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viernes, 10 de septiembre de 2010

CHEQUEO EN CAPURGANA


Llevaba casi tres meses ya volando como copiloto en ACES (1989) y tenía que hacer un chequeo o examen de vuelo para poder pasar la etapa de prueba y continuar en la empresa.

Luego supe que algunos capitanes estuvieron presionando para que yo no siguiera en la empresa y asi poder buscar espacio para otros aspirantes a los que ellos querian favorecer.

Yo pensaba que con ser buen estudiante y buen piloto iba a lograr continuar mi carrera. Pero la realidad es que me enfrentaba a un submundo al que no estaba preparado y no comprendía bien.

Sentía que estaba perdiendo una batalla donde las armas eran, la envidia, el ego negativo y destructivo para abrirse paso entre ellos mismos y el favoritismo del “amiguismo”.

A medida que este medio me pedía reaccionar con estas armas yo me alejaba y optaba por ser lo más objetivo posible. Y como consecuencia poco a poco mi puesto iba muriendo en esta compañía en la que me soñaba hacer toda mi carrera.

El jefe de pilotos presionado ordenó que me hicieran el chequeo antes del tiempo determinado. Extrañado recibí la llamada del jefe de chequeadores diciéndome que me preparara porque me iban a chequear. Creo que querían tomarme por sorpresa para así poder “deshacerse” mas fácil de mi. Pero el destino tenía otra historia más.

Me preparé lo más que pude y llegó el día del chequeo. Estaba nervioso pues sabía que este podría ser mi último vuelo. El vuelo era hacia una de las pistas más difíciles de toda la operación en Colombia. Era Capurganá.

Este hermoso pueblo se encuentra a poca distancia de la frontera con Panamá. El paisaje lleno de junglas contrastaba con el azul agua marino de su playa y la vista es simplemente paradisiaca. Era de mis vuelos preferidos por lo bello del paisaje.

Cuando supe que era a Capurganá me tranquilicé un poco porque era un vuelo que disfrutaba pero lo que no sabía es que tenía que aterrizar el avión allá.

Durante el vuelo el capitán me hizo varias preguntas técnicas y las respondí sin problemas. Pensé que iba a ser mas complicado y a medida que avanzaba el vuelo me iba tranquilizando pues recibía un trato respetuoso del capitán.

Twin Otter (DHC-6) aerolinea ACES.

Luego de que hicimos escala en varios pueblos me indicó que yo iba a aterrizarlo en Capurganá pues allá solo se le permitía a copilotos con mucha experiencia.

Me dio unas indicaciones y me dijo que procediera. Inicié la aproximación desde la parte montañosa. La principal dificultad con esta pista es que está perpendicular a la playa, hay que aterrizar siempre hacia el mar por el terreno montañoso y además tiene obstáculos al final de la pista como palmeras y cables eléctricos.

Dejé que mi instinto de ave humana tomara el mando y enseguida me sentí volando en un inmenso delta plano o cometa  planeando hacia ese pequeño potrero al que no podía fallar.

Sentía que disfrutaba cada fracción de segundo a medida que entraba este avión a esa pequeña pista. Me deslicé suavemente entre este paraiso, senté con gracia y dominio las ruedas principales sobre la superficie de tierra y gravilla y acto seguido sellé la maniobra aplicando el reverso con el delicioso sonido de las hélices frenando el avión.

En ese momento no recibí ningún comentario del capitán. Luego despegué el avión, volamos de regreso hacia Turbo y luego a Medellin. Durante el vuelo el capitán se puso a revisar sus planillas del chequeo y me dice.

 – Yo no se que es la bronquita que algunos capitanes le tienen a usted… no entiendo. Usted se sabe el avión muy bien, me respondió todo lo que le pedí y para su baja experiencia usted hizo el aterrizaje en Capurganá muy bien… usted es un piloto que lleva los mandos suave sin brusquedad y controla muy bien… hay capitanes que todavía les queda grande Capurganá!!… Yo simplemente voy a pasar este informe tal cual como lo vi en este chequeo. –

Me quedé callado pues con esto el capitán me estaba confirmando mis miedos. En efecto habían un par de capitanes que estaban moviendo con intrigas sus influencias para sacarme de la compañía. Me sentía bien por haber pasado el chequeo pero tenía la sombra del final ya amenazándome.

Al siguiente día me encontré con Ivan Duque mi compañero de la escuela Aeroclub que se encontraba más adelantado volando como copiloto y me dijo – !Buena esa Carlos! Supe que pasó el chequeo y con eso los dejó callados…así es…no se deje! –

Pero le dije que estaba sospechando que seguían intrigando mucho contra mi y que no comprendía exactamente porque. Me respondió que entre ellos mismos entraban en discordia y eso hacia el ambiente muy tenso.

Me di cuenta que mi falsa seguridad de continuar se desvanecía. Una parte de mi quería luchar y tratar de buscar “ agraciarme” con la “rosca” pero otra parte de mi repudiaba ese camino y rehusaba lo absurdo de ese medio.

Vista aérea de la pista de Capurganá.

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