Ivette es el nombre ficticio de una tierna ancianita en sus avanzados ochenta que me encontré en uno de mis trabajos como conserje en un edificio residencial (Hollywood Florida 2006) y no quiso que publicara su verdadero nombre pues... !Ya no quería ser famosa!
Ella es original de Austria y emigró a Nueva York a sus quince años. Muchos años después se mudó a Florida. Todavía mantiene su acento austriaco. Me causó gran sorpresa cuando me dijo que en su juventud había tomado lecciones de vuelo. Esta es su pequeña historia de su “roce” con la aviación.
YO TAMBIEN QUIERO VOLAR
Eran las épocas en que las tensiones y persecuciones raciales en Europa nos obligaron a escapar a América.
A finales de los años 30 decidimos dejar Austria y emigrar a Nueva York donde teníamos familia. Mi madre se volvió a casar y tuve un hermanastro con el que yo me la llevaba muy bien. A él le fascinaba el vuelo y ahorró lo suficiente para sacar su licencia de piloto privado. A mi me daba mucha curiosidad y le dije que me llevara con él al aeropuerto para verlo volar.
Cuando llegamos y vi el avión en el que él entrenaba con su instructor me llenó de mucha emoción. Era un avión de ala alta con un gran motor al frente. No recuerdo que modelo era pero ya estaba enamorada de la idea de volar. Para sorpresa de mi hermanastro me inscribi en las clases de vuelo en el mismo aeropuerto.
Ya había tomado varias clases de maniobras en altura y luego empezamos los ejercicios para aterrizar. No se que era lo que pasaba conmigo, pero siempre que trataba de nivelar el avión para aterrizar sentía un miedo terrible de pegarle muy duro al tren de aterrizaje y halaba muy rápido el bastón y eso ocasionaba fuertes oscilaciones.
Tuve como cinco sesiones más pero no me sobreponía a mi miedo. Decidí no continuar más mi entrenamiento.
Más adelante cuando tuve mi primer hijo, le contaba de mis aventuras intentando aterrizar aquel pequeño avión de entrenamiento y él me miraba con sus ojos bien abiertos llevado por la fantasía del vuelo. Para mi sorpresa cuando él entró al College se inició en un curso de vuelo en el aeropuerto local y más adelante sacó su licencia de piloto privado. Siguió los pasos de su madre!
Varios años después estuve visitando las selvas de Colombia y Perú con una comision de la National Geographic. Teníamos que volar a pueblos de la selva amazónica en pequeños aviones y les contaba a los pilotos mis antiguas aventuras aprendiendo a volar.
No olvido algo muy gracioso y fue que en medio de la selva de pronto empezaron a caer las primeras gotas de lo que parecía era una fuerte lluvia, pero en realidad eran unos micos que estaban orinando sobre nosotros! Y nos miraban como diciendo... - !Fuera de aquí o los seguimos miando! Ja,ja,ja! -
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