Powered By Blogger

martes, 19 de noviembre de 2013

LUZ DE ALERTA (Segunda parte)


Después de haber gozado una hermosa aproximación nocturna por instrumentos al aeropuerto de Melbourne iniciamos el regreso a casa siguiendo una ruta similar sobre la costa este del sur de la Florida. Mantuve mi navegación visual pueblo por pueblo a unos cinco mil pies de altura. El vuelo se hizo más relajado y el instructor empezó a comentarme que su novia era peruana y que él tenía intenciones de irse a volar con Lan Peru en algún tiempo.

Yo también le comenté sobre mis antiguas historias como copiloto en ACES y AEROTACA en Colombia. También pusimos a hablar a nuestro pasajero que venía muy callado y nos comentó sobre su sueño de ser piloto y su trabajo como técnico de aviación. Saqué unos chocolates y les di uno a cada uno y así tuvimos un rato relajado conversando.



 De vez en cuando revisaba mi navegación, instrumentos, gasolina y todo se veía aparentemente normal. El instructor se divertía practicando comunicaciones con cuanto avión y aeropuerto tenía a su alcance. Faltaban unos treinta minutos de vuelo para llegar a nuestro destino y nos acercábamos al área de West Palm Beach cuando de pronto una enceguecedora luz ámbar en el panel al frente mío rompió la calmada oscuridad de la cabina. Era la luz de alerta de bajo combustible en el tanque derecho. El instructor enseguida exclamó, ¨ARE YOU KIDDING ME?!!¨ (Me esta gastando una broma?). Enseguida pasamos nuestra mirada a los indicadores de combustible y parecían normales para la fase del vuelo en que estábamos. ¨Será que no están indicando el nivel correcto?¨ me preguntó el instructor.

Indicadores de gasolina y aceite en un Cessna.

Enseguida ajusté la mezcla de combustible para tener el mínimo de consumo y enseguida me acordé que había acelerado durante la ida y de seguro esto había aumentado el consumo. Le dije que había acelerado pero que me había confiado de los indicadores. El me miró con cara de reproche y enseguida lo inundaron los nervios. Su mente empezó a acelerarse a mil por hora. Tomó las comunicaciones y alertó al aeropuerto mas cercano de la posibilidad de aproximación por bajo nivel de gasolina.

Le dije que pensaba que la luz de alerta estaba diseñada para un nivel mas alto del que mostraba en el manual. Pero me dijo, ¨No podemos suponer eso...tenemos que suponer que los indicadores no están bien reglados y no quiero que este motor se nos apague encima de la ciudad!!¨. De repente vino algo que nos puso peor...la luz del tanque izquierdo empezó a titilar y finalmente se encendió inundando la cabina con esa escandalosa luz ámbar.

Le dije al instructor que si solicitábamos un vector directo al aeropuerto de destino North Perry de seguro nos alcanzaba la gasolina. El estaba indeciso y pensaba en aterrizar antes pero nos pusimos a calcular de nuevo y llegaríamos con suficiente gasolina. De todas formas ya estábamos lo suficiente intimidados con esas luces y no había forma de apagarlas. Era como si alguien nos gritara constantemente al frente de nosotros, ¨Imbéciles!! Nos quedamos sin gasolinaaa!!!  Y esto no es un carro para parar en la siguiente cuadraaa!!!¨  Nuestro pasajero atrás estaba con cara de terror pues como técnico sabia exactamente lo que estaba pasando y nos dijo, ¨No dejen que se apague ese motor...por favor!¨

Después de pensarlo un poco el instructor accedió a pedir un vector que nos llevaría directo al aeropuerto. Esta ruta nos llevaría sobre la autopista I-95 que es la ruta principal de estos condados y justo por debajo de la ruta de aterrizaje de los jets del aeropuerto de Fort Lauderdale.
Al ver la autopista abajo atan baja altura me entró una sensación de angustia de pensar en que se apagara el motor de improviso y el único sitio de aterrizaje de emergencia sería allí abajo.

Me vino a la mente el horror de estrellarnos contra postes, cables de energía y lo peor matar a algún conductor inocente que se nos atraviese en nuestro intento por aterrizar...  Pero volví a la realidad, respiré profundo para calmarme y me concentré en seguir todos los procedimientos para proseguir con seguridad. Después de varios minutos de estresante angustia avistamos las luces del aeropuerto y procedí con una aproximación visual.

Ver las luces de la pista me trajo una sensación de alivio indescriptible y más cuando posé suavemente nuestro Cessna sobre la oscura pista.
Parqueamos el avión en la rampa de la escuela y el instructor se subió a los tanques enseguida con su linterna diciendo, ¨Quiero ver en realidad cuanta gasolina quedó en los tanques..no puedo creer lo que nos pasó!¨. Después de medirla puso una cara entre alivio y rabia pues había mas gasolina de la que suponíamos. Las luces se prendieron mucho antes del nivel mínimo indicado de alerta!

