi chequeo estaba pendiente.

Durante ese mes fue una de las épocas de mi vida que mas volé… gracias a Dios.
Más o menos a la semana de ellos haber sido secuestrados pasó algo muy interesante.

Venía con el capitán Salamanca de regreso de un vuelo y me dijo que en la capilla del aeropuerto se iba a oficiar una misa en plegaria por los secuestrados del vuelo de Aerotaca.

Me sentí extraño de verme a mi mismo con el capitán entrando a la capilla con nuestros uniformes de piloto. Era algo surreal y por primera vez lo veía mirando al frente hacia el Altar en actitud de reflexión.

Pasaron los días y por mi propia iniciativa quise ir a visitar a los padres de mi amiga secuestrada.

Cuando llegué me saludó su madre y el futuro esposo de Aída Luz. Su madre me llevó a su cuarto y me mostró el vestido de bodas todavía en su cama pues el día del secuestro estaba cercano ya a su boda.

El ambiente era casi de un velorio. Se sabía que muchos secuestrados o no sobrevivian o eran asesinados. Le di a ella una voz de esperanza, lo mismo al novio y me despedi.

Varios días después fui a la oficina de la compañía para pedirle al capitán Salamanca que me dejara el día siguiente libre pues estaba con gripa y fiebre. Vi que estaba con el capitán “mala clase” escuchando la radio en espera de alguna noticia sobre el secuestro. Parecían encerrados en una constante obsesión y miedo por lo que pudiese suceder.

Cuando los interrumpí y le comenté sobre mi enfermedad me dijo con sarcasmo – !Ah! !Ahora usted nos esta sacando las uñas! !Justo ahora con todo lo que esta pasando! ! Haga lo que se le de la gana! – Me fui con cierto malestar pensando en que me fuera a echar por inoportuno pues era justo ahora cuando más me necesitaban.

De pronto otro milagro comenzaba a tejerse. El sacerdote que iba a casarlos decidió hacer una entrevista especial televisada desde la casa de Aída Luz a modo que sirviera como mensaje para los guerrilleros.

Llevaron la cámara hasta el cuarto de Aída Luz y el sacerdote mostrando el vestido de novia decía algo así: – Señores de la guerrilla, miren, la señorita Aída Luz estaba a punto de casarse el día de su secuestro. Yo iba a oficiar la ceremonia. Por la bondad de Cristo nuestro Señor, apiádense de ella y libérenla. Todos aquí la estamos esperando en especial su novio que siempre esta pendiente de ella. Espero que llegue a ustedes este mensaje y que ustedes recapaciten y la devuelvan sana y salva… –

La verdad cuando vi la entrevista por la televisión se me hizo algo graciosa y bastante ingenua al estar dirigida a uno de los grupos más sanguinarios y terroristas del mundo como lo eran estos guerrilleros. Pero parece ser según lo que supe que esta fue la chispa que por intermedio de este sacerdote empezó a desencadenar un milagro.

No se exactamente como sucedió pero los guerrilleros, después de más de un mes de mantenerlos en cautiverio decidieron dejarlos ir.

La liberación creó conmoción y alegría por todos lados. Me enteré precisamente en pleno vuelo hacia los llanos. Escuché que el capitán Muñoz recibía la noticia por la frecuencia interna de la compañía. Después de que lograron protección del Ejército y la Fuerza Aérea fueron en uno de los Twin de la compañía a la pista clandestina a recoger el otro avión que estaba todavía bajo los arbustos. Mandaron otro vuelo especial para recoger a la tripulación y a los pasajeros en un lugar cerca de donde los habían liberado.

Varios días después preparando el avión en la rampa para un vuelo en la mañana vi que al lado de otro avión de la compañía estaban hablando dos personas vestidas de civil con varios pilotos. Me acerqué para ver de quienes se trataban.

No los había reconocido. Eran Aída Luz y el capitán Buitrago que estaban de regreso en la compañía!

Aída Luz la había conocido más bien gordita y había adelgazado tanto que parecía una reina de belleza. El capitán que antes estaba también gordito ahora parecía un joven muchacho. Era como recibir a dos personas totalmente diferentes que trataban con su conversación volver a un mundo al que antes pertenecían.

Aquel día al regresar del vuelo entré por la puerta del terminal de vuelos nacionales del aeropuerto y tuve la oportunidad de verlos de nuevo reunidos en unas sillas de la sala de espera y esta vez con el muchacho observador que me iba a suplantar. Me acerqué los saludé y podía escuchar algunas versiones sobre lo que les había sucedido durante el secuestro. Escuchaba que les había dado muy duro esas eternas caminatas pero al  muchacho observador parecía no haberle importado mucho. Tenía mas bien una actitud positiva acerca de todo lo ocurrido.

