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domingo, 28 de febrero de 2010

VUELO EN DC-3 (2a parte)


Para estos días las auxiliares de vuelo tenían un uniforme bellísimo y me recreaba en la idea que eran como madres que me consentían durante el sueño de este viaje. Hacia el mismo sonido de los motores en mi garganta y en mis oídos se iniciaba el efecto de armonización con la frecuencia de los motores…era un sonido hipnótico que al mismo tiempo me arrullaba pero no me dejaba dormir pues no quería perderme nada de lo que sucedía a mi alrededor.
Cuando aterrizamos y salía por la portezuela trasera me parecía a mi mismo estar observándome desde la rampa donde yo mismo soñaba con verme algún día.


Este es un avión Curtiss C–46 de la empresa Aerocondor en los años sesenta (HK–75). Se me hacia muy graciosa la forma dividida del fuselaje y las formas de la ventanas de la cabina. Siempre veía con detenimiento cada detalle de su fuselaje y alas. Se me asemejaba a una especie de pez aéreo con cachos y barbas que eran las antenas de radio y navegación (Cortesía de Camilo Luengas)



Un DC–3 carreteando desde una pista en nuestro bello territorio Colombiano. Me recrea mucho ver esta foto y me parece estar en esas épocas viendo y escuchando sus motores cuando se acercaba a la rampa del terminal de nuestro aeropuerto. (Cortesía de Propfreak de Airliners.net)


En esta foto este DC–3 esta despegando en alguna pista de Colombia. Esta vista la tengo impresa en mi memoria cuando los veía aterrizando o despegando. No entendía como hacia la cola del avión para mantenerse “volando”. Viendo el paisaje alrededor puedo sentir la humedad y el calor de estas hermosas tierras que me recuerdan tanto a Barranca. (Cortesía de Propfreak de Airliners .net)


Varios años más adelante aparecieron estos bellos aviones llamados Electra de la empresa SAM (Sociedad Aeronáutica de Medellín) que traían un sonido muy diferente y hasta ensordecedor, era el sonido del motor turbo hélice. Era un sonido agudo que siempre quería imitar con un prolongado silbido. Era para mí ver como la tecnología empezaba a hacerse realidad y pronto se volvió en mi avión preferido. Esta foto es de los años setenta en el aeropuerto El Dorado de Bogotá. Atrás a la izquierda un Heron de ACES y a la derecha un Vickers de Aeropesca. (Cortesía de José Carreño de Airliners.net)


Otra vista del Electra. Recuerdo la novedad del olor del combustible a petróleo quemado. Me enamoré de ese aroma. Todavía hoy al olerlo puedo remontarme a mi niñez cuando veía estos turbohélices… mi primer encuentro con el mundo de las turbinas. Atrás un Carabelle de AEROTAL. (Cortesía de José Carreño de Airliners.net)


1 comentario:

Anónimo dijo...

Del carajo capi