Cerramos el avión y caminamos por la fría oscuridad de la noche hacia la sala de la escuela a llenar mi libro de vuelo. Luego de cancelar el valor del vuelo el instructor dijo, ¨Me voy a dormir! Demasiadas emociones fuertes por hoy!¨. Nos despedimos, luego fui a llevar a mi amigo a su casa y comentábamos sobre lo ocurrido pero aun así estaba feliz de haber volado con nosotros. Luego de camino a mi casa reflexionaba sobre como se pueden entrelazar nuestros actos y terminar en un horroroso y trágico accidente... aunque esta noche fue solo un par de luces que se encargaron de darnos tremenda lección.



lunes, 18 de noviembre de 2013

LUZ DE ALERTA


Durante los años 2005 y 2006 hice varios vuelos rentando Cessnas 172 en Florida E.U.. Renté en el aeropuerto de Homestead con un amigo paracaidista, Nelson Pérez, que también era piloto y me ayudó como piloto de seguridad mientras yo repasaba el vuelo por instrumentos al aeropuerto de Tamiami con una careta puesta.

También tuve la dicha de volar en el aeropuerto North Perry con un amigo cubano ingeniero de vuelo de Falcon Air, Oscar Cepero, que compró una Cessna 152 (de dos puestos) pero que desgraciadamente meses después un huracán la destrozó.

En Julio del 2006 hice el que hasta ahora ha sido mi último vuelo nocturno sobre Miami con un instructor de la escuela NS Aviation del aeropuerto de North Perry. En el año 2007 no logré volar y fue cuando me confronté con la realidad de no poder continuar con mi entrenamiento.

Pero en el 2008 realicé dos vuelos cross country (travesía de larga duración) con instructor que fueron mi última esperanza de lograr los requisitos para el examen final de piloto comercial. Uno de estos vuelos fue a Venice Beach hacia el lado del golfo de Méjico. Fue un vuelo diurno lleno de los hermosos paisajes de los naranjales de la Florida y las bellas playas del golfo. Llevé a mi amigo Robson Cohelo a quien motivé en la aviación y fue luego piloto de helicóptero.

El otro vuelo fue uno nocturno a Melborne al norte de la Florida. Este vuelo fue muy especial por su enseñanza ya que me iba metiendo en tremendo problema!

Abril 1 del 2008.
Me encontré con un amigo técnico de aviación tambien muy amante del vuelo y lo invité al vuelo nocturno hacia Melbourne, aproximadamente una hora y media de duración hacia el norte de la Florida. Llegamos a la escuela de vuelo NS Aviation y me encontré con el instructor con quien empezamos enseguida los preparativos para el vuelo cross country.

Seríamos tres pasajeros y cada uno nos tomamos el peso en una balanza. Cuando pasé yo sobre la balanza el instructor me dice. "Carlos, lo siento, pero o sacamos gasolina del tanque o no podremos llevar a tu amigo"...y le dije.."Pero porque?"...me señaló la balanza y abri los ojos.. " 236 libras!! Oh! No!".... mi trabajo de chofer de limosina sentado todo el dia en la comodidad de ese sedan, comiendo burritos y pollo tropical sin hacer ejercicio habian ya hecho estragos en mi y estaba en sobrepeso.

No podia creer que esto estuviera ya afectando mi vuelo! Estaba enfadado conmigo mismo y me prometi bajar ese sobrepeso a como diera lugar. Acordé con el intructor sacar del tanque la gasolina necesaria para ajustar el peso máximo de despegue y asi poder llevar a mi amigo.

Provisión de gasolina de aviación a una Cessna 172

Proseguimos con la preparación del vuelo y entre las notas sabía que debía colocar el acelerador durante el vuelo en un predeterminada posición para asi darle máxima duración a la gasolina para este largo vuelo. Estaba feliz de poder volar de nuevo en la noche y sobretodo porque iba a ser un largo vuelo.

El avión en el que íbamos a volar era una Cessna 172 de nueva generación y tenía algunos instrumentos extras más avanzados. El interior del avión era más sofisticado y esto me hacia sentir como en un avión privado.  Iniciamos el vuelo y nos sumergimos en un maravilloso mundo nocturno rodeado de las luces de la diferentes ciudades por las que sobrevolábamos.

Recuerdo que nos acercamos a una pequeña nube casi transparente y el instructor enseguida me regañó diciéndome que guardara distancia con las nubes pues era un vuelo visual. Pensé que en realidad estaba exagerando pues esa nube no tenia nada de nube pero accedí a cambiar el rumbo.

Miré mi agenda de datos del vuelo y pensé en que podía acelerar un poco más para así no llegar tan tarde de regreso al aeropuerto de North Perry. Adelanté así un poco más la perilla del acelerador y con esto aumentó ligeramente la velocidad también. A medida que íbamos pasando los pueblos le iba indicando al instructor en el mapa por donde íbamos y así le demostraba que sabía donde estaba en cada momento.

