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martes, 15 de julio de 2014

Las historias de Roberto Sanmartín (4a parte)

Esta es la cuarta historia que nos brinda Roberto Sanmartín y de verdad que me hizo reír mientras la leía. Verdaderas historias de antaño de nuestra aerolínea colombiana Avianca. Disfrútenla!

“¡Por favor, díganle al piloto que no más!”

Poco faltó para que estas fueran las últimas palabras de un fotógrafo a bordo de un avión.
He aquí la historia:
La fecha realmente no tiene importancia pero estando próxima a recibir el primero de sus Boeing 707-359B, Avianca con la asistencia de instructores de Pan Am había programado una serie de vuelos de chequeo para los comandantes que iban a estar al mando de esos aviones.

La Jefatura de Propaganda de Avianca consideró conveniente que algún personal de la agencia de publicidad que en ese entonces manejaba su cuenta estuviera presente en uno de esos vuelos que estaba programado para dos días después y nos recomendaban a quienes fuéramos a ir en él que como no sería un vuelo en condiciones normales, deberíamos tomar previamente algo contra el mareo.

De inmediato me puse en contacto con un conocido fotógrafo y con el camarógrafo de El Mundo al Vuelo para que fuéramos junto con una periodista, a documentar la nota correspondiente; cuando le dije al fotógrafo sobre la recomendación de tomar algo para el mareo su respuesta fue algo pretenciosa: “Gracias Roberto, pero no hay necesidad, yo tengo mucha experiencia en ese tipo de filmaciones, he volado mucho y en realidad no es necesario”.

Seis y treinta de la mañana, plataforma de Eldorado; es una de esas bellas mañanas típicas de la Sabana, fresca, despejada y llena de sol. Al pie de la escalerilla de uno de los 720-B de Avianca estamos unas catorce personas: los instructores de Pan American, los comandantes que van a ser chequeados, el Jefe de Propaganda de Avianca, la periodista, el fotógrafo, el camarógrafo y el suscrito.

      720-B COCKPIT CHECK LIST. “Fuel Boost Pumps” .. Four OK.

Minutos después nos encontramos a buena altura y volando apartados de cualquier aerovía para no poner en riesgo la seguridad de la aeronave o la de cualquier otro avión.
Comienza el baile.

Veo que cámara en mano, en la puerta de la cabina de mando nuestro fotógrafo está registrando la acción desarrollada por los pilotos quienes en ese preciso momento ejecutan la primera de una de las muchas maniobras programadas para ese vuelo: Virajes escarpados, 45 grados de banqueo, cambio de rumbo de 360 o 180 grados, configuraciones de aterrizaje con full flaps y tren abajo, en fin toda clase de maniobras que generan muchos Ges y que nos dejaban a todos clavados en nuestras sillas sin poder ni siquiera levantar una mano.

Aquello fue tristemente gracioso: El hombre que no necesitaba pastillas contra el mareo, como en las tiras cómicas, se fue decolorando rápidamente de arriba abajo hasta quedar blanco como un papel. Entre maniobra y maniobra veo que el hombre está muy mal, luce demacrado y con la mirada perdida y no es que esté mareado, lo que está es aterrorizado!

Le tomo del brazo, le siento en una de las sillas y le abrocho el cinturón de seguridad; las maniobras continúan y con cada una de ellas la situación del fotógrafo empeora. Le aflojo camisa y corbata y le coloco una máscara de oxígeno. Exánime y balbuciente alcanza a decir: “¡Por favor, díganle al piloto que no más!”

Para no hacer el cuento más largo, esta historia tuvo un final feliz para el fotógrafo y bastante costoso para la compañía: El comandante y los instructores decidieron interrumpir el chequeo y regresar a Eldorado para dejar a nuestro fotógrafo en tierra. 

A eso de las diez de la mañana, los que habíamos tomado Dramamine, estábamos nuevamente en el aire pegados a las sillas gracias a las fuerzas G.
Ocasionalmente me encuentro con nuestro personaje y así hayan pasado muchos años, francamente no puedo resistir la tentación de invitarlo a volar.
No se por qué, pero creo que me mira mal.

Roberto Sanmartín.


“¡Por favor, díganle al piloto que no más!”

lunes, 16 de junio de 2014

PROCESO EN SATENA



Mientras me encontraba trabajando en la oficina de Amerijet Colombia en el edificio de LAS me reencontré con el ingeniero jefe de mantenimiento en LAS y me dijo para mi gran sorpresa que me podía ayudar a entrar en SATENA (Servicios Aéreos a Territorios Nacionales). Desde años atrás esta aerolínea estaba entre mis preferidas por ese tipo de aviación a pueblos que se encuentran retirados de las grandes ciudades.

Esta compañía es originalmente una especie de híbrido entre Fuerza Aérea y aerolínea del gobierno. Con el tiempo empezó a operar de lleno comercialmente. Para que siga cumpliendo con su razón social esta aerolínea debe volar a pueblos en Colombia donde otras no vuelen para así proveer servicio aéreo a estas poblaciones. Estos son algunos de los aviones que operaban en el 2012 cuando apliqué para la posición de copiloto:

Dornier 328

ATR 42-500


Embraer ERJ -145


Embraer ERJ- 170 LR

Le pedí cita a mi amigo ingeniero en su oficina de LAS. De nuevo me invitó a cafecito y estuvimos hablando unos minutos. De pronto me emocioné cuando hizo una llamada al jefe de pilotos de SATENA pues él había sido viejo amigo desde su servicio militar. Después de que hablaron un rato me mandó a decir que llevara mi hoja de vida a las oficinas de SATENA pues ellos próximamente iban a hacer un curso para nuevos copilotos. No podía creerlo! Se me presentaba así una nueva oportunidad en mi carrera de aviación en Colombia.

Fui a entregar mi hoja de vida pero me dijeron que ya era tarde pues ya tenían el curso completo. Yo supuse que era la antigua treta de filtrar gente sin palanca o "vara" como dicen en otros países. Entonces dejé escrito los nombres del ingeniero y su contacto en SATENA encima del sobre con la esperanza de que lo tuvieran en cuenta. Pues para mi sorpresa funcionó y al siguiente día me llamaron y me dijeron que en dos días debía presentarme para exámenes escritos preliminares. Dos días! Tenía dos días para repasar todo lo que venía estudiando!

