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jueves, 21 de octubre de 2010

HORMIGAS CULONAS


Continuando con el tema de las delicias de cada región de Colombia llegó el día de la tentación con las hormigas culonas. Esta clase de hormiga gigante es recogida por los agricultores en cierta época del año en regiones especiales de crianza cerca de Bucaramanga en el departamento de Santander. Luego las fritan en aceite con algunas especias y sal, las empacan en pequeñas bolsas de plástico y las venden en las calles de Bucaramanga y en el resto del país como una de las delicias de esta región.

La primera vez que las probé fue cuando de pequeño fui a Bucaramanga y de ver como mi madre las comía con tanto placer me provoqué y fué uno de mis antojos favoritos (ahora por mi fe ya no las consumo).

Un día tenía un vuelo como copiloto en AEROTACA de Bogotá a Bucaramanga y regreso con el capitán Salamanca. Uno de los auxiliares de tierra, oriundo de Bucaramanga, me dijo antes de que yo subiera al avión  – Oiga, don capitán, mire, hagame un favor mano y traigame dos bolsitas de hormigas culonas de Bucaramanga. – Le pregunté donde podía conseguirlas  – Como… ¿No sabe? Pues en las tiendas del aeropuerto o en el parquedero hay muchachos que las venden. –

Me dio unos pesos y le dije que contara con las hormigas para el regreso en la tarde. Con lo que yo no contaba es que iba con el jefe de pilotos y él siempre me dejaba cuidando el avión y rara vez me dejaba ir al terminal a comprar cosas.

 Llegamos a Bucaramanga, desembarcaron los pasajeros y el capitán como lo había previsto me dijo  – Bueno, Madrigal, se queda aquí cuidando el avión no vaya y sea que le roben combustible. – Y diciendo esto salió hacia el terminal para charlar con un grupo de amigos que trabajaban allá.

Obviamente la razón para que me quedara no era cuidar que los ladrones se robaran el combustible sino que no quería que me vieran con él en el terminal.Tal vez perdía apariencia de autoridad haciéndolo.

Pero ya tenía mi plan. Esperé a que entrara en el terminal , me bajé del avión y salí corriendo hacia la parte de las tiendas en búsqueda de mis hormigas.


Llegué con la voz agitada apresurado preguntando por las hormigas. !No habían! Pasé por otras dos tiendas y me dijeron que estaban agotadas. !Que rabia! … Pero me acordé que el auxiliar me había dicho que en el parqueadero también vendían. De nuevo a correr. La gente veía extrañada a este joven piloto corriendo por el pasillo del terminal.

Llegué al parquedero y casi sin aliento gritaba – !Hormigas, hormigas! – Y como si ese fuera un código secreto salió un joven y le gritó a otro que estaba debajo de un árbol – !Hormigas, rápido!–  Salió el muchacho corriendo hacia mi con una canasta llena de bolsas de hormigas como si supiera que tenía solo segundos para hacer la transacción. Decidí comprar varias bolsas más para mi. Salí corriendo a lo que daban mis pulmones. Me sentía haciendo el robo del siglo!… bajándome de un avión, asaltando el gran tesoro secreto de estas tierras y corriendo de regreso para escapar antes de que el jefe se diera cuenta.

Cuando salí a la rampa rogaba porque no estuviera el capitán saliendo al mismo tiempo. Miré a mi alrededor… no había moros en la costa… a correr hacia mi objetivo… el avión que me llevaría de regreso con mi botín. Llegué al avión sudando y jadeando sin aire y con el corazón a mil. Apenas me senté en mi puesto vi salir al capitán del terminal – !Ufffff, me salvó la campana! – Preparé rápido las frecuencias y los sistemas para que todo estuviera listo.

Cuando llegó el capitán y se sentó me dijo en tono sarcástico – Qiubo...No le robaron combustible? je,je. !Abra la puerta para que se ventile… esta sudando mucho! – Secándome el sudor le dije que todo estaba listo para despegar.

Cuando llegamos a Bogotá estaba el “cuadrillero”, como le llamaban al auxiliar de tierra, esperándome con cara de fiesta. – !Ole, capi, Me trajo las hormigas? – Le entregué sus hormigas y las guardó rápido en su overol mirando a los lados como evitando ser visto por alguien. Después de que hice los papeles del avión regresé hacia la zona de maletas en la rampa cerca de la entrada a la compañía y allí estaba mi amigo cuadrillero. Me dijo – !Capi, venga y le regalo un poco de hormigas! – Le recibí un par de hormigas y empezamos a disfrutarlas como el mejor de los manjares de esta tierra – !Mmmmm! !Que ricas que están estas hormigas! – Nos decíamos.

De repente salió a la rampa una de las bellas auxiliares de tierra que atendía a los pasajeros. Era una bella bogotana que salió a tomar un poco de aire y nos dijo – !Ahy que rico!, Que comen? Regalenme un poquito. – Creo que pensaba que eran uvas pasas o maní acaramelado por la apariencia. El cuadrillero le dio un poco y ella sin esperar se las hecho a la boca. Después de masticarlas un poco dijo – Estas son habas saladas? – Enseguida nos miramos con el cuadrillero y nos atacamos de la risa al ver que esta “cachaca” no sabía que eran hormigas – !Son hormigas culonas! – Le dijo y ella enseguida empezó a escupirlas y a sacarse desesperadamente los restos de las paticas de la boca, – !Ughhhh!, !pudf! !pudf!!Guaacales! Hormigas? !Porque no me dijeron!… Ustedes comen de eso?.. !Cochinos!. –

Nos reimos un buen rato y seguimos disfrutando de las esquisitas hormiguitas con mi amigo santanderano rodeados del mejor paisaje… la rampa del aeropuerto y sus aviones.
Buenos e inolvidables momentos en Aerotaca.



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