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lunes, 31 de enero de 2011

LAS HISTORIAS DE ALVARO BERRIO


A Alvaro lo vine a descubrir en mi trabajo de la Limosina en el 2007 porque algunos compañeros me habían hablado que uno de los choferes de las limosinas tenía tremendas historias de cuando había sido piloto en Colombia. Esperé a que mi angelito me lo atravesara por el camino del ir y venir de los pasajeros.

Un dia teníamos que recoger casi doscientos pasajeros en el aeropuerto de Miami y Alvaro llegó a la zona de espera con uno de esos inmensos y preciosos buses. Nos reunimos varios choferes en la mitad del parqueadero hablando del trabajo que se iba a hacer. Después empezamos a hablar de la política y a tratar de arreglar el planeta. Noté el acento paisa de Alvaro y empecé a atar cabos. Pensé que tal vez tenía delante mio al piloto que estaba buscando?

Poco a poco le fui preguntando a que se había dedicado antes de su actual trabajo y nos fuimos a sus épocas cuando recién llegó a Miami y estuvo dedicado a pintar casas. – Bueno Alvaro… y cuénteme que estuvo haciendo en Colombia. -  Se quedó callado por dos segundos como preparando su mente para una faceta totalmente diferente de su vida.

Me miró a los ojos como preparándome a mi también para una historia muy diferente donde tal vez no iba a encontrar a un interlocutor preparado que entendiera ese otro mundo de la aviación. Y me dijo - Oome’ Carlos yo en Colombia fui piloto de aviones... – Enseguida sonriendole le extendí mi mano para saludarlo una vez más, pero esta vez de piloto a piloto.
Enseguida sorprendido me dijo - Usted es piloto también? – Solo moví mi cabeza afirmativamente y le dije - Por fin lo encontré! Yo sabía que nos íbamos a topar en algún momento, pero siga con su historia que luego yo le cuento la mia. -

Desde que comenzó a contarme su historia empecé a llenarme de gozo al encontrar a alguien que vivió esa aviación de pueblos, de selva, de aviones pequeños, llenas de tantas anécdotas, de tantas vivencias. Coordiné con él para grabarle sus historias y me invitó a su apartamento para empezar. Le llevé de regalo mi primer libro "Historias del aire" y me contó que también estaba escribiendo su libro. !Nos encontramos dos pilotos escritores!

La mayoría de sus historias las esta escribiendo en su libro y aqui nos comparte su inicio y algunas anécdotas llenas de milagros, entre esos, el encuentro con el amor de su vida y cuando su angelito le salvó su vida no una vez sino dos veces. Disfrutenlas.


ANTES DE QUERER VOLAR

Hombe’ Carlos, lo mio fue totalmente diferente a muchos otros pilotos pues no venía preparado para lo que me iba a suceder. Yo soy Colombiano, de Armenia, modelo 54 y durante mi niñez me dedicaba a cosas muy diferentes al vuelo. Estudié en el colegio Carlo Magno de Armenia. El rector de este colegio se había retirado de otro colegio y fundó este buscando mas integridad para los alumnos y se trajo con él a varios estudiantes que no podían controlar por indisciplinados pero que eran mas inquietos por querer saber mas cosas. Entre esos alumnos estaba yo.

Estuve ahí tres años y me gradué de este colegio en el 73. Para la graduación el rector me eligió para que leyera el discurso de despedida. Yo había escrito varias veces el discurso pero no me gustaba. Ya delante de todos mis compañeros y de los padres de familia les dije, - Miren… yo aquí tengo mi discurso de despedida pero en realidad no es lo que quiero decirles… yo lo que deseo y he hablado con mis compañeros es que queremos olvidarnos de todo lo que sea estudio por mucho tiempo, quien sabe hasta cuando pues precisamente eso es lo que hemos sido toda la vida, estudiantes… con mis compañeros hablamos de que uno quiere irse para una finca, otro quiere irse para los EU, en fin cualquier cosa menos estudio… eso es todo y buena suerte para todos… -

El discurso fue más o menos eso y me sentía como apenado pues tal vez el rector y todos esperaban otra cosa de mi pues yo era como el intelectual del curso. Ahora ya no teníamos al papá y a la mamá encima diciéndonos si habíamos acabado las tareas. Con la graduación llegó nuestra libertad.

Decidí arrancar en el 75 a conocer los Estados Unidos. Fui a Cali a sacar la visa de turismo y me la dieron sin problema y arranqué ahí mismo. Me fui para donde mi primo Enrique que vivía en Los Ángeles en California.  Luego me fui para Chicago a donde un hermano por unos meses y luego me fui para donde otro hermano a New Jersey. Allí estuve trabajando de “bus boy” de ayudante de las famosas meseras conejitas de la Play Boy. Ahí conocí al dueño del imperio de la Play Boy.

Que me iba a imaginar que un muchachito de Armenia como yo le iba a estrechar la mano a un magnate de esos. Los bus-boys vivíamos al lado de las “Bunnys” y las parrandas eran con ellas. !Imagínense lo bueno que la pasábamos!


ACOMPAÑEME AL AEROPUERTO

Decidí volver a Colombia y llegué justo cuando mi hermana Maria Lucia, recién casada se iba a vivir a Medellin con su esposo Baudilio Posada. Le decíamos “El mono Posada”. Mi madre les prestó el carro para ir a Medellin y me mandaron a mi para que trajera el carro de regreso. Me quedé una semana en Medellin en el apartamento de ellos.

El mono me contó que iba a estudiar aviación en la Academia Antioqueña de Aviación. Como a los dos días me dijo - Alvaro, camine acompáñeme al aeropuerto para que conozca la escuela de aviación donde me matriculé. -

A mi en la vida se me había atravesado algo con la aviación. Otros pilotos empezaron jugando con aviones pero a mi ni se me había pasado por la cabeza…hasta ese día. Acompañé al mono a encontrarse con su instructor para cuadrar algunos detalles de su entrenamiento. De pronto uno de los instructores me habló y me ofreció muy amablemente que al siguiente día, si yo quería, me daba un paseito gratis en al avión para que conociera el vuelo. Yo pensé - Gratis un paseo en avión? - No podía creerlo y acepté gustoso venir al día siguiente.

Fui al otro día y me encontré con el instructor. Me di cuenta que el creía que al haber venido con el mono Baudilio yo tal vez quería también empezar aviación. Me decía que la aviación era algo fácil y que yo ya tenía todos los requisitos pues me había graduado ya del colegio. Me subió al avión y tuve aquí mi primer vuelo con un instructor.

Era un precioso Piper PA- 18  la famosa “mojarrita”, el HK-617. En vuelo me entregó la cabrilla para que sintiera el avión y me enseñó como mantener vuelo nivelado. Tomó el mando y fuimos a aterrizar. Aquel día se me quedó grabada en mi mente aquella increíble experiencia. Esto me estaba gustando.

Para esos días yo todavía no tenia ningún plan con mi vida y me dije - Pues esto me lo puso mi Dios aquí al frente. – Regresé a Armenia y les conté a mis padres la experiencia que había tenido y que estaba considerando estudiar aviación. Yo había traído unos ahorros de los Estados Unidos, y con la ayuda de mis padres decidí viajar de regreso a Medellin.

Mi madre me dijo que más bien me llevara el carro pues en Armenia no lo iban a necesitar. Ahí mismo que llegué a Medellin me matriculé en la academia y fue ahí cuando comencé mi carrera en la aviación. Hice mi primer vuelo solo en el aeropuerto de Santágueda, abajo de Manizales, como a las ocho horas de entrenamiento y eso fue un record en la escuela. Como no había aceite para bautizarme me echaron vestido a una piscina. Fue muy divertido. Fui muy buen estudiante y esto me ayudó a progresar rápidamente.

Nosotros no podíamos entrenar en el Olaya, porque era era un aeropuerto muy ocupado ni en Santa Fe de Antioquia por ser de la escuela Halcones. Entrenábamos regularmente en la pista de Urrao que era un pista pública. Era un sito muy difícil de acceder y muchas veces peligroso para los alumnos sin experiencia. Nos tocaba salir de Medellin por el cañón de San Cristobal con montaña a lado y lado.

De ahi cogíamos rumbo oeste hasta llegar al cerro San José de unos trece mil pies de altura, y después de pasarlo bajábamos al aeropuerto. Aveces uno se quedaba después de clase tomándose una gaseosita y aveces se dañaba el tiempo en el cerro San José. Ahi y si que nos veíamos en aprietos para darle la vuelta y poder seguir a Medellin.