Segui volando por varios días más hasta que el capitán Salamanca me asignó en el itinerario mi dia de chequeo. Volví a prepararme y a estudiar pero nada me preparó en realidad para lo que venía después de este vuelo.

Estas letras las dedico también a Aída Luz Rodriguez quien me apoyó con sus consejos y preparación teórica durante mi proceso en Aerotaca. Y a Dios le doy gracias que a pesar de su trauma ella sobrevivió a esta gran prueba de su vida.

Aproximación a Arauca en los llanos orientales que limitan con Venezuela. (Foto cortesía de Airliners.net)

viernes, 12 de noviembre de 2010

SECUESTRO (2a parte)


Los informantes continuaron contándole el plan de los secuestradores al capitán. (Aerotaca, 1992) Ellos, después de aterrizar en esta pista secreta, nos iban a llevar a todos a un sitio cercano para torturar y fusilar a los que tenían que ver con el ejercito empezando con el mismo capitán Salamanca para después llevarse a los restantes pasajeros como rehenes a un campamento guerrillero en la selva.

Mientras tanto otros guerrilleros esperarían en esta pista por un avión que los abasteciera de combustible para usar el avión como transporte de armas y droga. Si mataban al capitán por haber pertenecido al ejercito, los guerrilleros podrían pensar que el copiloto también sería del ejercito y tendría ahí mi sentencia de muerte.

No sabía que tal vez ese día estaba mi angelito salvándome de morir ajusticiado por la guerrilla. El capitán al enterarse de este macabro plan decidió cambiar la tripulación de este vuelo. Irían a bordo el capitán Buitrago y mi compañera Aída Luz Rodriguez como copiloto.

Por esa época ella era de las pocas mujeres piloto de Colombia. Ella era muy amiga de Tatiana Bonilla mi ex compañera de Avianca y vivieron vidas muy similares en la aviación. Sucedió también otra coincidencia. El muchacho al que querían darle mi puesto le asignaron este vuelo para que fuera de observador. Desafortunadamente eran malas noticias para él… pero buenas para mi.

El vuelo despegó de Bogotá sin problemas sin que nadie sospechara los virajes que iba a dar el destino. Llegaron a Yopal, dejaron a los pasajeros que se quedaban y se prepararon para continuar a Arauca. Entre los pasajeros que subían para Arauca habían tres guerrilleros entre ellos uno que tenía entrenamiento básico de piloto. Levantaron vuelo y a los pocos minutos los guerrilleros tomaron secuestrado el avión.

Fueron a la cabina, anunciaron que el vuelo estaba secuestrado y le dijeron al capitán que pasara atrás del avión. Aída Luz siguió volando el avión y el guerrillero piloto se sentó en el puesto del capitán. Le dieron un rumbo para que volara hacia una pista clandestina que ellos tenían ya situada más adentro de los llanos.

Aída Luz al saber que iban a aterrizar en una pista en malas condiciones le dijo al guerrillero que ella era nueva en la empresa y que no tenía experiencia para aterrizar en una pista así. Aunque no era cierto, lo que ella quería era lograr traer al capitán de regreso a la cabina pues temía por su vida. El guerrillero aceptó y trajo al capitán Buitrago de regreso a su puesto.

Llegaron a la pista clandestina la cual era prácticamente una trocha o camino de mulas. Afortunadamente la experiencia del capitán y la maravilla del Twin Otter lograron un buen aterrizaje en este potrero. Los guerrilleros hicieron bajar a todos. Se dieron cuenta que el capitán Salamanca había cambiado la tripulación, pero entre los pasajeros tristemente venían tres jóvenes militares de regreso de descanso a sus casas. Los guerrilleros se los llevaron a otro sitio aislado, los torturaron y los asesinaron.

Esto bajó la moral de los pasajeros y los pilotos. Estuvieron esperando un tiempo el avión que los venía a abastecer de combustible para el Twin Otter y de víveres para continuar hacia el campamento. El capitán Salamanca apenas supo que el avión fue secuestrado dió la alerta a las autoridades y a la fuerza aérea. Debido a esto el avión que les llevaba abastecimiento se dio cuenta que aviones de la fuerza aérea estaban sobrevolando la zona y decidió no aterrizar. Los guerrilleros decidieron esconder el Twin con ramas y arbustos y salir de inmediato hacia el campamento.

