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jueves, 24 de marzo de 2011

LAS HISTORIAS DE ROBERTO CONTI (20a parte)

DE PATAGONIA CON AMOR (Continuación)


Nos detuvimos más adelante para ver una manada de guanacos que pastaba pacíficamente y disfrutar por un momento del paisaje que la naturaleza nos brindaba. La abracé y pensé - Que regalo más bello me está dando la vida, no creo que pueda ser más feliz que esto. -

Continuamos el camino y me dio instrucciones de cómo preparar la chimenea en la cabaña cuando llegáramos para pasar la noche sin mucho frío. Me dijo que había pumas y que por precaución llevaba un rifle por si era necesario espantarlos. Pero al pensar que iba a pasar la noche con Solange enmudecí por un minuto y Solange me miró a los ojos -

Hey, Roberto tranquilo que ya soy mayor de edad y no hay problema con mis padres. Ellos no van a querer que me involucre con el primer hombre que se me atraviese. Además, teniente Conti, sacúdete la cabeza que tu no eres mi primera aventura. Tuve un novio llamado Ernesto que decidí dejar por que nunca me tomaba en serio y además es muy celoso y machista. Es arquitecto y a veces trabaja para mi padre. No me extrañaría que se ponga furioso si se entera que he salido contigo. Tu me gustas, me haces reír y me haces sentir confortable así que vivamos el ahora y no te preocupes por nada.–

Quedé un rato sin aliento por su sinceridad y amplitud de mente. Al cabo de una hora llegamos a un pequeño valle con un arroyo y al fondo una rústica construcción en piedra y troncos de madera. Atrás había un bosque que protegía la cabaña del frío viento predominante.


 
 
Llegamos a la cabaña, sacamos unas herramientas y con cuidado abrimos la puerta que estaba asegurada con viejos y oxidados clavos. Entramos y encendimos una lámpara de kerosene. Luego salimos para buscar madera y agua.

Al encontrarnos de nuevo en la cabaña le dije - Solange me siento en la mitad de un lindo sueño. – Ella sonrió y acarició mi mano. Moví una gran piedra que tapaba la chimenea para evitar que entraran animales y procedí a encender la leña que había traído.

Luego Solange entró con un radio portátil que trajo del Rover con el que podíamos escuchar música de la estación “Radio Gallegos” de la Argentina y tal vez alguna otra emisora de Punta Arenas si el tiempo lo permitía.

Encendí la radio y enseguida escuchamos a Paul Anca aullando… “You are my destiny…” y Solange dijo, - De seguro luego escucharemos al loco ese del Elvis con su Jail Rock y otras hierbas. Me fascina el Rock. Voy a poner un letrero afuera para invitar a todos los vecinos: !“Rock, whiskey y Solange”! ¡Siiiii! –

Enseguida Solange sacó la botella de whiskey y me la ofreció para que la abriera pero yo no aguanté más y la tomé por la cintura para besarla con pasión. - ¡Roberto!... ¡Como me gustan tus besos! –. Me levanté y le dije - Mejor cierro la puerta para que tus vecinos no nos interrumpan… mejor no pongas el letrero.

-Ya no me expliques más y ven a mí. – Me dijo. La cabaña estaba llena de calor y desesperadamente nos quitamos las ropas el uno al otro... ella se adueñó de mí, yo me adueñé de ella y así nos entregamos al amor.

Continuará...

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