Llegamos por fin a Melbourne, me puse la careta para no poder ver al frente y así hacer la aproximación para el aterrizaje con referencia solo a los instrumentos. Hicimos una curva especial para no sobrevolar una zona residencial y asi evitar hacerles ruido a esa hora de la noche. Inicié la aproximación de acuerdo con la carta de navegación y logré gracias al viento en calma de esa noche un acercamiento casi perfecto. 

Cuando llegué a la altura mínima el instructor me ordenó quitarme la careta y ante mi apareció una de las más bellas imágenes de una pista con toda sus luces perfectamente alineada enfrente a nosotros. Enseguida exclamé, ¨Que pista más bella!¨.

Aproximación llegando a la altura mínima de decisión.
 Aterricé suavemente y enseguida aceleré para despegar de nuevo hacia el sur con rumbo a casa.

Continuará...

miércoles, 13 de noviembre de 2013

DILEMA

CAPITULO XI (Historias de Hangar)
REGRESO A COLOMBIA
DILEMA
Después del fallido curso de ingeniero de vuelo de B-727 en Miami en el año 2004, decidí continuar en mi lucha por lograr mi licencia comercial FAA de los EU para así poder aplicar en las aerolíneas locales a la posición de copiloto. Conseguí hasta tres trabajos para logra reunir el dinero que me faltaba para los chequeos finales. Trabajé como chofer de limosina hasta el año 2007 y al mismo tiempo trabajaba como repartidor de pizas y conserje en un edificio residencial.

Estas son limosinas de Aventura Limo en Miami Beach en Florida donde
trabajaba como chofer. Yo ¨volaba¨ un sedan como el de la derecha.
 Disfrute mucho este trabajo ya que iba bastante al aeropuerto.

Luego el trabajo de chofer decayó y afortunadamente logré un trabajo en el centro de llamadas de Brandsmart en Hollywood, al norte de Miami. Durante esos años fue decayendo mi entusiasmo por trabajar en una aerolínea en los EU .

Tal vez los años volados en FALCON AIR, comentarios de instructores que habían conseguido algún trabajo, me dieron una vista panorámica de un futuro trabajo en algún frio lugar de los EU. Pero la verdad ya no me llamaba la atención ese ambiente...no se..me hacia falta el ambiente latino.

Pensé en buscar trabajo en Puerto Rico como piloto de Islander pues mi amigo Gustavo había ya volado con ellos. Pero todavía me hacia falta mucho dinero para lograr mi licencia.
Al irse mi hijo menor con su madre a Guatemala en el 2009 empecé a sentir un gran vacío emocional en los EU a pesar de tener el resto de mi familia allí.

Foto con mi hijo Fernando en un parque de Hollywood al norte de
 Miami justo antes de que se fuera a Guatemala con su madre.

 Una especie de encrucijada se venia sobre mi. Entré en el dilema de si seguir ahorrando pues me podría tomar un par de años más lograr ese dinero. Una parte en mi buscaba con ansia lograr volar en Puerto Rico.

Para el año 2008 varios amigos me habían dicho que había posibilidades de trabajo como copiloto en Colombia. Y varios pilotos en Puerto Rico me habían dicho lo instable de la industria en esos días. Y por primera vez en casi 20 años en Florida lo impensable pasaba por mi mente... ¨Volver a Colombia¨.

Por lo menos allí ya tenia licencia de piloto comercial!  Pensé en viajar, presentarme a las aerolíneas y volver. Pero después de escribirme con varios contactos en Colombia me di cuenta que no podría adelantar nada si no me quedaba en Colombia. La sola idea de mudarme a Colombia después de tanto tiempo de haber emigrado a los EU me llenaba de miedo y angustia.

Tenia a mi favor un buen Inglés, mi licencia de instrumentos FAA y mi ciudadanía americana, pero tenía en contra mi edad y pocos contactos.  Al pensar en volver a la tierra donde me crié para buscar volar como piloto me llenaba de una gran emoción de aventura.

Para el 2009 mientras trabajaba en una bodega de Brandsmart inspeccionando televisores usados, entré en una profunda reflexión y me pregunté a mi mismo que era lo que en realidad quería. Una voz dentro de mi me decía, ¨Charly...vámonos a Colombia... usted ya no quiere estar mas aquí encerrado en esta  bodega y aunque no haya nada seguro en Colombia por lo menos tiene licencia allá ...larguémonos!¨

Después de esto salí al parqueadero de la empresa y decidí llamar a mi hermano Felipe a Colombia para preguntarle si me podía dar un trabajo temporal en su empresa para así poder sobrevivir mientras buscaba aplicar en las aerolíneas.

No podía creerlo...había decidido por fin emigrar a Colombia!
Enseguida encontré resistencia por parte de mi esposa Luz Dary, mi madre y la esposa de mi hermano, pero poco a poco se dieron cuenta que para mi no habían mejores opciones.

Empecé así a dirigir mis ahorros para lograr mi soñado viaje a Colombia.