Me tocó pedirle permiso a mi hermano para faltar esos días para así poder estudiar fuertemente. Llegó el día del examen y pude ver a todos los candidatos y candidatas algunos con cara de preocupación y otros más bien tranquilos. Me sentí bien en el examen y supe que había valido la pena todas esas horas de estudio. En efecto me llamaron a los dos días para continuar con entrevistas y exámenes médicos. Un par de días después gran sorpresa, llegó otra llamada donde me confirmaban que había sido seleccionado para el siguiente curso para copilotos! El corazón se me quería salir del pecho!! Al colgar la llamada me puse a brincar de la dicha y las compañeras de la oficina brincaron conmigo también… estaba feliz! No importaba que seguía después se me había cumplido un sueño, lograr entrar a curso en una empresa de aviación en Colombia! Yeheeee! Fui ese mismo dia a agradecerle a mi amigo ingeniero de LAS.

Llegó el gran día y nos reunieron a los elegidos en un salón de la compañía y nos dieron la inducción a la compañía con varias presentaciones a cargo de algunos oficiales de la Fuerza Aérea y varios instructores de tierra y de vuelo. Me gocé cada instante de estas presentaciones pues fueron muy enriquecedoras.

Luego iniciamos el curso en si del avión. El avión asignado a nosotros sería el ATR-42 y el 72. Todos los días nos hacían exámenes y recuerdo que un día dude de una pregunta y me temblaba la mano de la angustia de llegar a perder un examen. Quería a como diera lugar pasar el curso de tierra.


En clase de sistemas.

Nuestra instructora era capitán del ATR
 
Posando con el ERJ

Estudiando en el avión.

El poderoso motor del ATR 72

En clase con las auxiliares de vuelo instructoras
 en la cabina de pasajeros del ATR 72

Posando al frente del ATR 72 despues de acabar la clase.

Uno de los exámenes lo perdí y me tocó hacer examen de recuperación y afortunadamente lo pase acompañado de un 100 en el examen de las listas de emergencia de memoria con todo y felicitación del instructor. Tuvimos también el curso "ditching" en la piscina del club militar donde hicimos todos los simulacros de emergencia en caso de amarizaje. Vinieron recuerdos de cuando estuve de auxiliar en Falcon Air Express en Miami. Nos divertimos cantidades!

Después de los exámenes finales vino un largo silencio de parte de las directivas y muchos no sabíamos si habíamos sido elegidos o no para continuar al simulador. Después de mucho insistir supe que si había pasado el curso pero que a muchos nos tenían en espera para cuando nos necesitaran.

Poco a poco la dicha se convirtió en frustración pues supimos que solo 5 de 30 los habían mandado al simulador. Luego unos tres más lograron ir al simulador al ofrecer ellos mismos pagar una alta suma en efectivo por el entrenamiento del simulador que sería en España.

Claramente me había quedado por fuera. Pero me quedó la satisfacción de haber estado en este magnífico curso y haberlo intentado con todo lo que yo tenía de mí.

Cada vez que veo sus aviones despegando del aeropuerto El Dorado me digo "Casi lo logro!!"

Gracias SATENA por esta oportunidad. Gracias Dios mío por esta gran experiencia!


jueves, 12 de junio de 2014

VOLANDO EN LA VALVANERA


La Virgen de la Valvanera se encuentra en una bella iglesia en una colina al frente de la población de Chía al norte de Bogotá en Colombia. Detrás de esta colina esta la montaña que usábamos los pilotos de vuelo en cometa para sostenernos en las corrientes ascendentes cuando teníamos viento predominante del este y a veces cuando se invierte del oeste. En la colina donde se encuentra la capilla antiguamente habían volado los pioneros del vuelo en cometa pero pronto se aventuraron a volar más alto. En mis inicios en el aeromodelismo volé algunos aeromodelos cerca de esta capilla.
Cuando llegué a Bogotá en el 2011 le propuse a mi hijo Andrés Felipe que fuéramos a esta capilla a volar nuestros planeadores el Charlotte y el Lady. Andrés se entusiasmó y también invitamos a su mami Ángela y a su novia Marinella. Invitamos también a nuestro viejo amigo de aventuras aéreas Edgar Hazbón para encontrarnos en la montaña. Iniciamos así una bella aventura digna de recordar.
Preparamos los planeadores con varios días de anterioridad. Andrés tenía una mini cámara digital y la preparamos para montarla en mi planeador y así grabar el vuelo.

Tomamos un bus hasta Chía con todos nuestros cacharros. Luego caminamos hasta la base de la colina y subimos una larga escalinata que nos llevaría hasta la iglesia.


Subiendo por las escalinatas hacia la iglesia.



Llegamos cansados por la fuerte subida y aprovechamos a tomarnos fotos al frente de esta bella iglesia.



Pipe posando ante la majestuosa vista de la población de Chia.



Pipe ensamblando el estabilizador del planeador Lady.



Preparando la Lady. Al Fondo se alcanza a ver Bogotá



En un descuido una niña tambien llamada Lady pisó el ala de la Lady sin haber forma inmediata de repararla. Que frustración!



Preparando el Charlotte.

Debido al daño en el Lady decidimos volar solo el Charlotte y le montamos la camara para asi hacer un video con tomas de la iglesia desde el aire. Numca me imaginé lo hermoso que iba a quedar este video. Al sentir el viento constante sabía que había suficiente ascendente y por orgullo quería que este vuelo fuera completamente sin motor. El problema que tenia en el despegue eran los arboles al frente. Busqué asi un sitio para despegar mas adelante de los arboles. El despegue fue limpio y sin necesidad de motor. Fue un inicio perfecto!


El Charlotte en pleno vuelo y al fondo la iglesia.

Durante el vuelo traté varias veces de enfilar hacia la iglesia para así poder hacer buenas tomas con la cámara abordo. Me sentía realizado volando en este sitio!

Después de casi una hora de vuelo me metí en los arbustos para así buscar un sitio de aterrizaje. Encontré un arbusto lo suficientemente "acolchonado" y después de varios sobrepasos logré aterrizarlo ahi.  Justo en ese momento llegó mi amigo Edgar Hazbón y fue muy emocionante el reencuentro después de varios años de no habernos visto desde nuestro vuelo en su  parapente dobles. 



