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viernes, 26 de febrero de 2010

EL AEROPUERTO YARIGUIES

Uno de mis mejores momentos durante mi niñez, en este cálido pueblo de Barrancabermeja en Colombia, era cuando teníamos que ir al aeropuerto local. Se llama Yariguies en honor a los aguerridos indígenas que poblaron estas tierras antes de la colonia.

Era fascinante ver los aviones con el fuerte sonido de sus motores radiales. Me invadía la curiosidad por saber de que parte de la selva venían. Escuchaba que venían y volvían a Bogotá y mi imaginación se elevaba entre los árboles del horizonte para ver como sería la gran ciudad. Cuando bajaban los pilotos del avión los seguía hasta la cafetería para tratar de escuchar sus historias y así irle a contar a mi hermano para que inventáramos otra historia para jugar.

Cada vez que los veía sentía una extraña emoción pues eran ellos quienes podían controlar esa gran aeronave, levantarse por los aires y cumplir ese gran sueño de volar.

Sentía también algo similar cuando recordaba los astronautas pero todavía mantenía en mi mente mi sueño de subir al espacio exterior. Creo que esa sensación de alejarme del planeta nacía del deseo interno de alejarme de todo lo que significara quedarme atado a lo convencional, al conformismo, a los problemas con mi familia, con el colegio y a mis propias frustraciones.

Pienso que ese fue el verdadero origen de mi deseo de volar.


Preciosa foto reciente de la torre de control del aeropuerto Yariguies. Recuerdo que solo una vez subimos con mi madre para preguntarle al controlador sobre un vuelo que venía desde Bucaramanga. El estar ahí era ver por fin la realidad de los controles, los binoculares, el micrófono y los instrumentos de la torre. Sabía que ese cuarto era parte de mi mundo del vuelo. Era el contacto directo con las cabinas de “mis naves espaciales”…y ahora estaba un poco más cerca de ellas.
(Cortesía de Andrés Torres Espinel de Airliners.net)



En la rampa un Piper de enseñanza. A la derecha se alcanza a ver la rampa donde los pasajeros bajan del terminal. Me parece increíble que después de tantos años este aeropuerto se mantenga casi igual. ¡Todavía conserva mucho de los detalles que recuerdo hace cuarenta años! (Cortesía de Andrés Torres Espinel de Airliners.net)

1 comentario:

Anónimo dijo...

Hola , Carlos Darío: gran alegría sentí al leer sus memorias, gratos recuerdos, reminiscencias, alegría que llegó donde quería, se le ve feliz y dichoso, bonita familia, voló, se divirtió haciendo lo que le gustaba, quería despegar y despegó.
Que bueno que usted lograra el triunfo, estoy contento de saber de usted y de corazón lo felicito. Continúe con sus relatos. Hablamos . Un abrazote. Su amigo Gamín
Julian Espinel Giraldo