Continuación...
DE PATAGONIA CON AMOR
(Basada en mi novela “La leyenda de Dos Laguitos”)
Era un soleado día de fin de verano de 1959. Mi capitán me había asignado un vuelo de rutina de patrullaje. El avión, un hermoso y plateado AT-6 Texan de la fuerza aérea Chilena. Empecé a hacer la revisión prevuelo al mismo tiempo que disfrutaba de sus líneas aerodinámicas como un macho disfruta de su hembra. Este dia estaba alborotado mi espíritu aventurero y nunca me iba a imaginar que este vuelo de todo iba a tener menos de rutina.
Continuaba con mi ritual de preparación, me subí al avión y me acomodé en la estrecha pero familiar cabina. Me amarré como un vaquero lo hace a su caballo y nos volvimos uno. Repasé mi lista de chequeo y le hice una señal al encargado de tierra. El me señaló el motor y me dijo que podía iniciarlo mientras en su otra mano sostenía el extintor de incendios. Accioné el arranque y después de varias sacudidas vino el fuerte rugido de este poderoso motor radial.
La torre de la base me autorizó a la cabecera de la pista. Probé una vez el motor y todo parecía en orden pero para el destino la palabra “orden” tenía otro significado este dia. La torre me autorizó a despegar, adelanté el acelerador y pude sentir la inmensa fuerza del motor halando todo el avión sediento de velocidad.
El aire empezó a silbar alrededor del parabrisas, miré el velocímetro y liberé el avión de la tierra para subir velozmente hacia la aventura. Me nivelé a unos cinco mil pies mientras establecía con mis instrumentos la ruta a seguir para el patrullaje asignado. Miraba al frente y a los lados para disfrutar del hermoso paisaje que ofrece esta zona de Chile.
Empecé a volar cada vez más bajo alejándome del área que tenía que patrullar. Quería ver esa zona tan esplendorosa de los Andes de la Patagonia. A baja altura las imágenes pasaban borrosas a más de doscientas millas por hora. Era un valle con verdes praderas, pequeños bosques, arbustos, lagos, rocas y algunos caballos, vacas y ovejas corriendo espantados al paso de mi avión.
El sonido orquestado del viento a través de la hélice, el fuselaje y las alas era ensordecedor. Yo estaba pegado al avión como si fuera otro componente más. Solo mi trasero y mi estómago sentían el cambio de mi peso a medida que subía y bajaba. Me sentía poderoso cuando el avión leía con exactitud los comandos de mi mano derecha en el bastón de control y los movimientos de mis pies coordinando con los pedales.
El AN-44 285 de la FACH |
Aviones NA-44 números 204 y 206 en vuelo |
El NA-44 número 212 sobre el muelle Arturo Prat de Punta Arenas. (Fotos tomadas del blog "El observador aeronáutico" Escritos sobre aviación chilena. http://ivansiminic.blogspot.com/2008/02/orgenes-de-los-texan-en-chile-aviones.html de Iván Siminic de Chile.) |
1 comentario:
Muy bonita la foto del AT-6 con los Cuernos del Paine de fondo, pero me entra la duda de si pudo aterrizar y despegar sin problemas en la zona frente a las Torres, ya que no me pareció tan nivelada la última vez que estuve allí.
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