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sábado, 13 de febrero de 2016

LAS HISTORIAS DE JORGE ENRIQUE (2a parte)


NORDOS


Amanecía en Ibagué y así despertaba "la capital musical de Colombia". Desperté y me asomé al balcón de mi apartamento para mirar el cielo. Estaba cubierto por un colchón de nubes cargado de mucha humedad y caía una leve llovizna. Sin duda lo confirmé cuando leí el reporte meteorológico de Ibagué, el aeropuerto estaba operando por instrumentos, es decir que no tenía condiciones para vuelo visual. Yo tenía que volar a las 10 de la mañana, así que guardaba la esperanza de que se destapara el cielo y me permitiera volar sobre el hermoso valle de la zona del Magdalena, sobre ese tapete verde inconfundible donde se siembra y se cosecha el mejor arroz del Tolima. Estaba muy entusiasmado porqué era mi quinta hora de vuelo en la escuela de aviación, y el plan era volar hasta Girardot e ir identificando las poblaciones sobre la ruta, los puntos de referencia, y en Girardot hacer un aterrizaje seguido de un despegue y de ahí regresarnos a Ibagué.

Entonces sin perder la esperanza me alisté, me puse mi uniforme y salí rumbo al aeropuerto Perales. Llegue eso sí muy temprano, a las 8:40 ya estaba allá, entré a la escuela para saludar y luego fui a la oficina de plan de vuelo para ver cómo seguía la cosa. No se veía mejoría en el cielo. Entré y me encontré con don Oscar, quien era el despachador de la aerolínea Avianca en Ibagué, nos saludamos y me contó también que su vuelo estaba retrasado, que no había podido salir el avión desde Bogotá por las malas condiciones en nuestra estación.... ah y también que buscara algo para hacer diferente a volar por el día de hoy. Entonces frustrado me senté en la cafetería del aeropuerto a tomar algo con la esperanza que mejorarán las condiciones.

Por mi mente pasaba que ya no iba a poder volar, y que mi vuelo a Girardot quedaría aplazado para el día siguiente, pues si no mejoraban las condiciones visuales antes de la hora de mi vuelo iba a perder el turno. Impotente ante la situación me quede charlando con un compañero en la cafetería y sobre las 9:35 de la mañana entro mi instructor.... el capitán Santiago Caicedo, pidió un café, se dio vuelta y me dijo: -Jorge! Ya van a abrir el aeropuerto! Ya está mejorando el tiempo, vaya y haga el plan de vuelo a Girardot, ponga la ruta: Ibagué - Buenos aires - Gualanday - Coello - Girardot y viceversa. Salí contento corriendo de nuevo para la oficina de plan de vuelo entregar los documentos necesarios y poco después ya estaba en la plataforma de la escuela preparando el avión, era el HK1458G.

Como resultó siendo el primer vuelo del día drené cuidadosamente los tanques de combustible buscando no hallar anomalías, que estuviese puro y libre de agua, verificar el nivel del aceite, y hacer la inspección pre-vuelo. Justamente siempre que hago la inspección pre-vuelo recuerdo un suceso que marcó mi vida y fue cuando el capitán Iván Rojas en mi tercera hora me dijo una frase que me heló hasta los huesos, - “ Joven… recuerde que su vida depende de un buen pre-vuelo". Por esa razón desde aquel momento la inspección pre-vuelo para mi es tan importante pues se trata de mi vida y la de mis pasajeros. Después de unos minutos tenía todo casi listo y mi instructor me dijo: - Jorge, haga la lista de chequeo y caliente el motor durante diez minutos a 1000 rpm (revoluciones por minuto) y este pendiente con los arcos de temperatura y presión en "verdes" que yo ya vengo. Mientras el capitán se fue yo tomé la lista de procedimientos y comencé a ejecutarla, con mucho cuidado al hacer todo, paso por paso para no ir a "cagarla", justo en ese momento me acorde que en una clase de radio en la escuela de tierra me dijo mi instructor: - Nunca pierda tiempo Jorge, siempre vaya adelante del vuelo, si por alguna razón su instructor se demora pida autorización y tenga listo el avión. Así que me adelanté a todo, y cuando me di cuenta ya tenía autorización y estaba pendiente llamar para rodar.