Continuará...



El Piper HK – 617 de esta historia, la famosa “Mojarrita”. 
Fue el mismo que compró el narco Pablo Escobar y lo colocó 
como trofeo en la entrada de su hacienda Nápoles.


miércoles, 26 de enero de 2011

INSTRUCTOR MECANICO



En el mismo hangar donde trabajaba de auxiliar de mecánico de aviación en el 99, descubrí que uno de los supervisores era instructor de vuelo. Esto me emocionó mucho y pronto estaba ya haciendo planes para poder volar con él .

Descubrí también que uno de mis compañeros de trabajo estaba recibiendo instrucción con él. No desperdicié tiempo y rápido hice amistad con este instructor llamado Jason.  Tuve la dicha de ser invitado a una de las sesiones de instrucción de vuelo en el mismo aeropuerto.

Más adelante llegaron de Bogotá unos amigos de mi madre que estaban en plan de conocer y se me ocurrió ofrecerles un “Vuelo del amor”. Esta vez fue cortesía de mi madre quien pagó la renta del avión.

Como llevaba un tiempo sin volar era necesario tener experiencia previa con un instructor y asi aproveché para pedirle a Jason que me diera una hora de vuelo previa sin los pasajeros antes del vuelo nocturno. Afortunadamente el tenía tiempo para aquella noche.

Rentamos en una escuela cercana un bello Cessna 172 y procedimos con nuestro vuelo. Recuerdo que varias veces simuló que fallaba el motor y me obligaba prácticamente a iniciar todo un viraje de emergencia hacia la pista.

Luego del vuelo volvimos a la escuela y llamé a mis pasajeros Carlos y Sol Patricia para encontrarnos en casa de Eunice, una amiga de mi madre donde se estaban hospedando para cenar todos juntos. Después de cenar nos dirigimos al aeropuerto donde nos reencontramos con Jason. Les presenté a mi instructor y él con su muy básico español les dijo... – ¡Ben...venidos a vuelo sightseeing de amor! –. 

Los llevamos al avión y los sentamos mientras preparábamos el avión. Iniciamos el motor y así daba inicio a otra aventura más del  famoso “Vuelo del amor”. Mi instructor me dijo que si quería él volaba para que yo les hablara durante el vuelo y le di las gracias además que sabía que con él estábamos en manos bien expertas.

Iniciamos el despegue y recuerdo que ya en vuelo Sol Patricia me dijo – ¡Uhyy, este avión despegó bastante rápido! !Yo acostumbrada a que un avión tomaba mucho más tiempo y pista para salir! – 

Volamos sobre South Beach y esta noche se veía en todo su esplendor lleno de luces, carros y gente caminando al frente de las discotecas y restaurantes. Luego dimos la vuelta cerca al centro de Miami y volvimos al aeropuerto de Opalocka.

 Mi instructor me entregó el avión para que lo aterrizara y al mismo tiempo me indicaba algunas correcciones para hacer mejor la maniobra. Al bajarnos del avión nos tomamos algunas fotos que guardo de recuerdo de este bello vuelo que cumplió otro de mis sueños y también el de ellos.


Aqui con Sol Patricia y Carlos al lado de la Cessna 172 N-777-MS


Aqui con Jason...mi instructor de vuelo y  mecánico de aviación.

lunes, 24 de enero de 2011

EL AVIONERO PININA (2a parte)

Continuación...

CASTIGADO EN LA BASE

Justo una vez cuando estaba esperando ansioso la salida de fin de semana para ver a la novia algún desgraciado compañero me había ensuciado las botas o me había deshecho la cama y el sargento me castigó con quedada en la base.

Como no teníamos que hacer nada, para no desaprovechar el tiempo me iba con algún compañero para los hangares donde les estaban haciendo mantenimiento a los aviones. Nos ofrecíamos para ayudar a cambiar las llantas, el aceite, para llevar partes que los técnicos necesitaban y así podíamos estar más cerca de los aviones. Ya cuando nos daban más confianza me dejaron subir y sentarme en la cabina de un jet de combate Mirage.

Era emocionante saber que al lado mío estaba la palanca para salir disparado eyectado del avión. Con la ayuda de algunos técnicos poco a poco iba entendiendo el uso y significado de todos esos relojitos y botones que eran los instrumentos de vuelo.

Me presenté a aplicar para cadete de la Fuerza Aérea en la misma base pero era frustrante saber que no había chance si no tenía alguna formación académica. Acabé el año de servicio militar y decidí inscribirme en la universidad y buscar ese nivel que necesitaba para poder aplicar.


CADETE DE LA F.A.P.

Estuve en la universidad tomando las materias básicas que eran requisitos para otras carreras. Durante mis estudios me soñaba con el momento de poder ir a la base aérea a tratar de nuevo con los exámenes para clasificar.

Una vez terminé el año de universidad fui de nuevo a la base y me presenté con mi terno y corbata a la entrevista inicial. Para mi sorpresa me sirvió bastante el haber sido soldado en esta base. Me di cuenta que me había dado a conocer cuando fui soldado y me habían cogido cariño.

Con mis estudios universitarios y un padrino que me tocó conseguir logré entrar finalmente a mis 19 años al siguiente curso de cadetes. Pasé todos los exámenes y pronto estaba en la misma base otra vez. Pero la diferencia es que los cuartos que nos tocaban tenían las camas mas anchas, mejores baños y todo se notaba que era de mejor nivel.

Entré a las clases donde empecé a ver toda la teoría de vuelo y me sentía realizando mi sueño. Todas las mañanas nos hacían formar y cantar el himno nacional. Lo más interesante fue cuando me tocó subirme por primera vez a uno de los aviones de entrenamiento con el instructor. Era el T- 41 y aunque no tenía el sonido que me gustaba de las turbinas, pues era pistón, por fin podía iniciar mi entrenamiento de piloto y controlar el avión con mis manos.


Cessna T-41 de entrenamiento básico en la base aérea de Las Palmas.
 
Aprendi a carretear el avión y lo llevé al inicio de la pista. El instructor me dijo que le pusiera toda la potencia y empecé a asustarme al ver como aceleraba más y más. Cuando despegamos sentí como un vacío en mi estómago y una fuerte emoción pues era la primera vez que volaba en un avión. Miraba hacia abajo y pensaba – ¿Será que esto no se va a caer? –

Y poco a poco a medida que aprendía las maniobras fui cogiendo confianza en el vuelo. Tenía que concentrarme ahora en aprender el uso de los instrumentos del avión. Cuando aterrizamos me bajé y ya no me sentía un pasajero sino un cadete aprendiz de piloto. Lo que más me gustaba era cuando bajabamos en planeo.

Unas cincuenta horas más adelante fui autorizado para mi primer vuelo solo. Recuerdo que estaba nervioso y no quería halar demasiado el control de mando para evitar perder estabilidad. Una vez despegué, pensaba solo en como iba a bajar este aparato de nuevo a la tierra. Era increíble ver al lado y ver que estaba solo. Aterricé y cuando puse los pies en tierra sentí algo indescriptible.

Me recibieron mis compañeros con aplausos, golpes y patadas como bautizo. Luego vino la ceremonia de entrega de alas. Yo si veía que los cadetes hacían un gesto de dolor cuando les ponían las alas y cuando me tocó el turno me di cuenta que los desgraciados nos enterraban los pines de las alas a través de la camisa sobre la piel. - ¡Auuuch! –

Despues hicimos curso de comando y después vino algo muy interesante y asustador ¡El curso de paracaidismo!

¡A SALTAR SOLDADOS!
  
Después de un entrenamiento riguroso saltando de una torre de unos cincuenta pies de altura y aprendiendo las bases de como guiar el paracaidas nos pusieron todo el equipo y nos subieron a un Hércules.

Íbamos como quince o veinte en ese grupo. Despegamos y durante la subida el sargento nos ponía a cantar para mantenernos con ánimo. Como a tres mil pies se prendió una luz amarilla indicando que estábamos cerca al area de salto y enseguida el sargento nos gritó que nos enumeráramos y cada uno al decir su número iba golpeando en la espalda al siguiente. Después nos gritó. – ¡ Ahora todos a rugir como leones!– Pero creo que del susto todos sonábamos como gatos roncos.