Reencuentro con Edgar Hazbón y el Charlotte ya aterrizado..
Después Edgar nos llevó a su casa en Chía en su pequeño campero que mantiene todavía los soporte para llevar las cometas que antiguamente volábamos por estos lados. Nos divertimos mucho con las ocurrencias de Edgar del cual le he heredado mucho de su humor. Comentábamos y nos reíamos que al llegar a Colombia y haber estado unos 20 años por fuera había encontrado palabras nuevas como, "Veci", ahora todos éramos vecinos! Tambien las palabras Transmilenio (sistema de transporte de Bogotá), alimentador (bus que recoge y lleva pasajeros a la central de los buses), portal (central de buses), estrato (estrato socioeconómico), parce (de los antiguos trabajadores de parcelas en el campo), pico y placa (horario para los días en que deben transitar los carros) y muchos otros términos que no se escuchaban en otras épocas. 
Estaba feliz de compartir otra salida a volar con mi hijo y mi amigo Edgar rodeado de estos bellos paisajes de la sabana de Bogotá. Espero volver pronto a volar por aquí!

Este es el link del hermoso video que editó mi hijo Andrés Felipe del vuelo y las tomas aéreas de la iglesia de la Valvanera con un bello tema musical:

https://www.youtube.com/watch?v=aFUREuLAe-o 


lunes, 9 de junio de 2014

AMERIJET COLOMBIA



Afortunadamente mi hermano Felipe Madrigal me consiguió trabajo en su oficina de Amerijet en Bogotá cuando llegué en Julio del 2011. Él es el representante en Colombia de la aerolínea de carga norteamericana Amerijet International que tiene base en Miami. Aunque los aviones de esta empresa no vuelan a Colombia, básicamente él lleva la carga desde Colombia a Miami con otras aerolíneas y la transporta desde Miami a otros destinos usando los aviones de Amerijet.

Mi trabajo consistía en asistir en las tareas de la oficina, mensajería y llamadas internacionales en inglés. Esto me dio la base que necesitaba para así actualizar mis licencias de piloto en Colombia y así poder aplicar a las aerolíneas locales. Mientras trabajaba en la oficina tuve la oportunidad de visitar varias veces las instalaciones del nuevo terminal de carga del aeropuerto El Dorado. Todos estos edificios nuevos y modernos me recordaban el terminal de carga de Miami. Los aviones que tiene Amerijet son los B-727 y los B-767.



B-727 carguero aterrizando en una de las islas del Caribe.

B-767 carguero de Amerijet.

La oficina de Amerijet Colombia queda actualmente (2011) en el edificio de LAS (Líneas Aéreas Suramericanas) que también maneja carga aérea. Yo iba a desayunar y también a almorzar a un restaurante que quedaba al frente en un hangar donde antiguamente era la base de la empresa Intercontinental. Para mi sorpresa pude ver lo que quedaba allí de varios de sus antiguos jets DC-9 y de la compañía COSMOS de carga. Estos aviones eran mis adornos en vivo para mi mesa en el restaurante!

DC-9 de Intercontinental


B-727 de carga de COSMOS. 

B-727 de Servientrega. Le decian "La Iguana".


Terminal de carga donde tarde en la noche debia llevar documentos.

Visitando la rampa de LAS.

Un día en el restaurante me llevé tremenda sorpresa al reconocer a una persona que había sido protagonista en mi pasado proceso en Avianca hacía ya unos 24 años atrás. Se trataba del ingeniero de vuelo que había estado en mi chequeo y quien prácticamente se encargó de que me sacaran de Avianca. Sentía que los fantasmas de mi pasado volvían al presente. Que sensación más extraña. Pues con esto venían más sorpresas.

Un día al frente de la oficina reconocí a un amigo de viejas tertulias literarias en los EU que coincidencialmente trabajaba con Avianca y por triple coincidencia ahora trabajaba en LAS. Nos saludamos muy efusivamente y me dijo que me iba a presentar a su jefe de LAS y que él podría ser un buen contacto para presentarme como copiloto a LAS. Al siguiente día me lo presentó y oh sorpresa otra coincidencia más! El mismo ingeniero que me había echado de Avianca! No podía creerlo!

Nos saludamos pero él no me reconoció y muy diplomáticamente le conté que él había sido instructor mío en Avianca hacía ya unos 24 años y que no había pasado el simulador, pero no le conté más detalles rogando a Dios de que no se acordara y así fue. Lo interesante es que este ingeniero se sintió muy bien conmigo y me invitó a su oficina en LAS. Me atendió muy bien y me ofreció cafecito. Charlamos un rato y me ofreció un trabajito extra para traducir los manuales de mantenimiento del B-727 de LAS ya que yo había tenido previa experiencia con este avión en Avianca. Me sentí muy emocionado de ver como la vida me estaba dando estas sorpresas y de ver como quien antiguamente me había echado de Avianca ahora me estaba dando la mano en LAS! Y así tuve un trabajito extra que me ayudó con mis gastos.

Al mismo tiempo hacia mis diligencias en la Aeronáutica Civil para actualizar mis licencias y validar las horas que había hecho en los EU. Pero volví a encontrarme con otro fantasma del pasado, la burocracia colombiana encontrando muchos tropiezos para lograrlo. Por fin después de unos cuatro meses y muchas visitas a rogarles a los encargados logré de nuevo tener en mi poder mi licencia colombiana y mis horas de vuelo actualizadas. Supe después que varios de los encargados de procesar las licencias enfrentaron cargos y cárcel por ofrecer licencias a pilotos sin horas suficientes a cambio de unos milloncitos.
Ya con mi licencia actualizada empecé feliz a pasar mi hoja de vida a todas las aerolíneas de Colombia. Empezaba así una nueva aventura en la aviación en Colombia después de tanto tiempo por fuera del país. 
Fui donde el ingeniero de LAS a pasar mi hoja de vida para copiloto del B-727 pero me dijo que no estaban recibiendo pilotos pues habían bajado los vuelos. La dejé de todas formas con la esperanza de alguna futura oportunidad. 