Según lo que logré escuchar ellos estuvieron la mayoría del tiempo caminando entre inmensas fincas por bosques y pastizales de los llanos por casi un mes. Solo se detenían un par de veces al día para preparar algo de comer, descansaban un poco y enseguida volvían a iniciar la caminata hasta que les cogía la noche y volvían a parar para armar un improvisado campamento y dormir. A la madrugada se levantaban e iniciaban otra vez su camino llano adentro.

Continuará...

jueves, 11 de noviembre de 2010

SECUESTRO


Un día bajando del Twin Otter de Aerotaca  en la rampa de El Dorado en Bogotá (1992) vi que venía a mi encuentro Javier Salamanca mi excompañero de Avianca y hermano del jefe de operaciones de la empresa.

Se me hacía bastante extraño verlo ahi. Tal vez había venido a ver a su hermano a la oficina y después pasaba a saludarme. Pero en mi ingenuidad ignoraba que se trataba del primer paso para mi despedida. El tenía en Avianca a un capitán amigo que necesitaba que su hijo entrara a volar en alguna empresa mientras se iniciaba un curso en Avianca.

La solución era entrar a Aerotaca. Pero para mantener el mismo número de empleados ellos tenían que sacar a algún copiloto. Como yo era el más nuevo yo era el candidato para dejarle el puesto libre a este muchacho. Mis días estaban contados. Pero ninguno de nosotros imaginaba de que forma iban a estar contados.

Javier se acercó con el rostro serio y me saludó. Me dijo que había recibido malos reportes de los capitanes que habían volado conmigo y que si seguía así no iban a tener más remedio que sacarme de la compañía. Le dije que estaba haciendo lo mejor que podía y que sentía que estaba ya volando mucho mejor por la experiencia que había adquirido.

Pero al parecer esto que le dije fueron palabras que se perdieron en el aire. Sentí un nudo en la garganta y sentía como si todos los capitanes hubiesen hecho un complot en mi contra. Pero la realidad era otra, necesitaban mi puesto para favorecer así a su amigo. Era el sistema que se vivía en el medio de la aviación el cual yo nunca pude enfrentar.

Pienso que inconscientemente me negaba rotundamente a ser un “chupa medias”, adulador, hipócrita o lo que es lo mismo alguien que busca favoritismos e intrigas para mantenerse en una empresa. Teniendo ya las antiguas experiencias de las otras empresas preferí resignarme a lo que el destino me brindara.

Llegó el día en que el capitán Salamanca me asignó el día de mi chequeo final para así saber si seguiría en la empresa. Como él era el jefe de pilotos el chequeo iba a ser con él. Teoricamente el chequeo sería la excusa perfecta para sacarme de la empresa pero aquel día el destino nos tenía muchas sorpresas… sorpresas que nadie imaginaba.

Las noches anteriores, cuando llegaba bien cansado de vuelo antes de irme a dormir me sentaba a estudiar el manual del avión y a repasar todos los procedimientos. Para mi, pasar mi chequeo en Aerotaca y que me dejaran continuar volando, significaba lograr mi sueño de quedarme a vivir definitivamente en Colombia trabajando como piloto.

Era la madrugada del 16 de Mayo de 1992 .A eso de las cuatro de la mañana empecé a preparar el avión para mi chequeo. Vi con sorpresa que llegó el secretario de la empresa y me dijo que el vuelo no era ese dia. Pensé que estaba equivocado pues vi al capitán Salamanca cerca en la rampa hablando con otras personas.

Me acerqué y le pregunté – Perdón capitán, tenemos el chequeo hoy, no es así? – Y me respondió que lo había cambiado para otro día. El secretario se disculpó con el capitán porque no había logrado contactarme a tiempo para evitar que yo fuera ese día.

Sentí un poco de alivio pues así podría seguir estudiando un poco más y me fui tranquilo para mi apartamento. Lo que no sabía es que a mi alrededor estaban sucediendo muchas cosas que solo meses después vine a descubrir. El rezo de mi querida llanerita empezaba a tomar forma y a conjugarse con un gran milagro que provenía del más allá.

Las personas con quien el capitán hablaba eran informantes secretos infiltrados en la guerrilla que lo conocían desde que él había estado en el ejército. Le estaban informando que justo ese día los guerrilleros planeaban secuestrar nuestro vuelo cuando saliéramos de Yopal para Arauca y llevarnos a una pista secreta en la selva de los llanos.

Continuará...

El avión secuestrado,  HK-2760. (Cortesía de Aviacol.net)