Luego se prendió una luz roja y enseguida se escuchó un fuerte ventarrón cuando la rampa de atrás del avión empezó a abrirse y a bajar. Gritó el sargento, – ¡A enganchar! – Y cada uno enganchó su paracaídas a un cable de acero que estaba sobre nosotros. Llegó el momento de la verdad. – ¡A saltar soldados! – Y todos en fila empezamos a correr hacia el abismo que había detrás del avión.

Cuando salí del avión me puse en posición de protección como un bebe, cerré los ojos y me encomendé a mi virgencita. Sentí un jalón y abrí los ojos buscando a mis compañeros. Estaba vivo. Miré hacia arriba y alli estaba mi paracaidas bien infladito. Maniobré lo mejor que pude y afortunadamente aterricé bien sin lastimarme. Pero algunos compañeros se fracturaron sus pies al no colocarse en la posición correcta. Fue una experiencia increíble.


EL SAPITO

Luego de no recuerdo cuantas horas pasamos al entrenamiento de turbina en un avión que le llamábamos “El sapito”. Eran los T-37 B de la FAP. Por fin se cumplía mi sueño de estar rodeado de ese sonido de una turbina que me fascinaba desde niño. En este avión siempre volaba con instructor y no llegué a volar solo. Me fascinaba el vuelo en el sapito pues se sentia la potencia de su turbina y la suavidad de los controles al maniobrar. ¡Por fin volaba en un jet!


T-37B de la FAP


Ya cuando emigré acá a los Estados Unidos, mientras que volaba y escuchaba el sonido de las turbinas del avión me di cuenta que aquel sonido con el que soñaba desde chiquillo siempre me habia acompañado cuando había grandes cambios en mi vida.


"Avionero Pinina"

domingo, 23 de enero de 2011

EL AVIONERO PININA


El Avionero Pinina es el sobrenombre que le pusieron sus compañeros de la FAP o Fuerza Aérea del Perú en sus épocas de soldado a un compañero de mi trabajo en un Call Center (telefonista) que quiso aportar sus historias de hangar a este libro. Lo interesante es que desde que lo conocí tenia esa sensación “en el aire” de que él tenía algo que ver  con aviación pero por un tiempo él nunca tocaba el tema.

De pronto un día mientras yo comentaba algo de mis gustos aéreos lo descubrí cuando empezó a hablar con propiedad sobre las listas de chequeo de un avión y desde entonces compartimos más a menudo nuestras historias.

Un día accedió a grabar su escondida historia de aquellos días en que estuvo en el medio de la aviación en su país natal Perú. Aquí están sus historias.


EL SONIDO DE LA TURBINA


Desde muy pequeño andaba enamorado de ese sonido tan especial que hacían las turbinas cuando iniciaban los motores de esos increíbles jets de combate de la base aérea de las Palmas en Lima.
Mi sueño era algún día llegar a ser piloto de uno de esos aviones y estar dentro de aquella cabina para escuchar de cerca las turbinas.

Cuando llegué a mis 16 años le conté a mi abuela que quería ser piloto militar y ella me dijo que me presentara como voluntario al servicio militar en la FAP. La gente antiguamente creía que la forma para llegar a piloto era empezando en la tropa como soldado raso y aunque esa no era la forma decidí presentarme a la FAP.

Lo hice a escondidas de mis padres pues ellos tenían la idea de que ser militar era muerte segura si me mandaban a la selva a combatir los grupos subversivos. Mi abuela me apoyó y fui a la base a inscribirme.

Había un tumulto de muchachos y fue cuando supe que la tropa era principalmente para la gente de clase baja y que para entrar al programa de piloto tendría que ser por lo menos de clase media y con estudios de universidad. Aunque yo era de clase media esto no me asustó y continué con mi proceso de selección.

Pasé los exámenes médicos y terminé en un gran patio de la base donde nos dieron un uniforme básico con un pequeño sombrero militar o cristina. Nos asignaron nuestras camas y nuestros espacios para nuestras cosas. Fue ahí donde mis compañeros me pusieron el sobrenombre de Pinina puesto que era el más chiquillo del grupo.

Por las madrugadas nos levantaba un desgraciado sargento que nos sacaba a la pista de los aviones a trotar y a hacer ejercicios. Su pasatiempo era patearle el culo al que se quedaba de último en la fila. Una tarde nos dijeron que íbamos a ver a nuestras novias y cuando llegamos a la base se trataba de la asignación a cada uno de un pesado fusil con su equipo.

En una de las sesiones de ejercicios pude ver a lo lejos los hangares donde guardaban los aviones y dentro de mí renacía la esperanza de estar cerca de ellos pronto. Una madrugada, como a las tres de la mañana, nos llevaron a trotar hacia el lado de la pista que da hacia los hangares y mientras trotábamos y cantábamos las estupideces que se inventaba el sargento por fin pasamos al frente de los hangares. Era la primera vez que estaba tan cerca de aquellos aviones con los que me había soñado por tanto tiempo.

Sukhoi de la FAP

EL HERCULES


Alumbrado por las luces tenues del hangar pude ver la silueta de un hermoso Hércules. Era como en cámara lenta que los veía pasar. Luego vi los jet T-37, los de pistón T-41 y los Sukhoi. Me llenaba de emoción y de energía cada vez que pasábamos por allí. Con decirle que no sentía el cansancio ni las patadas del imbécil sargento.

Un día de esos empecé a quedarme rezagado a propósito y después de que el sargento se cansaba de patearme se iba hacia el frente del grupo para que cantaran “so-lo, fal-tan, cin-co, cua-dras”. En ese momento y aprovechando la oscuridad me lanzaba hacia el pastizal y me arrastraba escondido hasta los hangares. Logré llegar hasta el hangar de el Hércules y sin que nadie me viera me metí al avión y me escondí en la cabina de los pilotos.


Hércules de la FAP


El corazón se me quería salir del pecho no solo del susto de que me descubrieran sino de la emoción de ver todos esos instrumentos y estar por fin dentro de la cabina de un avión. En ese momento se hacía más fuerte mi deseos de ser piloto. Cuando veía que el grupo ya estaba pasando trotando en su última vuelta salía escondido corriendo entre el pastizal y me hacía de nuevo al final del grupo sin que lo notara el sargento.

Pero en una de esas madrugadas que me escapaba a las cabinas de los aviones escuché varios disparos y sentí que varias balas me pasaron cerca. Había alertado a algunos soldados que estaban haciendo guardia y ellos asustados me dispararon pensando que era algún intruso. Afortunadamente nunca me descubrieron pero después de ese susto jamás volví a escaparme pensando en que había tenido suerte de no haberme ganado un balazo.

Continuará...

viernes, 21 de enero de 2011

PERRITO CALEÑO


En el año 99 vivía en un pequeño aparta-estudio dentro de una casa de una familia que había venido de Cali. Para feliz coincidencia esta casa estaba muy cerca del aeropuerto de North Perry de Hollywood. Esta familia me traía muchos recuerdos pues ellos dejaban la puerta de la casa abierta casi todo el día y la noche ya que constantemente recibían visitas de amistades tal cual como en nuestros países.

Bauticé esta casa " La embajada caleña". Era una familia muy amiguera y pasaba todos los días a saludarlos sin siquiera tocar la puerta. Hice buena amistad con uno de los muchachos y pronto supo de los vuelos que yo hacía.

Un día le propuse que fuera mi copiloto y que me consiguiera pasajeros para los vuelos de Aeropaseos. Llamó enseguida a uno de sus amigos y después de hablarle de la aventura aérea su amigo le respondió que quería ir con su novia y así logramos una parejita para el famoso "vuelo del amor" que hacíamos por la noche.

Me puse el uniforme y también le presté a él una camisa con presillas y corbata para darles a nuestros pasajeros una impresión más elegante.
Llegaron y nos subimos en los asientos de atrás de su carro. Pero, sorpresa. Atrás estaba sentado un pequeño perrito maltés.

Pensé que tal vez lo iban a dejar en algún lugar mientras hacíamos el vuelo. En el camino al aeropuerto la pareja se burlaba de mi amigo y le echaban chistes diciéndole que ni locos se iban a subir al avión con un copiloto tan loco como él. Me divertía con las colombianadas que hacian.