Un día, mi amigo ingeniero, llegó por sorpresa a la oficina de Amerijet  y sin yo haberle dicho nada me dijo que él me podía ayudar, no en LAS, sino en SATENA (Servicios Aéreos a Territorios Nacionales.). Yo me quedé sin respiración en ese momento al  recibir tan agradable sorpresa! Desde mucho tiempo atrás me había soñado con poder volar en SATENA, no solo por sus aviones sino porque volaban a pueblos adentro en los territorios alejados de la capital. Esa aviación siempre me había gustado! Y a partir de aquí comienza otra historia.


Mi hermano Felipe Madrigal

lunes, 12 de mayo de 2014

Las historias de Roberto Sanmartín (3a parte)



EL HOMBRE QUE TENÍA UNA CITA CON LOS EXTRATERRESTRES


Cuando a la limón con mi amiga Carmen Sofía Ribero redactábamos el periódico AEROMUNDO AVIANCA IN-FORMA, tuve la oportunidad de entrevistar a muchos personajes de la empresa: presidentes, vicepresidentes, directores, secretarias, instructores, auxiliares de vuelo, mecánicos, conductores, personal de reservas y del correo aéreo, cocineros, etc.; pero indudablemente las estrellas del espectáculo, los preferidos, siempre eran los comandantes y en especial si estos pertenecían al grupo de los que llamábamos las “vacas sagradas” que eran aquellos a quienes les había tocado vivir la histórica transición de la hélice al jet.

Personalmente he creído que una persona que por razón de su oficio hoy está en Nueva York, mañana en Buenos Aires, pasado mañana en Los Ángeles y dentro de una semana bien puede estar en Frankfurt, en Madrid, París, Hong Kong, Singapur o Tokio, siempre presionada por la responsabilidad de llevar en cada vuelo cientos de personas que confían plenamente en su idoneidad, pericia y conocimientos, además del permanente sometimiento a las negativas consecuencias del jet lag, tiene que ser una persona muy diferente.
Y bien diferente fue uno de los comandantes a quien tuve ocasión de entrevistar en su casa en las afueras de Bogotá.

“Si señor, siga y siéntese que ya le aviso al capitán” me dice la empleada que me abrió la puerta. Al fondo suenan las notas inconfundibles del Concierto en la Llanura de Juan Vicente Torrealba. La música se interrumpe y ahora tengo frente a mi al personaje que quiero entrevistar; frisa los cincuenta y cinco años, amable, simpático y sin duda poseedor de un extraordinario don de gentes.

Después de las presentaciones de rigor entramos en materia y como si se hubieran abierto las compuertas de una presa, este hombre, una tras otra, comienza a contarme deliciosas anécdotas de su carrera, como cuando siendo muy joven y piloto de DC-3, tenía como base Barranquilla en donde su pasión por la música lo llevó a convertirse en crooner en una emisora local y cómo un buen día, participando en un concurso musical, se ganó el primer premio: ¡un pasaje para volar a Bogotá, en Avianca!




DC-3 de Avianca. Foto de la colección de Roberto Sanmartín 


Ahondando un poco en el tema de la música me cuenta que, aunque considera que le falta mucho por aprender, no lo hace mal como ejecutante del arpa llanera y que cuando todavía tenía su base en Barranquilla y debía hacer un vuelo a Europa, llegaba a Bogotá a eso del medio día y como el vuelo era en la noche, en la sala de pilotos de Avianca tenía su arpa y pasaba la tarde practicando pasajes, joropos y guaranias lo que despertó la curiosidad y el interés de uno de los policías de turismo del aeropuerto, tanto que este se convirtió en su alumno y pasado algún tiempo se retiró de la institución para integrarse a un grupo musical. Y va más allá: cuando era piloto de B-707, dos veces al mes llevaba el vuelo Bogotá-Buenos Aires lo que le obligaba a pernoctar dos o tres días en esa ciudad los que aprovechaba para ir a tomar clases con un connotado arpista guaraní lo que dio origen a que la gente hablara del “excéntrico millonario colombiano que cada quince días viene a Buenos Aires a tomar clases de arpa”.
En tono burlón me dice: “¿Millonario, yo? Si, millonario, pero solo en kilómetros volados!”



B-707 de Avianca en el aeropuerto Ezeiza de Buenos Aires. Foto de la colección de Roberto Sanmartín. 

Para finalizar la entrevista yo me tenía reservado un as bajo la manga. Sabía que este hombre, que en ese momento había llegado al tope de su carrera como comandante de Jumbo B-747, era todo un fanático del fenómeno ovni, tanto que en cierto momento había renunciado a su carrera y a su cargo como piloto en la línea aérea, puesto en órden todos sus asuntos y hasta enviado mensajes de despedida a sus amigos ya que debía viajar al Perú, al desierto de Nazca, pues allí tendría un encuentro cercano del tercer tipo, una cita inaplazable con los extraterrestres con quienes seguramente se embarcaría en el más extraño y emocionante de todos sus viajes.




B-747 de Avianca. Foto de la colección de Roberto San Martín 

Para abordar el tema le hice la más obvia de todas las preguntas: — Capitán, en su ya larga carrera como piloto, ¿En alguna ocasión ha tenido oportunidad de ver, fuera de los usuales fenómenos atmosféricos, algún fenómeno realmente anormal o alguna cosa extraña que nos haga pensar en la existencia de seres extraterrestres?—

Mi capitán que no tenía ni un pelo de tonto, de inmediato captó por dónde iba el agua al molino, sin inmutarse, muy elegante y diplomáticamente me cambió el tema; hablamos de un par de cosas más sin importancia y luego con un cordial apretón de manos nos despedimos.

Salí muy contento, su silencio me confirmaba que no estaba equivocado y que ahora tenía tema para una nota.

Roberto Sanmartín B.


domingo, 13 de abril de 2014

DIA DE LA INDEPENDENCIA (3a parte)


JULIO 4
 DIA DE LA INDEPENDENCIA DE LOS ESTADOS UNIDOS


Volvimos a salir del apartamento rumbo al aeropuerto de Miami por cuarta vez con la esperanza de que este día pudiera por fin viajar a Colombia. En el camino veía la autopista, los edificios y me preguntaba si los iba a ver de nuevo mañana en caso de no conseguir cupo otra vez. Afortunadamente no tenía que estar andando con mis maletas y los aeromodelos pues estaban ya chequeados con la aerolínea.

