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viernes, 8 de julio de 2016

SECUESTRO EN ACES (2a parte)


El capitán estaba sintonizando en la radio las noticias cuando el pistolero gritó:     “Esto es un secuestro!!” La primera reacción del capitán fue alzar ambas manos y tratar de hablar con el secuestrador. El hombre procedió violentamente a arrancarnos los auriculares de la cabeza y el metal nos causó cortadas en los lados de la cara. Luego supimos que eran 3 secuestradores y los otros dos estaban atrás armados gritándoles a los pasajeros que se quedaran quietos y algunos fueron golpeados.

Las intenciones de los secuestradores eran hacer aterrizar el avión en una pista a unos 10 minutos de ahí. El capitán Palacios tomó el mando del avión diciéndole al secuestrador que era mejor que él estuviese maniobrando el avión. Me dijeron que pusiera las manos sobre el panel de instrumentos al frente mío. Ahora estaba preocupado por mi precioso reloj Hamilton que quedaba a la vista de estos criminales.

Cabina de pilotos del Twin Otter (Foto Luis Toro)

El capitán sintonizó con el instrumento de navegación ADF la estación de un pueblo llamado Amalfi al que ellos querían que nos dirigiéramos. Al hacer esto puso un poco nerviosos a los secuestradores pensando que tal vez queríamos comunicarle al Centro ATC de alguna forma nuestra emergencia. Nuestro Transpondedor se mantuvo en el código 1200 que no transmitía ninguna situación de emergencia pues no queríamos que nada fuera a salir terriblemente mal.  El pistolero enmascarado empezó a gritar y a amenazar con la pistola a medida que el capitán ajustaba los botones de la navegación pero él rápidamente le explicó la función de la aguja del ADF.
Enseguida pactaron que nosotros los llevaríamos a donde exigían mientras no hirieran a ninguno de los pasajeros. No tenía idea que era lo que querían estos secuestradores y de seguro el capitán tampoco.

Finalmente llegamos al pueblo donde ellos querían ir. Llegamos bajos y a 110 nudos que para el Twin Otter es bastante rápido. La pista era bastante primitiva  y estaba en buen estado pero al mismo tiempo parecía un hueco del infierno pues no sabíamos cuál era nuestro futuro inmediato. Íbamos en dirección al noroeste y la pista estaba en dirección norte sur. Cortó la potencia al mínimo y empujó las palancas de las hélices para reducir su ángulo y así frenar este gran pájaro. Luego bajó los flaps al máximo de 35.7 grados haciendo que la actitud de nariz bajara tanto que nuestro pequeño amigo enmascarado casi se va de cabeza contra el panel frontal. La pista era de grama y parecía cortada perfectamente como el último hoyo de un campo de golf. El aterrizaje fue suave con el tren principal y luego con el tren de nariz. El secuestrador quería que el avión parara como si estuviéramos en un portaviones. El Twin Otter es un avión STOL (Despegue y aterrizaje corto) pero él quería que parara como  un helicóptero! El capitán aplicó el reverso al máximo mientras el secuestrador amenazaba con disparar si no colocábamos el avión en dirección de regreso de inmediato. El capitán maniobró a un lado y esto hizo que el avión se deslizara por unos 20 pies, pero para mi fueron 20 millas! Pasó por mi cabeza la imagen del Twin volcándose y todo convirtiéndose en un desastre. Afortunadamente el capitán maniobró bien y el Twin empezó a cooperar al estabilizarse en la pista.

Foto reciente de la pista de Amalfi (Cortesia del capitán Santiago Rendón)

Parqueamos al final de la pista y los otros dos encapuchados abrieron las puertas de la cabina de pasajeros y la de los pilotos. Obligaron a bajar al capitán y le dijeron que esperara allí en tierra. El nervioso pistolero al lado mío me dijo que agachara la cabeza y me quedara quieto. La puerta de la cabina de pilotos está a 5 pies por encima del tren de aterrizaje frontal de tal forma que pude ver como llevaban al capitán al frente y le dijeron que se quitara la camisa. Después vi que lo hicieron llevar sobre su cabeza un bolsón negro hacia la parte de atrás. Luego vino un angustioso silencio seguido de un disparo y luego de un terrible silencio. Lo peor vino a mi mente al pensar que lo habían matado y enseguida vendrían por mí o tal vez mataron a un pasajero?
Miré para atrás y estaban todos a bordo. ¿Y Ahora qué? Pensé. Enseguida vino a mi mente un pensamiento desesperado que me decía: “ Salte de este avión y empiece a correr imbécil!!” Pero enseguida escuché la voz del capitán como cuando un niño perdido escucha la voz de su padre en medio de la multitud: “No disparen a la llanta!!” Gritó. “ Los frenos están calientes y le puede explotar en su cara!” El disparo había rebotado en la llanta y rebotó contra el piso creando un sonido como en las películas de Clean Eastwood.

Bajaron las maletas, maletines, cajas y las revisaron una por una así como los agentes de la aduana de los EU revisan los equipajes de los pasajeros colombianos en el aeropuerto de Miami. Encontraron lo que querían: ORO. Algunos  pasajeros traen el oro a las grandes ciudades como Medellín por avión pues las carreteras están infestadas de guerrilla y de criminales comunes. Los “Delincuentes comunes”, como más tarde la policía se refería a ellos, en estos países se dividen en varios tipos de criminales. Los crímenes cometidos por bandas diferentes a la Guerrilla o Paramilitares son catalogados como “crímenes comunes”.