Esta vez ya había logrado tener acceso a la rampa con una clave especial en una de las puertas del aeropuerto. Cuando llegamos a la puerta a eso de las nueve de la noche y oprimí la clave en el receptor me sentí como un agente secreto entrando a un aeropuerto ejecutivo con pasajeros de alto rango.

Y en realidad esta fantasía tenía bastante de realidad pues a esa hora la torre ya había cerrado y no había casi nadie en este pequeño aeropuerto y mis pasajeros eran ahora mi prioridad en cuanto a las medidas de seguridad que debía empezar a tener en cuenta.

Entramos y me fascinaba ver que mientras avanzábamos alrededor nuestro en vez de carros teníamos aviones. Encontramos nuestro avión ligeramente iluminado por las luces de un hangar cercano y parqueamos al lado.

Saqué las llaves del avión y abrí las puertas para indicarles a nuestra pareja como entrar a los dos asientos de atrás. La chica salió del carro y enseguida salió el perrito detrás de ella. Para mi sorpresa el perrito se le adelantó y sin ni siquiera dudarlo brincó dentro del avión justo al asiento de atrás.

Me di cuenta que para ellos era simplemente normal que si pasaban de un vehiculo a otro el perrito siempre iría con ellos. Me puse a pensar en las regulaciones para llevar animales y otra cantidad de cosas pero enseguida pensé que por ser pequeño y bien tranquilo no debería haber ningún problema con llevarlo.

De todas formas les indiqué que debían sostener al perrito con sus brazos durante el despegue y al aterrizaje y cuidar de él durante el vuelo. Y con esto deje que el sabor de la aventura se apoderara de la noche.

Tuvimos un vuelo fabuloso por la playa y disfrutamos de las románticas luces de la metrópoli de Miami. Durante el regreso le enseñé a mi copiloto como mantener el rumbo mientras yo me encargaba de la altura. De nuevo le estuvieron echando bromas y nos divertimos mucho durante todo el vuelo.



A quien no sentí fue al perrito quien estaba muy juicioso sentado entre los dos. Ya al acercarnos de regreso para aterrizar me viré hacia atrás para recordarles que se pusieran su cinturón de seguridad y que sostuvieran al perrito. Pero me encuentro con la sorpresa que los novios estaban entrelazados en medio de un apasionado beso y justo en la mitad de ellos estaba el perrito mirándome con cara de – Yo aquí estoy juicioso... regáñelos a ellos. –

Aterrizamos muy suave pues no había nada de viento. De nuevo al abrir la puerta de los pasajeros, el perrito saltó del avión y se fue directo al puesto de atrás del carro como si eso lo hiciera todos los días.

Ya en el camino de regreso me fui acariciando al perrito y mirándolo pensaba que antes del vuelo yo estaba preocupado por su comportamiento allá arriba y no me imaginaba que iba a ser el pasajero que mejor se portó.

jueves, 20 de enero de 2011

LA HISTORIA DE ESTEBAN


Esteban Arana llegó de Cali Colombia a los Estados Unidos a muy temprana edad. Nos conocimos en Hollywood en una panadería cercana a mi apartamento allá en el año 97. Dejé en la cartelera de la panadería un aviso ofreciendo clases de vuelo en simulador de computador.

Esteban me llamó y así empezamos a estudiar y más adelante comenzamos a rentar aviones para compartir nuestra fiebre por el vuelo. Volamos primero en un Katana y luego en un Cessna en el aeropuerto local de Hollywood. Supe que cuando empezó a tomar clases más avanzadas tuvo una emergencia y aquí transcribo su historia.


MI LLEGADA A LA FLORIDA

Estuve tomando clases de vuelo en Nueva York pero no alcancé a terminar lo requerido para mi licencia de piloto privado. Me mudé para la Florida en el año noventa y seis y fue cuando conocí a Carlos Darío. Tomé con él varias clases de maniobras y procedimientos de instrumentos en su computador. Luego rentamos en la escuela de los “British” (Pelican Air Flight School) el Katana que es un avión de dos puestos hecho de compuestos y fibra de vidrio.

Más adelante rentamos la Cessna 172 en esta misma escuela. Luego él me recomendó un instructor en el aeropuerto de Opalocka al sur de Hollywood con el que hice un entrenamiento y examen bianual. Más adelante continué mi entrenamiento donde los “chinitos” allá en Hollywood Aviation y allí logré por fin hacer mi chequeo final y sacar mi licencia de piloto privado.


ESCAPANDO DE LA MUERTE

Para el año 2004 busqué un instructor para hacer mi examen bianual con el objetivo de mantener válida mi licencia. Este instructor tenía todos los “títulos” de piloto hasta el ATP (aerolínea) pero era como medio “arrebatado” y tosco para todo.

Fuimos a rentar un Cessna 172 en el aeropuerto de North Perry cerca de donde rentábamos con Carlos. Era un día súper claro. Despegamos sin problema y nos fuimos a hacer varias maniobras al aérea de entrenamiento al oeste sobre los Everglades. Después de una media hora de vuelo regresamos al aeropuerto y el instructor pidió a la torre permiso para hacer ejercicios de “touch and go” (aterrizajes sin parar seguidos de un despegue).


Cessna -172


Hicimos prácticas con emergencias simuladas, despegues cortos y procedimientos en el patrón de vuelo. Como había poco tráfico solicitamos la pista 27 izquierda que es la que esta al lado sur del campo para despegar en dirección oeste.

Una vez llegamos a esta pista despegamos de nuevo para hacer varios “touch and goes”. Luego hicimos un aterrizaje “full stop”, salimos de la pista y carreteamos de nuevo al inicio para continuar con los despegues.

En uno de estos detectamos baja en las revoluciones del motor como si tuviera depósitos de carbón ya acumulados. Decidimos aterrizar y salirnos de la pista a la de carreteo para revisar el motor. Hicimos el procedimiento para sacar los depósitos con el control de mezcla de gasolina. Observé que ajustaba el acelerador con mucha brusquedad y ahora pienso que fue ahí donde lo desajustó.

El me decía que no tuviera miedo de hacer cambios abruptos en vuelo que el avión luego se nivelaba pero sigo creyendo que un avión no se debe tratar a los “trancazos” y le respondí que yo prefería volar de una manera más delicada y suave como si el avión fuera mi novia.

Después de tratar varias veces de desalojar los depósitos, las revoluciones permanecían bajas como en mil doscientos RPM. Pero aun así el instructor me dijo que saliéramos a despegar de nuevo que en el camino se iban a despegar los depósitos. Lo miré extrañado y cometí el error de no confrontarlo pues al verlo confiado me confié yo también. Llevé el avión al inicio de la pista, puse los flaps para un despegue corto y una vez recibí la autorización de despegue empujé el acelerador al máximo.



Mano derecha en el acelerador en una Cessna 172

 El avión se demoraba mucho para subir de velocidad. Esta pista es larga y volví a confiarme. Por fin despegó pero se mantenía en “ground effect” flotando cerca de la pista y cuando pensé en abortar el despegue ya era muy tarde pues nos habíamos comido ya toda la pista.

El avión se levantaba poco a poco como en cámara lenta. Estábamos a la misma altura de los postes al frente de la avenida University que sigue después del aeropuerto. Los pasamos a pocos pies de altura, pasamos la avenida y empezamos a sobrevolar un terreno en construcción que afortunadamente no tenía edificios todavía.

El instructor se dio cuenta que sin duda estábamos en una emergencia y tomó el mando. Viró bruscamente a la derecha para devolvernos al aeropuerto y pensé que nos íbamos a estolear pues no teníamos casi velocidad. A través de la ventanilla derecha pude ver a un guarda en su caseta con sus ojos bien abiertos de espanto pensando que le íbamos a caer encima. Su expresión reflejó enseguida nuestra situación y dije - ¡Ayy jueputa nos matamos!-

Enseguida el instructor declaró la emergencia llamando a la torre pidiendo despejar inmediatamente la pista 9 izquierda que esta al lado norte del aeropuerto que era nuestra opción mas cercana. Aguanté la respiración mientras pasábamos de nuevo sobre la avenida casi rozando los cables de electricidad. Entramos al área del aeropuerto tan bajo que casi nos llevamos las luces de aterrizaje.

 Aterrizamos justo al inicio de la pista y pude sentir un olor a aceite quemado. La temperatura del motor había subido bastante y pensé que se iba a incendiar en cualquier momento. Llegamos a la rampa de parqueo de la escuela y cuando el instructor haló el acelerador para cortar la potencia se acabo de safar y quedó parte de la guaya de acero por fuera.

