Nació en Yolombó Antioquía donde sus verdes paisajes y gentes trabajadoras del campo le dieron esos ingredientes tan especiales que plasma en sus escritos.
Tambien escribe un blog llamado Instinto Canino lleno de interesantes relatos y reflexiones. Disfruten de su historia.
VOLANDO DESDE TIERRA
Nací en el ochenta y cinco, no se habían inventado los aviones, no se habían inventado los computadores, lo más tecnológico era el Atari 2600 de Claudia.
Los límites del pueblo se imponían en una fotografía donde no existía nada más lejos que la casa de doña Tere. Sobre la pared de la guardería yacía una foto de este gran mundo en esta época.
Yolombó, ese pueblo hermoso, en ese tiempo donde lo que no veías en el pueblo simplemente no existía, es muy cierto, no existía.
Tiempos aquellos en los que era rico creer que mi cobija orinada retenía todos los monstruos que fueran apareciendo, hasta podía esconder a mi hermano y protegerlo de cualquiera que quisiera hacerle daño.
Cuando llegó a mi casa el primer televisor, nos aventuramos, mi hermano y yo, a creer que lo que llamaban aviones era simplemente fantasía, ¿Aparatos que volaban sobre ciudades? Ciudades que después nacieron de la noche a la mañana?
No sabíamos como hacían para mostrar un aparato que contenía gente y poder llevarlos por el aire. Simplemente porque en mi época, tampoco habían inventado los computadores.
Con el televisor en casa se nos despertaron muchas ideas para después enterarnos que ya existían.
En este mundo, viajar donde doña Tere implicaba buscar la "chiva" (bus) de don Pedro para que lo llevara hasta el límite de este, mi mundo, y si tenía mucha demanda, tocaba hablar con los jornaleros del pueblo que llegaban en las tardes a descansar de sus labores, para que al día siguiente nos enviaran una "bestia" y poder transportarnos.
Así era nuestro modo de transporte en la época en que no se había inventado mucho. Cuando mi madre decidió que era mejor irnos a vivir a la ciudad me di cuenta que "la chiva" de don Pedro no llegaba hasta donde mi mente creía, tampoco que doña Tere era la que limitaba con el fin del mundo.
Era el fin de este mundo. El fin de mi mundo; les aseguro que no había otro mundo.
Plaza principal de Yolombó, Antioquia, Colombia. |
Era el fin de lo que yo llamo mi inocencia, después de esto inventaron los aparatos que vuelan, aparatos que suman, aparatos que hacen retratos, y un sin fin de cosas que hasta el día de hoy no sé cómo funcionan.
Fue la primera vez que veía una casa más alta que la torre de la iglesia de San Lorenzo, edificios gigantes que parecían subyugar al mundo.
Cuando llegamos a la ciudad alquilamos un cuarto cerca al aeropuerto, en una ciudad donde solo éramos tres contra el mundo, y donde muchos de la familia por parte de mi madre, no desperdiciaban la oportunidad para oprimir su corazón y por consecuencia el de mi hermano y el mío.
Salíamos a caminar cerca del aeropuerto para ver despegar los aviones. Pararse detrás de la malla y esperar que los aviones grandes salieran para que su viento nos hiciera sentir, al cerrar los ojos, que íbamos en caída libre…
Excelente vuelo teníamos, al cerrar los ojos creía que estaba volando, sentía que mis miedos aumentaban el vacío que da una caída libre; pero también sentía que todos mis pequeños problemas se iban alejando cada vez más con el viento mientras mi madre huía de tanto alboroto.
Y los grandes problemas de una madre cabeza de hogar no se alejaban ni aún si hubiera despegado un jet.
De este tiempo en adelante he visto llegar mucho aviones, y despegar otros tantos, parapentes volar sobre la ciudad, cometas sobre mi casa y frisbis en el parque.
Aún espero el día en que aborde el primer avión con cualquier destino, simplemente para ver si era real lo que mi imaginación de niño veía. Ahí está mi única experiencia de vuelo...volando desde tierra.
Diego Monsalve
1 comentario:
Muy interesante tu historia en el "aire" , la verdad que he disfrutado mucho de tus lineas.
Saludos a todos !!
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