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sábado, 26 de marzo de 2011

LAS HISTORIAS DE ROBERTO CONTI (21a parte)

DE PATAGONIA CON AMOR (Continuación)


Después de habernos amado intensamente seguíamos gimiendo de placer y llenándonos de caricias. Luego nos pusimos a conversar un rato y nos servimos una copa de whiskey observando la chimenea. Me dijo - Roberto, si deseas estropear el whiskey le pones hielo y arruinas el sabor. Los americanos inventaron el “On the rocks” pero mis primos de Escocia me enseñaron a tomarlo a temperatura ambiente. –

Y le dije - No importa como lo tome lo importante es estar a tu lado... me gustas mucho. – Luego Solange rozó mi espalda con sus senos y sentí de nuevo esa cálida sensación del deseo. Me viré boca arriba y ella se colocó encima de mí. Me miraba a los ojos y sonreía. Empecé a acariciarla y a gozar de su calor.

Ya estábamos entrando en nuestro mejor momento cuando de pronto un ensordecedor estruendo sacudió la cabaña. Del susto Solange me abrazó fuertemente - ¡Roberto por Dios que fue eso! – El espantoso ruido se alejó y enseguida mi oído de piloto reconoció el sonido de los motores de un avión.

Rápidamente me puse los pantalones y salí. Aunque era casi la media noche el verano austral brindaba todavía bastante claridad y pude ver la silueta de un bimotor que volaba muy bajo y viraba para acercarse otra vez.







En solo segundos y a solo diez metros pasó otra vez rasante un plateado Beechcraft B-18 haciendo retumbar hasta el piso. Fijé rápidamente la vista en el parabrisas derecho y pude ver una cara contraída de rabia mostrando un puño sobre su cabeza.

Enseguida grité con toda mi furia. – ¡Josdeputaaaa! – Luego el avión desapareció entre unas colinas moviendo sus alas de lado a lado. Extrañamente ese era un saludo amigable entre pilotos. Entré a la cabaña, abracé a Solange que estaba todavía muy asustada y le dije. – Era un avión y pude ver a alguien bastante enojado por la ventanilla. – Ella se quedó pensando y me dijo, - ¿Era un avión plateado con dos timones en la cola y con dos motores? – . – Si, era uno así. –

Solange puso una cara de rabia que nunca había visto en ella. – Ya se quien es...¡El idiota y engreído del Ernesto! El avión es de Marcelo Bianchi un hacendado muy rico que también tiene negocios con mi padre. Espera a que agarre a ese imbecil ¡No lo soporto! Solo el se ríe de sus propios chistes. Pero esta escena de celos le va a salir muy cara.–

En efecto le iba a salir cara. Precisamente al medio día Ernesto había pasado por Dos Laguitos y se había enterado de que Solange y yo habíamos salido a la cabaña. Lleno de celos le insinuó a Jim que iba a buscarla pero Jim sacó su escopeta, dio un disparo al aire y se interpuso en su camino cerrando el portón de salida en esa dirección. Escupió al piso y le gritó, - ¡Avanzas un “metrou” más y te vuelo los neumáticos! Ten cuidado “gai” esta es mi casa y nadie va a estar siguiendo a mi hija ¡Nadie! Ella no tiene ningún compromiso contigo “pendejou”. –

Ernesto se devolvió y tomó camino hacia la hacienda de Bianchi. Llegó frenando fuerte y levantando una polvareda. – ¡Marcelo! - Le grita Ernesto. – ¿Sabes lo que ha hecho tu vecinita Solange? Se ha ido a pasar la noche en la cabaña con el tenientito ese que cayó por aquí. ¿Qué te parece? Ella esta saliendo conmigo y no tiene que andar con el “nene” ese. Ella necesita un hombre como yo. –

Marcelo se queda mirándolo y le dice, - ¿Y para que me cuentas eso? Ella es ya mayor y saldrá con quien se le pegue la gana ¿No? Lo que estas es celoso ¡ja, ja! – Pero Ernesto le responde, - Quiero que vayamos en tu avión y sobrevolemos bajo sobre la cabaña para dañarles la noche. – .
 –¿Tu estas loco? Mi avión no está a tu disposición, es caro volarlo y solo lo uso para las necesidades de la hacienda. –. – Esta bien Marcelo yo te pago por el vuelo y me lo descuentas del contrato de las casas nuevas. –.

 – Pero soy amigo de Jim y no quiero problemas con él. –. – Vamos Marcelo, el sabe que tu a veces haces vuelos rasantes. – . – Marcelo se sonrió y pensó - Este vuelo te va a salir más caro de lo que te imaginas, je,je. –

Continuará...

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