De aquí dedujimos que el acelerador estaba descalibrado y por eso no nos dió toda la potencia. Pero yo supongo que gracias a los tranconazos que le dio al control terminó dañándolo. Para colmo el imbécil dice - ¡Hoy tuvimos suerte! - Enseguida llegó el carro de inspección del aeropuerto a preguntarnos si todo estaba bien.

Ahí estuvimos un buen rato llenando las formas requeridas debido a la emergencia. Después me llenó mi libro de vuelo y me dijo que cuando quisiera volvíamos a volar pero por dentro me dije - ¡Yeah right!(Sii ..Seguroo)...Así este man tenga todas las licencias del mundo ni loco vuelvo a volar con este tosco!

Este día aprendí que aunque el instructor tenga veinte mil horas de vuelo yo me debo guiar por el libro y como sucedió ese día, si las RPM no están en su lugar, debo confrontarlo, parquear el avión y apagarlo. ¿Para que tentar la fe? ¡A Dios gracias sobreviví ese día...! ¡Y seguiré volando!
Esteban Arana





miércoles, 19 de enero de 2011

MECANICOS DE AVIACION


Aquellos días de inicios del 99 trabajaba como auxiliar de mecánica de aviación en el aeropuerto de Opalocka al norte de Miami. Hice varias amistades entre los mecánicos y entre ellos había algunos que les gustaba también la faceta del vuelo.

A varios de ellos les había ofrecido rentar el avión para hacer un vuelo con Aeropaseos. En este taller habían bastante colombianos barranquilleros y también bastantes peruanos. Un día, Victor, uno de mis amigos peruanos me sorprendió cuando me dijo que quería rentar el avión y llevar a sus tres hijos y a Manuel, un amigo que también trabajaba ahí. – ¡Waooo! ... ¡Pero tendremos que hacer dos vuelos! – le dije.

Para estos días había entrado a un pequeño aeroclub donde podía rentar de forma mas cómoda un bello avión Cessna 172XP (con potencia extra). Me gustaba mucho pues tenía un buen acabado interior y exterior.

Llegué al aeropuerto North Perry y con una llamada los guié para llegar al sitio de encuentro. Nos sentamos en el restaurante May Day y mientras les explicaba los detalles de seguridad del vuelo nos tomamos unas sodas con papitas fritas. El día estaba espectacularmente brillante y afortunadamente no hacía mucho viento. Los llevé a la rampa y aprovechamos para tomar algunas fotos.


Aquí estoy preparando el famoso Cessna N172GR. Al que yo llamaba
"El romeo del golfo" por sus letras GR (Golf-Romeo). Esta foto
 me  gustó tanto que la elegí para la portada de este libro


Aquí está la vista exterior de este bello avión Cessna 172 XP(Extra Power).


Aquí están mi amigo mecánico Victor con sus tres hijos, Alvaro,
Arthur y Pámela . ¡Mis pasajeros peruanitos!

Aquí estoy con Manuel nuestro otro amigo mecánico a quien llevé en el segundo
 vuelo. Me sentía muy orgulloso de poderlos llevar en este hermoso avión.

En el primer vuelo llevé a los tres muchachos y planeamos ir en el segundo vuelo con su padre Victor y con Manuel. Mientras preparaba el avión sentí una pequeña angustia en mi garganta al darme cuenta de la gran responsabilidad de tener en mis manos la seguridad de sus tres hijos.

Inicié el avión y poco a poco ellos iban rompiendo el hielo mientras se acostumbraban a la nueva sensación de estar en este tipo de avión. Despegué con el acostumbrado – ¡Iajuuu! –, seguido por sus exclamaciones de alegría al despegar del planeta y sumergirnos en el océano del aire.

Recorríamos la playa de Miami Beach y los vi disfrutando en grande tomando fotos y devorando con sus miradas cuanto detalle descubrían bajo el avión. Al volver traté de alargar un poco el vuelo sobre la playa acercándome un poco más al aeropuerto internacional de Fort Lauderdale. Calculé mi viraje para no entrar en su espacio aéreo.

Todos nos deleitamos viendo de cerca sus grandes pistas y los grandes aviones jet que estaban parqueados allí. Inicié mi aproximación al aeropuerto de Hollywood y pronto supe que acababa de cometer una infracción de transito aéreo.

Me llamó el controlador de Hollywood y me preguntó porque había violado el espacio aéreo de Fort Lauderdale. Le respondí que no había calculado bien y que le prometía que nunca mas volvería a pasar. Pamela, al lado mio pudo escuchar y entender todo lo que nos decían y me miraba con cara de asombro. Y me dijo en inglés – ¿Que pasó? – y le dije – Parece que no medí bien el viraje y alcancé a "morder" una pequeña área del espacio de Fort Lauderdale. – Enseguida miró hacia afuera confundida como tratando de entender el extraño mundo de vias y delimitaciones de las alturas.

Afortunadamente al no tener otros antecedentes no me pusieron una fuerte multa con la posible suspensión de mi licencia. Aterrizamos suavemente en Hollywood y después de parquear el avión nos dirigimos al restaurante donde estaba su padre charlando con su amigo.

Los chicos pidieron algo de tomar mientras le comentaban a su padre su aventura aérea. Luego hicimos el mismo vuelo con su padre y su amigo pero esta vez cuidando de no acercarme al área restringida de Fort Lauderdale.

Al llegar me agradecieron por los vuelos y cada uno tomó su carro rumbo a sus casas. Estaba un poco cansado pero feliz por haber logrado la aventura que un día era solo un proyecto de soñadores en un hangar de mecánicos de aviación.

martes, 18 de enero de 2011

LA HISTORIA DE ROBSON COELHO


A Robson lo conocí en la compañía de limosina donde él trabajaba también como chofer en el año 2007. Un dia, mientras esperábamos en el aeropuerto por nuestros clientes con el pequeño letrero en mano, me dió por hablarle de mi pasión por el paracaidismo. Me sorprendió cuando me dijo que siempre se había soñado con saltar.

Por su acento descubrí que era de origen brasilero. Le compartí mis experiencias en este deporte y me dijo que lo ayudara a iniciarse pues no conocía gente que practicara este deporte que lo motivara. Tomamos nota de nuestros correos electrónicos y teléfonos. Lo invité un dia a que nos reuniéramos con mi amigo paracaidista Felipe Hurtado y comenzamos asi a rodearlo de la motivación y el ambiente para iniciar su curso.

Le sugerí que fuéramos a Orlando a un simulador de caida libre y al siguiente fin de semana ya estábamos de paseo en la tierra de Disney buscando el centro de paracaidismo simulado. Era un gigantesco túnel de viento donde después de colocarse un traje especial, casco y gafas para el viento entraba en una caída libre simulada.


Estudiante practicando la posición básica en caida libre dentro de un tunel de viento de paracaidismo.

Hizo varias sesiones y salió de allá encantado y con muchas más ganas de saltar.
En cuestión de un mes ya estaba en la escuela de salto de Homstead haciendo su curso de preparación para su primer salto. Coordinamos para ir juntos varias veces a su primer salto pero el mal tiempo o problemas con el avión lo pospusieron.

Por fin llegó el dia y guardo de recuerdo algunas fotos. Me sentí muy orgulloso de haberle abierto las puertas a este amigo brasilero al maravilloso deporte de la caída libre.


Robson saliendo del avión sobre Homestead al sur de Miami en prácticas más avanzadas de este bello deporte.



Robson volando su paracaidas a varios miles de pies.


En aquellos dias él supo que yo estaba estudiando aviación y me confesó que su sueño profesional era ser piloto de helicóptero. Yo me sorprendí de saber que compartiamos tambien los mismos sueños en la aviación comercial pero con la variante que queria volar el ala rotatoria.

Una noche mientras esperábamos turno en la limosina en una estación de gasolina le expliqué todo lo que sabía  sobre la teoría de vuelo del helicóptero. El estaba feliz escuchando a alguien que por fin le hablara de helicópteros. Pero también estaba un poco pesimista con un posible curso debido a que es muy costoso.

Lo motivé a que de todas formas se iniciara en la primera fase para así irlo haciendo por etapas. Esto le subió la moral y le di varias direcciones de escuelas para que fuera personalmente a averiguar sobre el proceso del curso para piloto comercial de helicóptero.

