LOS HERMANOS SALAMANCA

Durante mi curso en Avianca en el año 88 tuve como compañero al capitàn Javier Salamanca. Supe que su hermano Alejandro Salamanca era el jefe de pilotos de la aerolìnea AEROTACA.

Para estas épocas me fui a vivir un tiempo con mi hermano Felipe y después a un apartamento cercano en la zona de Chapinero. Andrés Obregón, un viejo amigo del barrio en Bogotá, me ofreció un trabajito vendiendo empanadas. El negocio se llamaba Empanadas Colombianas. La señora con la que trabajaba no me creía que yo era piloto y me decía, – Deje de estar diciendo pendejadas y pongase mas bien a trapear el piso que ya casi cerramos. –

No sabía como contactar a Javier y se me ocurrió en un día libre ir directamente al hangar de Aerotaca en el aeropuerto El Dorado a buscar información.
Pregunté por la oficina de Aerotaca y me recibió uno de los capitanes, con quien tengo varias historias. Le conté que conocía a Javier del curso de Avianca, que había volado en ACES y que tenía ya la licencia del Twin que era el avión que también volaban en Aerotaca.

Me preguntó con tono de desconfianza si conocía a algunos capitanes de Aces que él conocía a modo de probar si era verdad que había sido copiloto allí. Le dije que no conocía a muchos de ellos pues en realidad había estado solo unos meses volando con ellos. El me miró de nuevo con desconfianza y me dijo que buscara a Javier a ver que pasaba. Me dio su teléfono y me despedí sin recibir respuesta.

Salí con un sentimiento increíble de alegría a pesar del frio recibimiento de aquel capitán. Sabía que mi angelito estaba ya arreglando sorpresas para mi. Llamé esa tarde a Javier y en un tono también frío me citó a su apartamento para otro día en la tarde. Llegó el día y Lulú me prestó su Renault 4 para ir a mi cita con Javier.

Llegué, entré, me presentó a su señora y recordamos algunas cosas de nuestro curso inicial de Avianca. Me contó que ya estaba con buena señoría para subir pronto a capitán en Avianca. De pronto me preguntó – Carlos, Usted tiene carro? – Pensé ingenuamente que él en ese momento no tenía carro y tal vez necesitaba que lo llevara a algún lado. Le dije que si y que si necesitaba yo lo llevaba… – No, tranquilo, solo quería saber…–

No sabía que en realidad me estaba entrevistando y que si no cumplía con el prerrequisito de poseer carro no me iba a dejar entrar a la empresa. Aqui supe que mi angelito había arreglado la prestada del carro. Me dijo que ahora la compañía necesitaba un copiloto y que como yo ya tenía la licencia podía tener buen chance.

Yo por dentro hervía de la emoción de saber que había chance de volar otra vez y… !En Colombia!
Me dijo que le hiciera “la cacería” a su hermano Alejandro a la oficina en el aeropuerto para que me entrevistara con él. Lo conseguí por fin una tarde y me dijo que le dejara mi hoja de vida y también me dijo algo que en ese momento no comprendí bien pero luego entendería – Bueno, señor Madrigal, vamos a estudiar su hoja de vida pero si algún día necesito su puesto espero que lo entregue rápido y sin problema…ok? –

Cegado por la alegría de saber que mi hoja de vida ya estaba en proceso no me daba cuenta que él ya estaba programando mi despedida.

Logo de Aerotaca (Aerotaxi  Casanare) (Cortesia de Aviacol.net)