Powered By Blogger

jueves, 25 de febrero de 2010

MI PRIMER ALUMNO (2a parte)

Continuación...

Íbamos ahora a un sitio de vuelo más avanzado en un pueblo llamado Suesca a unas tres horas al norte de Bogotá.

Recibía un fuerte viento frío en mi cara mientras observaba el verde paisaje de las montañas del norte de Bogotá desde la parte de atrás de la camioneta y al mismo tiempo reflexionaba sobre mi primer alumno.

Ella ya había terminado la primera fase de vuelos y aunque lo hacía más lento que sus compañeros masculinos logró perfeccionar el despegue y aterrizaje dejando a más de un incrédulo con la boca abierta. – Carlos – me dijo uno de ellos, – ¿Usted si cree que ella se atreva a volar desde este sitio más alto? – Y le dije, – pienso que hasta ahora lo ha hecho bien y la veo muy animada.–

Llegamos al sitio de vuelo y mientras subíamos la ladera de la colina con los pesados aparatos, de la tierra emanaba un fresco aroma y descubrimos que habían germinado cientos de pequeñas plantas de menta.

El viento venía enfrentado y prometía un día perfecto para volar. Una vez llegamos a la cima nos sentamos a descansar. Después de recogerse su hermosa cabellera me dice, – Carlos, quiero hacerte una pregunta. – Esta vez me estaba mirando de una forma diferente, sus ojos estaban muy expresivos y descubrí un detalle que me impresionó, sus ojos se habían tornado de un azul intenso. – Carlos, ¿Que sentiste la primera vez que te lanzaste al vacío? –

A través de sus ojos pude ver otra mujer, era una niña con temor a encontrar un mundo diferente, era una niña descubriendo un nuevo universo. – Tranquila, que una vez que vueles de aquí vas a ver que no es ningún vacío. – Le respondí sonriendo.

Se preparó y cuando llegó su turno para despegar caminó delante de la cometa y se quedó mirando por un momento el inmenso paisaje delante suyo, como sintiéndolo, como percibiendo en todo su cuerpo el viento que la iba a recibir.


Doris lista para despegar en su cometa. (Dibujo en crayola de mi autoria)


De repente su rostro se transformó en el de una guerrera, se preparó y con un grito...– ¡Todos atrás! ¡Voy a despegar! –… Tomó una fuerte carrera y como en una fábula se alzó por los aires. Todos estábamos tensos y emocionados al mismo tiempo.

Con lenta y armoniosa habilidad maniobró el aparato, hizo sus correcciones, flotó hacia el potrero de aterrizaje hasta que se posó en tierra como una princesa.

Todos salimos corriendo colina abajo para felicitarla. Al llegar, ella se estaba quitando su casco y sacó a relucir su fresco y largo cabello. Su rostro estaba radiante de felicidad. Al llegar a saludarla descubrí algo nuevo, sus ojos estaban ahora de un verde brillante. Estaba viendo retozar de felicidad a una niña a la que sus ojos cambiaban de tonalidad cuando vivía emociones fuertes y que luego trataba de esconder detrás de un rostro frío.

Sus vuelos continuaron hasta lograr bastante experiencia y aprendí también con otras alumnas que las mujeres aunque toman más tiempo, perciben mejor el mundo tridimensional que los hombres y por lo tanto vuelan con más gracia y precisión. Más adelante se inscribió en la universidad y no supe si volvió a volar.

Un día por coincidencia me encontré con ella en esta universidad y muy contenta por el reencuentro me presentó con sus compañeros. – ¡Amigos les presento a mi instructor de vuelo en cometa!… ¿No es bello y tierno él? – Me sonrojé… por lo de “bello y tierno”.

Estaba estudiando ingeniería mecánica, algo que allá también era más bien pa' machos. Después reflexionando en esta bella mujer pude ver su niña interior luchando contra la sicorigidez de su madre y pienso que su experiencia con el vuelo fue ayudándole a quitarse esa cara de mujer rígida para ver el paisaje de su vida con sus verdaderos ojos…hummm…bellos ojos.

Dedicado a ti, Doris, mi primera alumna…que donde quiera que estés tu alma siga volando.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Me he divertido mucho con tus cuentos!! Mil gracias por esta interpretación tan idealizada que haces de nuestras inolvidables salidas a pisar boñiga y paser por la sabana!!

Doris M