CAPITULO VI (Historias de hangar)
LOS ÁNGELES
LICENCIA AMERICANA
Después de mi historia con ACES (1989) sabía que pronto necesitaría trabajar en lo que fuera y decidí emigrar a Los Angeles aprovechando que había sacado mi residencia con una petición familiar de mi madre que se encontraba viviendo en Hawthorne cerca del aeropuerto internacional de Los Ángeles.
Busqué trabajo en la sección de carga de Korean Airlines y afortunadamente me recibieron. Quería entrar también a continuar mis estudios de aviación en el Long Beach City College.
Después de mi corta carrera en Avianca habia venido a Los Angeles y sacado mi licencia de conducir, y por esto aparecía en el sistema como si hubiese vivido ya dos años en esta ciudad y así clasificaba para poder estudiar. !Buenas noticias!
Por las mañanas trabajaba en las bodegas de carga y algunas noches iba al college para continuar las materias y así acabar el programa que había iniciado en Denver años atrás.
Mi padre estuvo algunos meses viviendo conmigo y me ayudó a comenzar de nuevo las costosas horas de vuelo. Afortunadamente volvía poco a poco a mi medio de la aviación.
Fui al aeropuerto local más cercano y así hice mi primera entrevista para poder sacar la licencia privada americana.
Procedí a llenar varios requisitos, entre ellos un examen médico y luego fui ante un inspector a hacer un examen oral. No olvido que estaba nervioso y no quería encontrarme con otra pared después de lo que me pasó en Colombia.
Me preguntó. – Si la torre de control le dice que usted es numero dos, que significa? – Abrí los ojos como esperando una pregunta mucho más complicada. Con mi mejor inglés le respondí que eso significaba que había otro avión adelante como número uno preparándose para aterrizar antes que yo. Me miró, se sonrió y me dijo que había pasado el examen.
Sentí una alegría como el "phoenix" renaciendo de la ceniza. Estaba feliz y quería volar cuanto antes.
Asistiendo a una de las clases de simulador del college fue donde me encontré con el instructor con quien volaría en estas épocas. No olvido su nombre, Rick Bennet.
Me dijo que volaba en una escuela cerca del college y así decidí empezar a volar en el aeropuerto de Long Beach en vez del aeropuerto local donde vivía.
Hice los primeros vuelos hacia la zona sur cerca de San Diego. Me fascinaba el vuelo de regreso por la noche y ver las luces de aproximación de la pista antes de aterrizar.
Que felicidad volar otra vez!
Mi padre estuvo algunos meses viviendo conmigo y me ayudó a comenzar de nuevo las costosas horas de vuelo. Afortunadamente volvía poco a poco a mi medio de la aviación.
Fui al aeropuerto local más cercano y así hice mi primera entrevista para poder sacar la licencia privada americana.
Procedí a llenar varios requisitos, entre ellos un examen médico y luego fui ante un inspector a hacer un examen oral. No olvido que estaba nervioso y no quería encontrarme con otra pared después de lo que me pasó en Colombia.
Me preguntó. – Si la torre de control le dice que usted es numero dos, que significa? – Abrí los ojos como esperando una pregunta mucho más complicada. Con mi mejor inglés le respondí que eso significaba que había otro avión adelante como número uno preparándose para aterrizar antes que yo. Me miró, se sonrió y me dijo que había pasado el examen.
Sentí una alegría como el "phoenix" renaciendo de la ceniza. Estaba feliz y quería volar cuanto antes.
Asistiendo a una de las clases de simulador del college fue donde me encontré con el instructor con quien volaría en estas épocas. No olvido su nombre, Rick Bennet.
Me dijo que volaba en una escuela cerca del college y así decidí empezar a volar en el aeropuerto de Long Beach en vez del aeropuerto local donde vivía.
Hice los primeros vuelos hacia la zona sur cerca de San Diego. Me fascinaba el vuelo de regreso por la noche y ver las luces de aproximación de la pista antes de aterrizar.
Que felicidad volar otra vez!
Aeropuerto de Long Beach (California) al anochecer.
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