Nos despedimos y volví a mi acostumbrado ritual de irme a presentar con el encargado de los cupos en una nueva sala de espera.  El grupo de espera andaba muy ansioso y andábamos preguntando constantemente por información. Pasaron unas tres horas y nos encontrábamos de nuevo con la incertidumbre de encontrar cupo y el comentario era que tal vez hoy por ser día de la independencia mucho menos habría cupo.

De pronto la encargada llamó a los que quedábamos del grupo de espera que éramos unos cuatro y dijo, “Señores les tenemos buenas noticias, hay cinco cupos disponibles así que por favor vayan pasando en orden para tomar sus datos y asignarles su asiento”. Yo dejé que todos pasaran primero y cuando me tocó mi turno me dijo la encargada que quedaban dos puestos y el pasajero de clase económica había aparecido a último momento y solo quedaba uno en primera clase.

No podía creerlo! American Airlines me iba a llevar en primera clase! Me miró la encargada y con una amplia sonrisa me dijo, “ El que ríe de ultimo ríe mejor!”. Sentía como el Universo estaba confabulando a mi favor! Llamé enseguida a mi esposa se puso muy feliz y gritó, “Aleluya por fin! No debería de alegrarme poque te vas pero que dicha que lograste el cupo!! Yeheee!!”.




Entre de último al avión y no sé porque podía ya oler el aroma a nuestro café colombiano preparándose en el Galley de este hermoso B-737-800. La primera clase tenía los asientos más amplios de lo que yo me imaginaba, me senté y pronto una bella auxiliar me dio la bienvenida con una deliciosa champaña con jugo de naranja.





Entraba la noche e iniciamos el carreteo a la pista rodeados de esas fabulosas luces azules que guían al piloto hacia la pista para despegar. Gozaba cada instante como un regalo muy especial del universo y recordaba todos estos días de espera y que por fin dieron fruto.

Despegamos y me divertía reconociendo cada una de las pistas del aeropuerto, los canales de agua que lo rodean, las magníficas autopistas que tanto gocé.  Dejaba todo atrás para entregarme al sueño de llegar a Colombia y empezar una nueva vida. A medida que tomábamos altura podía ver un hermoso atardecer en el horizonte y la noche ya envolviendo el sur de Miami. Otra vez gozaba de ese hermoso espectáculo del vuelo nocturno como cuando rentaba el avión Cessna 172 en las noches llevando parejas en los “vuelos del amor”, ver ese millón de luces de la ciudad como diamantes sobre terciopelo negro.

 De pronto vi como en varias partes de la ciudad explotaban luces de mil colores. Eran los fuegos artificiales de la independencia! Sabía que mi familia estaba reunida viéndolos y habrán comentado, “ De lo que se perdió Carlos”, pero no se imaginaban que estaba viéndolos desde arriba! Desde donde nadie más sino los que están volando pueden verlos!


 A medida que avanzaba el vuelo el atardecer se volvió una hermosa línea roja en el horizonte y me daba la sensación de poder ver la curva de nuestro planeta tierra. Media hora después me dieron una exquisita cena con un buen vino con todas las atenciones que brindaba American Airlines.  Luego al entrar completamente la noche pude ver que pasábamos sobre Jamaica y sus luces parecían un conglomerado de estrellas. Pude reconocer las pistas de Montego Bay y de su capital Kingston y recordé cuando viajaba allí como auxiliar de vuelo.

Después de un par de horas, sorpresa, la línea costera de Colombia y me dije aquí vamos! Recordé mis antiguas épocas de entrenamiento en el B-727 en Avianca y pude reconocer la mayoría de la ciudades que sobrevolábamos. Disfrute paso a paso la aproximación al aeropuerto El Dorado de Bogotá y cuando iniciamos la aproximación agudizaba mi vista para tratar de reconocer el paisaje Bogotano.

Flotamos sobre la pista y el avión se sacudió ligeramente anunciando su contacto con la pista… aleluya, ya estaba en Bogotá! Disfrute pegado a la ventana cada metro en el rodaje hasta la rampa de parqueo. Ver a los auxiliares de tierra, a los agentes con su uniforme amarillo fosforescente que decía POLICIA en español.. Ahh!! Si! Definitivamente estaba en Colombia!
Cuatro de Julio, dia de la independencia de los Estados Unidos… y si, ese dia me independicé de los Estados Unidos!

Gracias capitán Andrés Gómez de American Airlines por brindarme este vuelo hacia mi gran aventura de regreso a Colombia. 

sábado, 12 de abril de 2014

DIA DE LA INDEPENDENCIA (2a parte)


JULIO 2

La noche del primero de Julio acomodamos a mi amigo del grupo de espera en el sofá del apartamento en Hollywood y recordé las épocas en que llegué a la Florida y solo había un sofá donde mi hermana para dormir.  Nos levantamos bien temprano el día 2 pues debíamos confirmar asistencia con la aerolínea. Me sentí  bien de haber ayudado a mi amigo y así evitar que pasara la noche en una incómoda silla en el frio aeropuerto.

A la izquierda  mi amigo a quien le di posada en mi apartamento... las caras de resignación!

 Llegamos  y nos reencontramos con el grupo de espera y al ser todos de origen colombiano nos sentíamos más cómodos para compartir nuestras frustraciones, planes, historias tristes y divertidas.  Nos dijeron que el vuelo era en la tarde y que debíamos esperar los cupos disponibles. Llegó el mediodía y después de comer lo más barato posible decidí dar un paseo por esa zona del aeropuerto de Miami que no conocía. Para mi sorpresa me encontré con una serie de esculturas de peces de mar muy llamativas y me puse a tomarles fotos cual turista en otro país.

Arte con figuras de peces de mar en el aeropuerto de Miami




Escultura con pequeñas cometas.


De pronto más adelante vi colgado del techo un artefacto que parecía una estructura de un planeador antiguo o algo así, pero era una hermosa escultura de una silla de ruedas ensamblada a una estructura de un planeador…se veía fantástica y muy interesante pues parecía que de verdad estuviese hecha para volar!