Unos minutos más tarde volvió el capi, subió al avión, se ajustó el cinturón, notifiqué listo a la torre y me autorizaron a rodar por la calle de rodaje Charlie para la pista 14. Estaba muy feliz, comenzaba mi primer paseo fuera de Ibagué y de las zonas de entrenamiento. Lo llamaba "paseo" por qué era prácticamente un reconocimiento de ruta al aeropuerto alterno más cercano de Ibagué. Me dieron autorización para despegar, puse full potencia y en unos segundos estaba en el aire. Y como siempre hay para todo una primera a vez, fue la primera vez que no peleaba con los pedales tratando de mantener el rumbo de pista durante el despegue, y además el avión respondía a todos los movimientos que le ordenaba con los controles perfectamente, sin ser celoso, sin movimientos agresivos, se volvió sumiso a mis manos..... Era un león imponente que había comprendido que debía obedecerme siempre. Pero bueno… esto tenía una explicación, había llovido recientemente, se había ya disipado la tormenta y no había nada de viento, todo estaba en absoluta calma.

Habían nubes dispersas a mí alrededor, todas eran estratos pequeños y medianos. Más adelante nos encontramos con la primera población, un pequeño corregimiento llamado "Buenos Aires", unas millas más adelante Gualanday, posteriormente el río Coello, y su municipio llamado también Coello, ya más al norte, nos encontramos de frente con el imponente río Magdalena en la entrada a Girardot. Al llegar cruzamos la estación y nos incorporamos al tráfico izquierdo de la pista 20. Yo por mi parte miraba todos esos condominios lujosos con piscinas, zonas verdes y pensaba que quizás algún día iba a tener una casita de esas, je je je je, luego enfrentamos la pista y después de una suave aproximación sentamos ruedas, volví a acelerar y unos segundos más adelante nuevamente estábamos en los aires.

Yo quería ver el famoso santuario a la virgen de Loreto que dicen hay en Santiago Vila, pero no lo pude identificar.... Así que nos dispusimos nuevamente a volar de regreso a Ibagué. Unas millas más adelante para mi sorpresa y colmo de males pasó algo que ni mi instructor ni yo lo esperábamos, no sé si fue un castigo divino por no haber visto el santuario de la virgen de Loreto o que fue lo que pasó.







Ya había dejado la zona de control de Girardot, y debía sintonizar la frecuencia de Ibagué en la radio, pero para mí sorpresa me dijo mí instructor: - Mierda… y esto que fue? Tengo “seteada” Ibagué, pero se escucha es la torre de Mariquita! Y también me copian allá.- Algo había pasado con el radio, se había vuelto loco o algo así, no podíamos entender, ni tampoco hacer contacto vía radio con Ibagué. Así que el capi sacó su teléfono celular y llamó a la torre de Ibagué mientras yo volaba el avión. Felizmente logró contactar la torre por medio de celular, y sin inconveniente logró avisar sobre la falla y continuar con la llegada, me dijo que ajustara el código Transponder 7600 para NORDO (Situación donde no se puede escuchar o recibir señal de radio).

Yo no me asuste en ningún momento, pues no se trataba de ninguna emergencia que pusiera en riesgo la seguridad del vuelo. Entonces me dijo el capi: -Ponga atención al procedimiento que vamos a hacer, vamos a enfrentar la torre y hacer varios movimientos de banqueo con las alas, esté pendiente de alguna señal de luz… Color verde es la autorización para aterrizar, y nos incorporamos con el viento derecho de la pista 14, viramos iniciando el tramo básico y luego buscamos final.- Sentía mucha curiosidad por ver las famosas luces verdes que siempre había escuchado en las clases teóricas de radio. Este era el primer percance que tenía en mi corta experiencia de vuelo, así que enfrentamos la torre y me quede con las ganas de poder ver algo nuevo para mí, por qué no vi ninguna luz de ningún color, ningún tipo de señal luminosa, así que me quede con esa duda.

Pudimos aterrizar sin contratiempo alguno, abandonar la pista activa y rodar a la plataforma de la escuela, al apagar el avión le dije a mi instructor que de una u otra manera había sido bueno lo que sucedió ya que había podido apreciar un procedimiento en situación NORDO y lo importante que era tener celular con minutos! Ja,ja,ja!! Y además los teléfonos de las torres de los aeropuertos más cercanos, a lo que me respondió: -Claro marica… usted puede tener el teléfono de la misma Natalia Paris, pero si no tiene minutos.. grave!!. Y nos atacamos de la risa.

Finalmente llené el libro del avión y luego el mío de alumno, pues los alumnos llevamos un control sobre lo que hicimos durante la hora, los ítems que se hicieron, si fue satisfactorio, lo que debemos mejorar según el instructor, y como nos sentimos durante el entrenamiento. De esta manera agradecí a Dios por no haber tenido un percance más grave y así haber aprendido sobre el procedimiento en caso de quedar incomunicado con el planeta tierra.

Continuará...

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