Cuando cumplí el periodo de prueba en ACES (Medellín, 1989) pensé que no me iban a hacer otro chequeo pero mis sospechas se hicieron realidad. Anularon ese chequeo como chequeo final y ordenaron que hiciera el que “correspondia” para continuar en la empresa.
En ese momento decidí “tirar la toalla” y me dije – Simplemente voy a responder lo mejor que pueda al chequeo pero no voy a ponerme a buscar “agraciarme con la rosca”.
Sabía que mis posibilidades serían casi nulas pero aun asi fui con buen ánimo al que fue mi último vuelo como copiloto en ACES.
Durante el vuelo iba tan tranquilo que le iba comentando al capitán chequeador mi situación y que si no continuaba en la empresa pensaba en emigrar del pais.
El capitán me decía un poco extrañado – Hombre pues yo haría lo mismo porque aquí uno nunca sabe cuando se la van a “montar” a uno y a armarle el mal camino para echarlo. Yo si pudiera me iría también a volar a los EU… seria muy bacano… pero no puedo…tengo toda mi familia aquí. –
Al siguiente día estuve reunido por algunos minutos con mis compañeros de clase y fue sin querer mi momento de despedida.
Mi compañero Jorge Cipagauta se sentía consternado por lo que me estaba pasando y con la voz un poco lenta, dejando ver su disgusto me dijo – Carlos, no se sienta mal… sabe que? Sabe donde lo aceptan de una? En Aerotaca. –
Luego me llamó el jefe de pilotos, el capitán Escobar, a su oficina. Yo iba preparándome o para un milagro o para escuchar mi sentencia de muerte en ACES.
Me preguntó que era lo que sucedia con algunos capitanes. Una vez más él me confirmaba indirectamente que el problema era con algunos de ellos. Le respondí que el ambiente en la cabina con ciertos capitanes era de irrespeto, de incertidumbre y demasiado tenso.
Luego el capitán mirando sus reportes se decia a si mismo – Que raro, si usted tuvo muy buenas calificaciones y de las más altas con el sicólogo. –
Decidí disparar mi último cartucho y le pregunté antes de que me “echara oficialmente” si tenía posibilidad de aplicar para ingeniero de vuelo o para algún trabajo en la empresa. Movió su cabeza negativamente y procedí a agradecerle por su tiempo y por la oportunidad que me brindaron.
Me fui a la casa sintiendo ese nudo en la garganta por la tristeza y la incertidumbre al finalizar esta etapa de mi vida pero agradecido con Dios por haberme dado tan bellas experiencias y hacer realidad mi sueño de volar en ACES.
Twin Otter DHC-6 en la fábrica en Canada, siendo preparado para ser enviado a Colombia a la aerolínea ACES. |
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