Llegó la tarde y a la hora señalada  todos los del grupo nos reunimos ansiosos al frente de la sala de espera de American Airlines donde debíamos estar pendientes de cupo para ese vuelo. Malas noticias de nuevo. No había cupo ni siquiera para uno de nosotros…Para nadie! Los vuelos estaban completamente llenos. Todos con cara de decepción nos preparamos para regresar unos a hotel y otros a sus casas. Llame a mi esposa y de nuevo sorprendida vino a recogernos a mi amigo y a mi. Esta vez aprovechamos para hacer una deliciosa cena y de nuevo prepararnos para el siguiente día.

JULIO 3

Con más optimismo pero aun preocupados por lo que sucedía salimos de nuevo al aeropuerto. Llegamos y el encuentro del grupo fue más efusivo y bastante divertido pues ya habíamos hecho una buena amistad entre todos. Nunca me había pasado algo así y aunque había mucha ansiedad por conseguir el vuelo también se me hacia bastante interesante el compartir con personas que también estaban viviendo lo mismo que yo.
Llegó el momento del vuelo y salió una hermosa morenita y con voz ceremoniosa nos dijo… “ Señores pasajeros en espera para el vuelo a Bogotá…solo hay cupo para una persona!” …Todos ya habíamos convenido que si eso pasaba le dábamos prioridad a una señora ya de edad y debido a su salud, debía viajar pronto.  

Con la señora que por fin pudo embarcarse al presentarse un cupo.

Así que ella se embarcó y debido a la situación varios desistieron de hacer el viaje, cancelaron su cupo y se fueron para sus casas.  Mi amigo decidió tomar un vuelo de regreso a su casa y posponer la ida a Colombia para otra ocasión.
Pero este no era mi caso… yo me iba…o me iba, así me tocara quedarme una semana tratando! De nuevo llamé a mi esposa y ya ella me respondió entre brava e indignada con el sistema de espera pero sabía que para mí no había otra opción sino esperar.  Mi familia me invitó a pasar el  4 de Julio, día de la independencia,  con ellos pues es un día muy familiar donde se hacen asados con cervecita bien fría y en la noche se va a algún sitio a observar los fuegos artificiales que es un espectáculo maravilloso.  Pero les dije que debía volver e insistir pues no podía perder mi tiquete.  Me puse a pensar que tal vez el día de la independencia sería peor la espera pues habría mucha  más gente viajando…  pero decidí ir de nuevo al aeropuerto y volver a intentarlo. Mi sueño de volver a Colombia parecía cada vez más lejano.


Continuará…

viernes, 11 de abril de 2014

DIA DE LA INDEPENDENCIA


Después de mi fallido proceso para copiloto en LAN Perú, decidí continuar con mi plan original para viajar a Colombia y presentarme en las aerolíneas locales donde tenía la ventaja de mi inglés, ciudadanía y mis licencias de Colombia. Sabía que si me iba a Colombia debía irme del todo pues los procesos en Colombia suelen ser muy largos además que se necesita conseguir contactos para poder acceder a las cerradas esferas de recursos humanos de las aerolíneas.

Pensaba en lo difícil que iba a ser el cambio sobre todo porque llevaba casi 20 años viviendo en los EU y sería difícil adaptarme de nuevo al diario vivir de una sociedad con muchas diferencias culturales. Acordamos con mi esposa Luz Dary que ella fuera a Colombia por temporadas y que yo vendría a la Florida lo más posible ya que su hija la necesitaba mucho con el cuidado de sus dos bebes pues ella estaba estudiando.

Conseguir actualizar mi pasaporte Colombiano fue una odisea. Entrando al consulado Colombiano en Miami y hacer tantas diligencias me recordó la época en que quería venir a los EU y debía ir a la embajada en Bogotá a hacer colas y rogar porque todo saliera bien. Esto hacia crecer cada vez más mi sueño de volver a Colombia y empezar a vivir una nueva vida y adentrarme otra vez en el mundo de la aviación.

Logré conseguir dos trabajos para así ahorrar lo necesario para poder conseguir el valor del tiquete de ida a Bogotá. No solo debía conseguir el tiquete sino conseguir donde llegar a Bogotá y un trabajo temporal para sobrevivir. Afortunadamente mi hijo mayor Andrés me dijo que me podía quedar en su casa y mi hermano Felipe me ofreció trabajo temporal como asistente en su oficina de Amerijet en Bogotá.

Aunque había ahorrado no veía que me alcanzaba para el tiquete aéreo y de pronto se entretejió otro milagro. Mi amigo Andrés Gómez que trabajaba como piloto en American Airlines me llamo al saber que me iba a Colombia y me ofreció que me regalaba el tiquete de ida a Bogotá. No podía creerlo! Que dicha que me ayudara! Mi esposa Luz Dary se sorprendió y dijo, - Si Andrés te regaló el tiquete es que todo está fluyendo y el universo se está confabulando para que puedas viajar a Colombia!

Llegaba el año 2011 y decidí viajar en Julio primero después de haber coordinado con mi amigo Andrés cuando él me podía dar el pasaje. La hija de mi esposa le pidió que se fuera a vivir con ella para que le ayudara con los bebes y después de mucho "negociar" por fin Luz Dary accedió pues ella es muy independiente. Algo que nos costó mucho trabajo fue buscar quien pudiese adoptar dos de nuestros tres gatos pues pensaba mandar luego a mi gato Zeus a Bogotá apenas me estableciera.

Pasaron tres meses de ardua búsqueda y debido a la decreciente economía en los EU las familias no adoptaban mascotas ni tampoco las casas refugio de mascotas. Lleno de dolor no tuve más remedio que llevar a mis dos gatitas a un refugio de mascotas donde hice lo posible por que las pusieran en la lista para adoptar y no las sacrificaran. Todavía sufro al pensar que habrá pasado con ellas pero pienso que si las rescate de la calle lo mejor era no devolverlas a la calle sino a un refugio.

Organicé todos mis papeles y bitácoras de aviación y regalé algunos libros que no iba a necesitar en Colombia. Hicimos una venta de garaje con Luz Dary para así lograr salir de cosas que no íbamos a necesitar y también lograr algún dinero extra.