Un dia me llamó y me dió la sorpresa de que había contactado a un brasilero que estaba tomando un curso en una escuela de Pompano Beach al norte de Fort Lauderdale. Se encontraron en la escuela y quedó muy contento con lo que vio. Pidió un préstamo y afortunadamente logró financiamiento para la etapa inicial de piloto privado. Un dia me contó que antes de ir a la escuela todo coincidió para lograr su primer vuelo en un helicóptero. Aqui transcribo su interesante historia.


MI PRIMER VUELO EN HELICOPTERO

Aquel día tenía un trabajo de limosina a Key West. Era demasiado tarde para regresarme y preferí dormir en la limosina hasta el amanecer para asi manejar en mejores condiciones. Inicié mi regreso hacia Miami y aproximadamente a la mitad del camino me llamó la atención un helicóptero parqueado en un aeropuerto al lado izquierdo de la via.

Más adelante vi un aviso que decía “Helicopter Store” donde estaban los precios para los vuelos en helicóptero. Este era el aeropuerto de Cayo Marathon y pensé - !Waooo! !Esta es la oportunidad que estaba esperando para hacer mi primer vuelo! –

Había estado pensando que si quería ser piloto de helicópteros tenía que hacer un primer vuelo para saber lo que se siente. Como podría yo querer ser piloto si nunca había sentido lo que era volar en un aparato de estos? Este era el momento para probar esta sensación. Todo se dió en el momento perfecto. Hice la vuelta en U para devolverme hacia la entrada del aeropuerto.


Asi vi el helicóptero desde afuera del aeropuerto...

 Llegué a la oficina y busqué al piloto pero no estaba. Lo llamé por teléfono y esperé a que llegara. Cuando llegó me dijo que el helicóptero, un Robinson, tenía cuatro puestos y necesitaba tener dos o tres pasajeros para hacer el vuelo. Le expliqué que quería ser piloto, que quería hacer mi primer vuelo y que si era necesario pagaba el costo de otro pasajero. El piloto al fin aceptó y nos fuimos a preparar el helicóptero.

Revisó el aparato y me sentó al lado izquierdo. El piloto se sienta al lado derecho. Inició el motor, aceleró y cuando el aparato se desprendió del piso, en ese momento estaba ya seguro de lo que yo quería hacer. Era la sensación que estaba esperando tener. No sé… es indescriptible. Era como lo había imaginado.

Subimos sobre el área de Marathon y cuando hacía los virajes podía sentir la fuerza de gravedad hundiéndome en el asiento. Recordé una sensación similar en mi motocicleta. Durante el vuelo me explicaba el funcionamiento básico de los controles de vuelo, el radio, los instrumentos de vuelo y del motor. Solo me indicaba como funcionaban pero no me dejó tocar los mandos.


Vista en pleno vuelo sobre los cayos de la Florida.



Mi primera foto en vuelo en un helicóptero.

Ya cuando regresamos y aterrizamos me dejó mover un poco los controles para entender como funcionaban el cíclico y el colectivo. Después de sentir un poco los controles me invadió unas ganas inmensas de estar completamente al mando y maniobrar en vuelo el helicóptero.

A BUSCAR ESCUELA

Después de esta experiencia empecé a buscar varias escuelas pero no encontraba lo que quería pues muchas no tenían disponibilidad de helicóptero o se veían muy inestables. De pronto un dia, buscando por internet, encontré a un muchacho brasilero que estaba tomando su curso en una escuela en Pompano Beach. Lo contacté y me habló de la escuela.

Me dijo que me ayudaba a conseguir los libros, a estudiar y a guiarme en el proceso para empezar las clases. Y para mi sorpresa asi lo hizo. Busqué por intermedio de ellos financiamiento y logré que me aprobaran un préstamo para la primera parte que es la licencia de piloto privado. No pude empezar enseguida pues tenía mucho trabajo en la limosina por la alta temporada.

Cuando vino el verano tuve más tiempo para empezar. El primer mes estuve en curso de teoría de tierra y luego empecé a volar con el instructor. Ya llevo siete horas de vuelo y me a ido muy bien. El instructor dice que ya he logrado el nivel que otros pilotos logran en doce horas. Por ahora me estoy familiarizando con los controles de vuelo y estamos haciendo las maniobras básicas.

El instructor es un muchacho joven muy buena gente que es magnifico instructor. Siempre que despego el helicóptero pienso que he debido haber empezado a volar años atrás pero bueno…ya por fin lo estoy haciendo.

Robson Coelho

Aqui estoy en el hangar con mis juguetes preferidos... helicópteros!



sábado, 15 de enero de 2011

LOS VUELOS CON MI SOBRINO



Era un sueño llevar a volar algún día a mi sobrino Miguel Narvaez, el hijo de la esposa de mi hermano Felipe. Miguel me había dicho en varias ocasiones que le gustaría que su tío Carlos lo llevara a volar en avión.  Aprovechando el día de cumpleaños de Miguel, decidimos con Clemencia y Felipe regalarle el tan esperado vuelo.

Era el 11 de Octubre del 97 y nos fuimos temprano al aeropuerto de North Perry para preparar uno de los Katanas de la escuela de Pelikan. Despegamos y nos dirigimos al área de los Everglades hacia el oeste. Quería antes que “paisajear” que él volara el avión un poco.

Una vez nivelé el avión le dije que tomara el bastón de mando y tratara de mantener el rumbo que yo le daba. Trataba de mirarlo a él en perspectiva volando a través de la ventana del tiempo y se me hacia increíble ver que aquel pequeño sobrino que había conocido en Bogotá estaba ahora maniobrando un avión conmigo en la Florida.

Lo puse a hacer varios virajes y algunos cambios de altura. Miguel simplemente estaba feliz. No se le borraba la sonrisa de su cara. El mismo maniobró el rumbo hasta el aeropuerto. Tomé el bastón y aterricé nuestro pájaro de fibra de vidrio suavemente sobre el pavimento.  

En esta foto esta Miguel tomando un vuelo que los instructores del Broward Community College ofrecian gratis para promover la aviación en los niños. Al mando esta una de las instructoras.



 Para enero del 98 vinieron dos primos de Bogotá a visitarlo. Eran Diego y Carlos Alberto al que llamaban “Cabeto”. A Miguel y a Cabeto les gustaba mucho el ritmo de la batería. Mi hermano le compró una bateria a Miguel y Cabeto le enseñó varios compases. Entre ellos decidieron comprarse un vuelo de Aeropaseos.

Esta vez tendría que rentar una Cessna 172 para poder llevarlos a los tres. Preparé el vuelo de día sobre la playa con rumbo a Miami y regreso. Llevaron una pequeña cámara e hicieron un buen video de todo el vuelo.
Puse a Diego que era el mayor adelante al lado derecho quien era el que más ganas tenía de volar un poco el avión. Les iba explicando todo el proceso del carreteo y despegué.

No se porque ese día hice un poco mas de énfasis en que si alguno veía un avión cerca me avisara. Preciso más adelante cuando nos acercábamos a la playa de North Miami beach Diego me dice – Carlos ahí viene un avión por su izquierda…. ¿Eso es normal? – Pensé que se estaba refiriendo a alguno de los jets que se ven a lo lejos en el aeropuerto de Fort Lauderdale pero cuando viré mi cabeza a mi izquierda vi un avión Piper maniobrando hacia su izquierda para evitar pasar peligrosamente cerca.

Bajé enseguida la nariz para alejarnos de su trayectoria y dije.  – ¡Uuy! … ¡Gracias Diego por avisarme a tiempo pues ese avión nos pasó cerca! – Enseguida escuché por el radio al piloto del Piper llamando a la torre de Fort Lauderdale para quejarse que no le habían dado mi posición y que pasó muy cerca de nosotros. Pero la torre le “devolvió el balón” diciendole que él no iba bajo vuelo por instrumentos y que cualquier tráfico era de su entera responsabilidad.

Yo de todas maneras me quedé callado pero al mismo tiempo empezaba a sentir la adrenalina fluir por mi cuerpo al darme cuenta de lo peligroso que había sido ese momento. Traté de tranquilizarme, miré a Diego y le dije de nuevo que gracias a que él me avisó a tiempo no hice alguna maniobra que podría habernos llevado directo a una colisión en pleno vuelo… Algo que es tan poco probable que ocurra pero volvía a suceder ante mis ojos.