Ya estos criminales habían encontrado su botín principal y planeaban escapar en una Van que los esperaba al lado del camino que pasaba por el aeropuerto. Pero algo estaba mal. Se estaban llevando al capitán como rehén! “Oh no! Que vamos a hacer?” Me decía en silencio cuando uno de nuestros encapuchados abrió mi puerta y me gritó: “ Si alguien dice algo, o algún helicóptero o avión sobrevuela, lo matamos!” Refiriéndose al capitán a quien lo llevaban del brazo pues no podía ver hacia el frente debido al gran bolsón negro cargado de oro sobre su cabeza.

La situación no podía ser peor. Estaba solo en la mitad de la nada con 13 pasajeros, algunas mujeres llorando no solo por el shock sino también por heridas causadas por estos criminales.  Pasaron varios segundos y a medida que el sonido de la Van se desvanecía los pasajeros empezaron a gritarme que iniciara los motores y nos fuéramos de ahí pues a lo mejor ya habrían matado al capitán.

La compañía había instalado en todos los Twin Otter el sistema COSPAS que es un sistema de advertencia satelital que en caso de accidente manda una señal con las coordenadas exactas donde se encuentra el avión. También tiene un botón que puede activar manualmente este sistema. Pensaba que debido a que la empresa había perdido varios aviones en accidentes, hubo dos secuestros recientes y la guerrilla había quemado otro, la compañía quería tener un sistema de alarma que les avisara cuando estos sucesos ocurrían.
Pensé en activar este sistema inmediatamente pero recordé la advertencia de los ladrones de que si veían algún sobrevuelo matarían al capitán. Así que decidí ahorrar batería y lo más importante proteger la vida del capitán.

Pasaron unos 45 minutos y lo único que escuchaba eran los árboles sacudiéndose por el viento, el trinar de las aves, algunas mujeres llorando, algunos rezando y ahí estaba yo sentado en mi puesto de la cabina de este avión abandonado en una pista solitaria. Este aeropuerto no tenía terminal, solo la pista y un pequeño camino que conectaba con la vía principal a la población de Amalfi que estaba al otro lado de una colina como a unas 10 millas. Este aeropuerto está a unos 6000 pies de altitud y corría una brisa fresca atreves del campo y podía sentir mi cuerpo temblando. Hasta hoy no sé si era por frio o porque estaba realmente asustado pero seguía temblando dentro del avión.

De pronto mis oídos se llenaron de expectativa. Un automóvil se acercaba por la misma vía por donde los bandidos habían escapado. “Un momento!” me dije. Podía ser la policía, el ejército o peor aún la guerrilla o los paramilitares! Los pasajeros me instaron a que fuera a ver quiénes eran los que venían en ese misterioso carro pero les dije que aún era muy temprano para moverme de mi sitio y les recordé que la vida del capitán estaba en peligro. El carro se detuvo en el camino justo frente al avión como a unas 50 yardas. Esperé observando detenidamente, casi sin respirar y para mi alivio vi que salió el capitán sin camisa con un par de bolsas en sus manos, agradeció al chofer del carro por haberlo traído y emprendió carrera hacia el avión. Me bajé y me encontré con él a mitad de camino y le ayudé a llevar las bolsas y me dijo “Busque adentro que ahí están los auriculares”. La razón por la que trajo las bolsas fue porque sin los auriculares no nos podíamos comunicar en vuelo.

Nos subimos rápido al avión, iniciamos los motores y despegamos lo más rápido que pudimos. Llegamos a Medellín como 3 horas después de la hora en la que debíamos haber llegado y por lo mismo pensaron que nos habíamos accidentado y ya habían desplegado el equipo de búsqueda y rescate.
Nadie creía nuestra historia hasta que la policía vino a interrogarnos y las noticias rápidamente se diseminaron. Estábamos felices de que toda esta pesadilla había llegado a su fin.

Twin Otter ACES (Foto Luis Toro)

Después de año y medio volando el Twin Otter pasé a volar el ATR-42, un turbo hélice de mayor tamaño, en escenarios parecidos pero no siempre en las mismas pequeñas y maltrechas pistas pues este avión era más moderno, presurizado y de más potencia.

ATR-42  de ACES (Airliners.net)

Luego vino el B-727. Que diferencia!! Pensábamos que el ATR con su EFIS (pantallas de instrumentos electrónicas) era lo mejor, pero apenas adelanté los aceleradores en mi primer despegue de este trimotor olvidé todo acerca del EFIS del ATR. Era un vuelo muy diferente pues de pronto nos encontrábamos en aeropuertos con más de una pista, terminales del tamaño de los pueblos a donde volábamos, “Niveles de vuelo” en vez de “Altitudes”, vuelos de más de 3 horas a Miami y al Caribe y vida de piloto de Aerolínea.


Boeing 727 Aces Airlines ( Airliner.net)


Luego la compañía decidió cambiar los 727 por los A-320 y yo fui la tercera tripulación en volar esta nueva maravilla de la tecnología que llegó de Francia todavía con los plásticos en los asientos y olor a carro nuevo en la cabina.

Airbus 320 ACES (Airliners.net)

Estuve con ACES como 2 años más volando el A-320 más que todo vuelos internacionales. Después las pantallas de televisión empezaron a llenarse con noticias de campesinos horrorizados que dejaban sus pertenencias atrás en el campo debido a que las guerrillas y paramilitares mantenían una guerra estúpida que nadie entendía, secuestros reales que duraban años con padres, madres y aun niños arrancados de sus familias, que a veces los colocaban en huecos de cemento del tamaño de un carro compacto por semanas enteras siendo alimentados con comida de perro hasta que alguien llegara con miles de dólares para pagarles a estos grupos armados por sus seres queridos. Fue entonces que decidí irme para los Estados Unidos buscando una mejor vida y ahora soy capitán de un BE 1900 de una aerolínea regional.


Luis Toro

Foto reciente como primer oficial en American Airlines.

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