Se llegó el primero de Julio, el día esperado para continuar con mis sueños. Me despedí de mi madre, hermanos, amigos, me desearon suerte y algunos no comprendían que emigraba por tiempo indefinido a Colombia. " Como? Se va a regresar a Colombia? Esta loco?", fueron algunos de los comentarios y prefería no explicarles pues había mucha historia detrás. Fue tremendo trabajo elegir que ropa me llevaba y que aeromodelos me llevaba y cuales debía dejar pues tenía el peso de equipaje medido por las regulaciones de mi pasaje.

Mi esposa me llevó al aeropuerto y en la entrega de equipajes para mi disgusto me obligaron a quitarle las cajas a los aeromodelos para reducir espacio y tuve que protegerlos con toallas y ropa.
Después me encontré con la noticia de que debía esperar pues mi tiquete al ser regalado estaba sujeto a cupo...y parecía que no había cupo por el momento!



En la sala de espera de American Airlines.




Grupo de espera condicional. Estaba una familia de 5 y varios
 pasajeros más con los que empezamos a hacer amistad.

Mi esposa se regresó a la casa y cuando llegó la hora de mi vuelo, sorpresa... definitivamente no había cupo debido a que la gente antes del 4 de Julio, día de la independencia de los EU viajaba mucho. No podía viajar ese día!
Ya había hecho algunos amigos en el grupo de los que tenían pasajes regalados y que tampoco pudieron viajar. Uno de ellos me dijo, " Carlos yo no vivo aquí en Miami y me va a tocar dormir en el aeropuerto." Le dije que viniera a mi casa y pasara la noche para después volver a intentar cupo. Llamé a Luz Dary para que nos recogiera y ella se sorprendió de que no había logrado cupo y vino a recogerme.  La aventura del viaje a Colombia apenas empezaba.

Continuará...

jueves, 3 de abril de 2014

LAS HISTORIAS DE ROBERTO SANMARTÍN (2a parte)


Aqui les traigo otra interesante historia de Roberto Sanmartin. Cuando la leo me llegan aires y aromas de esas épocas tempranas de la aviación llenas de verdaderas aventuras en los aires. Disfrutenla.


LAS MOJARRAS TAMBIÉN VUELAN


Tal vez esto sucedió hace unos cincuenta y tantos años. Estamos en el aeropuerto Guaymaral, al norte de Bogotá en las instalaciones del Aeroclub de Colombia, reunidos alrededor de la mesa compartiendo gaseosas, empanadas y refrescos; si mal no recuerdo están Fabio Escobar, Daniel D´Costa, tal vez Mauricio Obregón y Rodolfo Faccini con quien éramos amigos desde niños ya que familiarmente existía algún parentesco.

“Camine Roberto! Vamos a dar una vuelta!” me dice Rodolfo. Frente a nosotros, con su característico color amarillo está un Piper PA-11.
Ágil y experto como pocos, Rodolfo manipula controles y palancas, se comunica por la radio, recibe instrucciones y minutos después estamos en el aire. La tarde es clara y despejada, la vista maravillosa y el vuelo tranquilo.

Pienso que ya nos disponemos a regresar porque Rodolfo corta un poco los gases e inicia un picado no muy pronunciado; la velocidad aumenta rápidamente, de pronto siento que nos elevamos casi en vertical y que ahora 3 Ges me mantienen clavado en el asiento. En cuestión de segundos estamos volando “patas arriba”, echo la cabeza hacia atrás tratando de ver el horizonte pero estoy completamente despistado, se inicia el descenso y cuando volamos nuevamente a nivel Rodolfo se voltea y muerto de la risa, socarronamente me dice: “Eso fue un rizo, ¿cómo le pareció?”. — ¡Qué rizo ni que carajos, eso lo que se llama es un looping! —




Piper PA-11



Realmente y por cierto bastante movida, fue esa mi primera experiencia de vuelo en un Piper. Pasaron los años y muy ocasionalmente volví a verme con Rodolfo; seguramente hoy, en el más allá, sigue divertiéndose en su Pitts Special de color rojo, haciendo toda suerte de loops, toneles, chandells, barrenas, ochos cubanos, immelmanns, y todo un sinnúmero de acrobacias con la misma gracia y destreza de aquel entonces.

Posteriormente mi actividad como publicista y mi vinculación con Avianca me llevaron a pasar cientos de horas metido en un avión y aunque anteriormente habían sido muchos los DC-4, DC-6, los Connie y los Superconstellation y los Electra en que había volado, con la transición al jet, creo que entre los sesenta y los ochenta, fueron muchos los diferentes reactores en que tuve oportunidad de viajar, pero debo confesar que nunca jamás, en ninguno de esos denominados “heavy metal” he podido sentir lo que se llama el verdadero placer de volar.

Una cosa es el estar volando cómodamente sentado a 33.000 pies de altura, a una velocidad cercana a los 500 nudos, frente a una pantalla digital, saboreando una deliciosa copa de Poully-Fuissé y gozando de una deliciosa temperatura ambiente aunque por fuera esté muchos grados por debajo de los 0º C y otra cosa es estar en mangas de camisa, sentir el calor volando a pocos metros sobre el rio Magdalena a escasos 90 nudos o dejar que la brisa marina entre a bocanadas por tu ventanilla cuando estás en “final” para aterrizar en Tolú, en Cartagena o en Santa Marta.

 Una cosa es ver “allá abajo” la Sierra Nevada y otra muy distinta es, después de reportar Zipaquirá y Buvis al control de ruta, tener a tu derecha los aterradores farallones de la Serranía de los Cobardes. Eso es el verdadero y real placer de volar y esas fueron algunas de las experiencias que viví cuando con mi amigo Gabriel volábamos en su PA-18, la famosa “mojarrita”.

Sinceramente añoro y extraño aquellas épocas y hoy en día ni él ni yo estamos en edad de volver a las andanzas. Fueron muchas las ocasiones en las que estando en mi oficina, a eso de las 9 o 10 de la mañana sonaba el teléfono y era Gabriel proponiéndome que fuéramos a almorzar a alguna parte, pero no era propiamente a tal restaurante en el centro o en el norte de la ciudad, sino bien podía ser a Mariquita, Girardot o Paipa ya que por lo avanzado de la hora en el PA-18 no podríamos ir más lejos.