Encontré esta foto que muestra casi exactamente la posición de nuestra Cessna con respecto al  otro avión que venía de norte a sur, mostrando el "punto ciego" entre los dos pilotos.


 Puse a Diego a volar sobre la playa y gozó mucho sintiendo el avión como respondía bajo su mando. Atrás, mientras tanto, Miguel y Cabeto no hacian sino echar chistes y comentar sobre el paisaje mientras grababan lo que podían. Regresamos y después de un plácido aterrizaje nos dirigimos a casa de mi hermano donde ellos se estaban hospedando. Comentamos la aventura durante el regreso y compartimos el video con Clemencia y Felipe.
Otro sueño cumplido!

Link del vuelo con Miguel y sus primos (Enero 10 de 1998):
https://www.youtube.com/watch?v=hkX3VyaEGPk


viernes, 14 de enero de 2011

LA HISTORIA DE MI TIO OSCAR


Hubo la interesante coincidencia que mi tio Oscar el hermano de mi padre Dario también se desempeñó en el medio de la aviación en Colombia. Cuando fui a Medellin en el 2007 lo visité y vino la idea de publicar su historia. Me contó de su trabajo en el aeropuerto y me mostró varias fotos que copié para este blog. Gracias a su hija, mi prima Margarita Maria pude organizar su historia y sus fotos...gracias prima! Disfruten su historia.


Hola mi querido sobrino Carlos Dario! Aqui te mando un resumen de mi experiencia en el campo de la aviación.
Para inicios de 1958 empecé a trabajar en la planta de abastecimiento de combustibles de la Tropical Oil Company para estaciones de servicio, grasas, aceites y accesorios en la ciudad de Medellín. Fui ganando experiencia en este medio despachando camiones y supervisando las labores de abastecimiento.
 Más adelante me asignaron manejar la planta de la ESSO para productos de aviación en el aeropuerto Olaya Herrera de Medellin.


Este es un boletin publicitario de la Tropical Oil Company en la revista Semana de Colombia en 1948. La leyenda dice asi: "Otro servicio prestado al pais...Alimento para 8000 "caballos"
La potencia que desarrollan los motores que propulsan a los gigantescos cuatrimotores colombianos de la aviación comercial cuyo peso es de casi 30 toneladas, hace que su consumo de combustible se eleve a cantidades extraordinarias.
En el abastecimiento le toca a ESSO una participación preponderante: Se puede observar en todos nuestros aeropuertos, los camiones rojo y azul de ESSO, cumpliendo diariamente tan vitales tareas. Además de las cuantiosas cantidades de combustible que ESSO provee a la aviación colombiana, están también sus aceites lubricantes, grasas y productos especiales, todos los cuales gozan de fama mundial por la excelencia y calidad que se les reconoce sin excepción alguna. De alli que el nombre de ESSO se halle ligado tan intimamente al prodigioso desarrollo y notable progreso de la aeronavegación militar, comercial y privada en el pais.
Productos ESSO de aviación.
TROPICAL OIL COMPANY.
Un servicio colombiano."

 Luego me tocó trasladar esta planta al otro extemo del aeropuerto. Los inmensos tanques de almacenamiento los llevamos en unos camiones especiales llamados “cama-baja”. Aqui tuve la oportunidad de relacionarme con todos los empleados de la ESSO, el oleoducto de Antioquia y los diferentes clientes de la compañía.

Dentro del medio de la aviación tuve la oportunidad de manejar la planta de Calipuerto en Candelaria (Valle) y luego me trasladaron al nuevo aeropuerto de Cali llamado Palmaseca. Fué muy emocionante cuando recibimos los aviones que trajeron a los deportistas de los juegos panamericanos en el año 71.
Luego me mandaron a Paipa (Boyacá) a recibir un curso de especialización en control de calidad en los productos de aviación.

Después estuve en un seminario internacional de operaciones aéreas en San Juan (Puerto Rico) que era dictado por expertos gringos de la ESSO , de centro américa y el caribe. Fue precisamente de paso a Puerto Rico cuando pasé por Bogotá y me quedé un dia en casa de mi hermano Dario Madrigal para visitarlos.

Mi sobrino Carlos Dario me mostró una cometa de vuelo deportivo y me estuvo explicando muy emocionado su diseño y como volaba en estos aparatos. Yo aproveché también para contarle de mi trabajo en el aeropuerto y los aviones con los que trabajaba.

Despues de estas experiencias llegué a ser nombrado como experto especializado en control de calidad de combustibles de aviación en Colombia y tuve el honor de ir a Ecuador y entregar la planta de ESSO Andina en Quito y Guayaquil al gobierno de Ecuador. También tuve la oportunidad de prestar mis servicios en el aeropuerto de Cúcuta. En Barranquilla manejé el aeropuerto de Soledad y el traslado al nuevo y moderno aeropuerto Ernesto Cortissoz.

Estuve también a cargo de plantas en diferentes zonas de Antioquia, norte de Caldas, Puerto Berrio y Cimitarra en Santander.
Terminé mi carrera en el año 85 en el aeropuerto de Palmaseca de Cali, habiendo trabajado con la ESSO un total de 29 años.

Aqui anexo un resumen del tipo de aviones que abastecíamos:
Cessnas, De Havilland Beaver, Piper Apache, Curtiss C-46, Douglas DC-3, DC-4, DC-6, Constellation, Super Constellation. Estos aviones eran abastecidos sobre el ala con gasolinas 91/98, 100/130 y 115/145 octanos de alto contenido de plomo.
Los Electra turbo hélice, B-727/100, B-727/200, B-737, B-747 eran abastecidos bajo el ala a presión con los llamados “turbocombustibles” tipo Kerosene.

Aviones de la fuerza aérea FAC: Mirage, Tucano y Super Tucano.
Las gasolinas de aviación usan un tinte especial para clasificarlas asi:
91/98 color azul.
100/130 color verde.
115/145 color morado que es el más alto octanaje conocido.

Oscar Madrigal.

En esta foto estoy en la mitad de dos compañeros ya jubilados de la empresa ESSO cuando yo era superintendente de planta. Atrás se puede ver un jet B-720-B de la empresa Aerocondor en Medellín.

Aqui estamos, Guillermo Haman (supervisor)a la izquierda, en el centro yo y a la derecha Julio Truque (supervisor). Atrás el B-727 HK-1400 de Avianca.

En esta foto se ve bajo el ala derecha del famoso Jumbo de Avianca B-747 un carrotanque con capacidad de 1000 galones de combustible abasteciendo en la plataforma de el aeropuerto de Palmaseca.

En esta foto esta el carrotanque de la ESSO colombiana S.A abasteciendo al jumbo en el aeropuerto Ernesto Cortizzos de la ciudad de Barranquilla.

miércoles, 12 de enero de 2011

RONDA LA MUERTE


Era una noche estupenda para volar pues el cielo estaba despejado y logré coordinar un vuelo con un par de amigos que decidieron comprarse un vuelo nocturno con Aeropaseos.(1999)  El vuelo estaba saliendo de maravilla después de disfrutar un paseo sobre Miami Beach y el centro de Miami.

Nos acercábamos al aeropuerto para aterrizar. Les dije a mis pasajeros que revisaran sus cinturones en preparación para el aterrizaje mientras que iba midiendo mi altura para empezar a volar paralelo a la pista. Entraba ahora en sentido contrario alejándome para luego virar hacia la pista de nuevo.

Cuando ya el aeropuerto estaba atrás miré a mi alrededor como acostumbro para cerciorarme de que no vinieran otros aviones pero solo se veía el gran cielo oscuro lleno de estrellas sobre nosotros. A esa hora la torre de control ya había cerrado y por lo mismo los pilotos debían anunciarse por la radio indicando su posición y sus intenciones. Pero hoy la radio estaba muda y no había otros pilotos en esta frecuencia.

Inicié mi viraje para volver al aeropuerto y así enfrentarme hacia la pista. Cuando ya estaba enfrentado vi que una luz se movía a mi izquierda. Era como una pequeña luciérnaga verde que bajaba y se acercaba a nosotros. ¡Era la luz verde del ala derecha de otro avión C-172 como el nuestro! ¡Venia paralelo a nosotros bajando también para aterrizar y estaba solo a unos diez metros!