Media hora después estábamos en Guaymaral y mientras él iba a hacer el plan de vuelo yo me encargaba de ir adelantando la inspección de rigor de la “mojarrita”. Por lo general el almuerzo era en Girardot y en más de una ocasión nos tocó dormir en la ciudad porque en el vuelo de regreso, las condiciones meteorológicas “cerraban” las entradas visuales a la Sabana y ni el PA-18 estaba equipado ni Gabriel estaba autorizado para volar instrumentos. Cambio de rumbo 180º, vuelta a aterrizar en el Santiago Vila, pista19, caminata hasta la ciudad, compra de cepillos de dientes y… hasta el día siguiente!

¿Que lo gozamos? Desde luego que si y gracias a ello posteriormente podré contarles algo más sobre “la mojarrita”.

Cordialmente,
Roberto Sanmartín

Continuará...

lunes, 31 de marzo de 2014

LAS HISTORIAS DE ROBERTO SANMARTÍN



Tuve el honor de conocer a Roberto Sanmartín por intermedio de mis lectores del Blog. Él muy amablemente nos ha compartido viejas fotos de la historia de la aviación en Colombia y nos cuenta que en 1946 voló por primera vez cuando fue en un DC-3 a Villavicencio. En 1952 se inició como publicista y por espacio de más de 30 años estuvo estrechamente vinculado con la publicidad de Avianca donde vivió aquellas épocas doradas del DC-3 y el DC-4, los Super Constellation y del antiguo aeropuerto de Techo.

Le tocó la transición del pistón al jet con los Boeing 707 que Avianca alquiló a Pan American y ha sido el artista creador de numerosas acuarelas donde plasmó los aviones que ha tenido Avianca en su historia. 
A continuación Roberto nos regala algunos de sus relatos que nos transportan a esas fantásticas épocas de los inicios de la era del aire en Colombia.


UN CAPITÁN DE NAVIO, UN JUNKERS F-13 Y UNA SEÑORA ENLOQUECIDA

Hace mucho tiempo mi madre me contó que años atrás, por allá en 1924, tuvo que viajar de Bogotá a Barranquilla con mis dos hermanos mayores que a la sazón, Carlos tendría algo menos de dos años y Jorge unos pocos meses.

Pero si hoy, hacer este viaje nos toma escasamente una hora de vuelo, 90 años atrás bien podía ser cuestión de algo más de una semana. La primera etapa que duraba no menos de 8 o 10 horas, era en el ferrocarril que desde Bogotá, siguiendo la tradicional ruta de la Sabana con paradas en Fontibón, Funza, Serrezuela y Facatativá y desde el alto de La Tribuna se descolgaba hacia el valle del Magdalena, pasando por Villeta, Honda y llegaba finalmente a La Dorada.

Bien vale la pena hacer una pausa en este relato para traer a colación algo relacionado con este sitio y la historia de la aviación en Colombia.
En 1919 fue fundada SCADTA, acrónimo de Sociedad Colombo Alemana de Transportes Aéreos y que hoy lleva el nombre de AVIANCA.

Para instalar una base donde pudieran hacer escala sus hidroaviones que volaban regularmente entre Barranquilla y Girardot siguiendo el curso del rio Magdalena, la compañía adquirió una hacienda llamada Palanquero localizada sobre la margen oriental del rio, frente a la población de La Dorada.


Hidroavión Junkers F-13 de SCADTA


A raíz del conflicto con el Perú (1932/34) las instalaciones establecidas por Scadta sirvieron como asentamiento para la creación de una de las primeras bases que tuvo la Fuerza Aérea Colombiana (FAC), inicialmente se llamó la base aérea de Palanquero, más tarde Base Aérea Germán Olano y hoy Comando Aéreo de Combate No.1. Al poco tiempo, en 1935, en sus inmediaciones se fundó la población de Puerto Salgar.

Pero volvamos a nuestro cuento inicial. Una vez llegada a La Dorada mi madre y sus “chinitos” se embarcaron en uno de los vapores que en el curso de unos pocos días les llevaría hasta Barranquilla, probablemente pudo haber sido el Gonzalo Jiménez de Quesada o quizás aquel en que Ferminia Daza y Florentino Ariza navegaron hacia la eternidad.

Pasados 4 o 5 días de navegación mi madre estaba enloquecida: el calor, la humedad, los mosquitos, la falta de sueño, las constantes encalladas por los bajos niveles del rio, las paradas para el “leñateo”, el bullicio de las poblaciones ribereñas amén de un chino “berreando” y otro “jodiendo” veinticuatro horas al día, seguramente llevaron a que el capitán del vapor, quien probablemente también debía estar próximo a la desesperación, le dijera a mi madre: “Señora, no se preocupe. Como veo que usted está al borde de una crisis, si la situación no mejora y en el curso de dos días no hemos llegado a Barranquilla, como todos los días pasa sobre nosotros el avión de Scadta, basta con que yo ponga una señal especial sobre el barco y el piloto tiene la obligación a acuatizar al pie nuestro pues sabe que se trata de una emergencia; usted con sus niños se monta en ese avión y en pocas horas están en Barranquilla”.




Acuarelas de Roberto Sanmartín del Junkers F-13 de Scadta y el vapor
 en el rio Magdalena que muy amablemente me facilitó para acompañar su relato.


Desde luego hubiese sido más romántico y emocionante que el avión acuatizara al pie del vapor y mi madre hubiera partido en él, pero no fue necesario, las cosas mejoraron y dos días después desembarcaban en “La Arenosa”. Al regreso, pocas semanas más tarde, con mi padre bastante enfermo, en el curso de 10 horas volaron de Barranquilla a Girardot en uno de los Junkers F-13 de Scadta… pero ese es otro cuento para narrar en otra ocasión.

Roberto Sanmartín Barberi. 



Con Roberto Sanmartín Barberi compartiendo en su casa historias
 de aviación al calor de un delicioso té que nos brindó.
 (Foto de mi amigo piloto Giovanny Rodríguez) 

Continuará...