Reaccioné de inmediato virando a mi derecha y colocando toda la potencia para alejarme y subir. Mi corazón se me quería salir del pecho. Los pasajeros extrañados dijeron. – ¿Que era eso? ¿Otro avión? – Enseguida por el radio escuché que el otro piloto rompía su silencio diciendo, – Disculpe, no lo vi, siga y aterrice primero. – Yo todavía sin aire por el susto le respondí – Nooooo, yo ya estoy haciendo sobrepaso. Continúe usted para aterrizar. – Y me respondió – Recibido. – Y volvió el silencio como si hubiese sido la misma muerte que en medio de las tinieblas se hubiese asomado por un instante para recordarme que ella existía.

Después de que me calmé puse de nuevo el avión en posición y me entró una sensación de rabia con el otro piloto pues no solo no llamó por el radio sino que no traía sus luces de aterrizaje puestas y vociferé: – ¡Jueputa imbécil casi nos mata!…. – Los pasajeros enmudecieron y caí en cuenta que debía guardarme el comentario pues los estaba asustando sin razón. Esta vez antes de virar de nuevo hacia la pista ya con paranoia empecé a esculcar todo el firmamento pero nuestra eterna amiga la muerte ya se había retirado.

Ya enfrentado a la pista escucho de nuevo por la radio al otro piloto diciendo – El Cessna deja libre la pista y se dirige para la rampa. – Y vuelvo a comentar – Ya para que estúpido… bonita hora de usar el radio. – Pero calmándome tomé el micrófono y respondí, – Recibido, mi Cessna en final para la nueve derecha North Perry. – Aterrizamos sin problema y poco a poco iba recuperando mi ritmo cardíaco ayudado por la calma del ambiente nocturno de este aeropuerto y el buen humor de mis pasajeros.

Pensé que algo así nunca me fuera a pasar y que esas eran solo historias macabras de mi profesor de Navegación en la escuela de vuelo. Esta vez ninguno de los dos aviones nos vimos mientras aterrizábamos por el ángulo en que cada uno venía y ayudado por la negligencia de no usar el radio ni las luces por uno de los pilotos… suficientes ingredientes para una colisión en plena aproximación.

Esta vez rondaba la muerte mostrando su oscura dimensión para darnos una gran lección y afortunadamente no se llevó a nadie consigo.


domingo, 9 de enero de 2011

LAS HISTORIAS DE GERMAN CHOPPER


German Chopper es el nombre ficticio de un colega que por feliz coincidencia descubrí que también era piloto. En su caso piloto de helicóptero. Lo mantengo anónimo y varios aspectos de su historia los cambié por su seguridad pues tuvo que huir de Colombia a causa de amenazas contra su vida mientras que trabajaba allá. Me contó varias historias y transcribo dos que fueron las más dramáticas de su carrera como capitán de helicóptero.

ATAQUE DE LA GUERILLA

Desde siempre me facinó el vuelo de helicópteros y decidí sacar mis licencias aquí en los Estados Unidos. Luego de mucho “arrastrar tapete” en las diferentes compañías de Colombia logré conseguir un buen trabajo.

Llevaba ya varios años trabajando con esta compañía basada en los llanos orientales y aparte de muchas aventuras con el vuelo y las mujeres de los pueblos todo andaba muy tranquilo. Nosotros teníamos que volar con chaleco antibala y además el helicóptero tenía blindaje en areas especiales para protegernos a nosotros y a los sistemas. Sabía que teníamos que volar en areas peligrosas pero nunca me imaginé lo que me iba a tocar. Aquel dia volabamos un Bell 212 con un nuevo copiloto.



Este es un Bell 212 como el que yo volaba. Esta foto fue tomada en el aeropuerto Olaya Herrera de Medellín.(Airliners.net)
Esta es la cabina del 212. Aquí se pueden ver los pilotos con los trajes antifuego. El piloto esta a la derecha y el copiloto a la izquierda al revés que en los aviones. Esta foto esta tomada en Greenland.(Airliners.net)
Trabajábamos transportando carga externa que colgaba del helicóptero con una línea de acero de unos cien pies de largo. Para este tipo de vuelo yo me hago al lado del copiloto (Izquierda en el helicóptero) y el copiloto al otro lado para efectos de visibilidad.

Habíamos cruzado el rio y nos disponíamos a dejar la carga en el sitio asignado cuando de repente empezamos a sentir impactos de bala por todo el helicóptero. Esquirlas de metal y plástico volaban por todos lados. Enseguida solté la carga, puse full potencia, colectivo hacia arriba y el cíclico hacia delante para alejarme del lugar. Puse rumbo hacia la base y noté que varios sistemas del helicóptero empezaban a fallar debido a los disparos.

Afortunadamente no recibí ninguna herida y le pregunté al copiloto si estaba bien. El no me respondió y se me heló todo el cuerpo al verlo con la cabeza agachada. Había recibido un balazo en toda la frente. No podía creerlo. Era su primer vuelo en la compañía y lo irónico es que lo mataron estando sentado en mi puesto. Volé lo más rápido que pude hacia la base con el helicóptero averiado y afortunadamente no me fallaron las turbinas. Aterricé sin problema y enseguida me tocó la triste tarea de bajar el cuerpo del copiloto y notificar a su familia de lo sucedido.


A MI AMIGO NO LO ABANDONO 

Un día íbamos volando con mi compañero de escuela hacia una base que servía al oleoducto Caño Limón – Coveñas en Colombia. El iba en un enorme helicoptero ruso MI-17 llevando tropa del ejército y yo iba en el 212 llevando tres ingenieros.

Este es un MI 17 de fabricación rusa como el que volaba mi compañero aquel día. Esta foto es de un helicóptero del departamento de bomberos de Malasia (BOMBA). Escogi la foto por los colores “colombianos” y por lo imponente que se ve esta máquina.(Airliners.net)

Aquí esta el MI 17 en pleno vuelo en el aeropuerto de Kuala Lumpur.

Esta es una toma de la cabina de este helicóptero. Esta foto fue tomada en Xalapa México en el Aeroexpo 2007 del helicóptero de la secretaría de la Marina Nacional. (Airliners.net)
Mi compañero se separó hacia la base militar e inició su aproximación para dejar la tropa. Yo continué y comencé el descenso para dejar a los ingenieros cuando de repente escuché a mi compañero por el radio, -¡Auxilio! ¡Auxilio! ¡Nos estan atacando!- Sin pensarlo aborté mi aproximación y puse rumbo hacia donde él estaba.

Luego escuché que gritó - Voy a aterrizar de emergencia, no alcanzo a llegar a la base!...!Esta vaina se esta quemando!- Enseguida le respondi,- ¡Voy para allá a recogerlo!.- Pero me responde, ¡No! !No se acerque que nos están disparando!- Enseguida me di cuenta que se estaba armando una telaraña de fuego cruzado entre la guerrilla y la tropa que estaba en su helicóptero y me dije - A mi amigo no lo abandono ni por el putas y tengo que apurarme o lo matan.-

Al frente empecé a ver la humareda del helicóptero que ya había aterrizado en un claro cerca de la base. Enseguida aproximé y me mandé a aterrizar casi a su lado. Alcancé a ver a mi compañero junto a unos matorrales agachado evitando las balas. Le dije a los ingenieros que no se fueran a mover del helicóptero por nada del mundo. Sali corriendo hacia él y le grité - ¡Corra a mi helicóptero o nos matan a todos! Enseguida aumentaron los disparos y cuando nos subimos empezamos a sentir varios impactos de bala en el fuselaje pero fue cuando empecé a elevarme que nos “encendieron” a plomo. Afortunadamente nadie a bordo recibió heridas. Estuvimos muy de buenas. Mi compañero estaba temblando del terror. Le dije - Si ve “mano” si no lo saco de ahí lo matan.-

Llevé el helicoptero bastante maltrecho hasta la base asegurandonos primero de que alli no estaban bajo ataque. Una vez alli nos informaron que la tropa que se había quedado allá había matado varios guerrilleros y habían frustrado todo el ataque.

Este frente de la guerrilla nos envió luego un mensaje de que querían matarnos a mi compañero y a mi. Un amigo piloto nos sacó de ahí en su avion privado hasta Bogotá y después nuestros jefes nos sacaron del país en un jet charter rumbo a los Estados Unidos.

Aquí apliqué al asilo y afortunadamente pude traer a mi familia que también estaba ya amenazada. Aquí estoy validando mi licencia para poder seguir volando comercialmente.


Germán.