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domingo, 4 de julio de 2010

PRESENTI SU MUERTE


Un día de estudio en la escuela de Avianca (1988) quise cambiar un poco de ambiente y en vez de estudiar en el salón decidí ir con algún compañero al hangar y subirnos a uno de los aviones que se encontraba en ese momento recibiendo servicio de mantenimiento.

Estudiamos durante un rato en la cabina de mando y luego no pude aguantar las ganas de dar un pequeño paseo por la cabina de pasajeros y gozar de estar dentro de esta majestuosa aeronave. Luego salí y fui hacia la parte de atrás curioseando cada parte del avión ya no como estudio sino como “gomoso” de la aviación que soy.

 De pronto noté que el borde de la puerta de la sección de carga estaba bastante golpeado por el continuo ir y venir de la carga. Con un pequeño brinco me subí y me senté en el borde. Sentía como si el avión me hablara y podía ver tantos años de vuelo, de pasajeros y carga a través de su historia.

No sé porque se me pasó por la mente que pasaría con toda esta hermosa estructura si se estrellara contra la madre tierra. Podía sentir como todo explotaba y quedaba reducido a pequeños trozos. Me pasó un escalofrío por la espalda y no quise pensar más en cosas terribles.

Fui luego al salón de clases y como tenía tiempo libre todavía me entró la curiosidad de buscar en los manuales los datos del peso del avión en el que había estado sentado. Lo encontré y entre los datos estaba su número de serie de fabricación.

Noté que en este manual este avión era el único que traía tres números seis invertidos seguidos. Pensé en los famosos números de la bestia de la biblia y me pasó otra vez ese frío al recordar lo que sentí cuando estuve allí sentado pero pronto me ocupé de otras cosas pues no quería dedicarme a pensar en supersticiones pendejas.

Más adelante nos dijeron que el siguiente día nadie iba a volar como observador pues íbamos a ver desde por la mañana las diferencias entre los dos tipos de B-727, el –100 y el –200 que básicamente se diferencian en el tamaño, motores y sistemas.

El día era el 17 de Marzo de 1988, la clase transcurrió normalmente con algunos descansos por la mañana y al medio día el almuerzo. Continuamos por la tarde en el salón de clases todo el grupo completo. Estábamos ajenos a lo que sucedía en el mundo exterior.

De pronto uno de nuestros compañeros que había salido a preguntar algo a la oficina del jefe de la escuela, abrió la puerta y se quedó mirándonos. El instructor le indicó que siguiera pero él mirando de reojo a todos nos dijo – ¿No saben lo que pasó?.... ¿No les han dicho? – En ese momento todos los hijos de capitanes se pusieron pálidos, unos se tapaban la boca, otros mentaron la madre mientras pensaban si su padre tenía vuelo ese día. Y varios con voz entrecortada preguntaron – ¿Qué pasó? – Y enseguida él se dió cuenta que nadie estaba al tanto de tan macabra noticia y nos dijo – Se acaba de accidentar el HK- 1716, el vuelo 410 de Cúcuta para Cartagena. –

Todos quedamos mudos, nadie emitía un solo ruido. Algunos se pararon enseguida y se dirigieron hacia la oficina para preguntar sobre lo ocurrido. El instructor canceló la clase y recuerdo que uno de los que tenía su padre como capitán me dijo – Yo no sé, tal vez esta no es mi carrera, yo más bien me voy a la Universidad... aquí no se sabe en que momento uno se va a matar. –

Mi Diosito fue muy grande con nuestro grupo ese día pues a alguno de nosotros le hubiese tocado morir como observador en este vuelo además que a nadie del grupo le tocó recibir la noticia de la muerte de su padre.

Más adelante supe que había sido el mismo avión en el que estuve estudiando aquel día. Sentía en mi nariz un olor a sangre sugestionado por el accidente.

Recuerdo que escuché la grabación de la caja negra sin querer mientras que estudiaba en un salón al lado.  El capitán de este vuelo le ofreció a otro avión que venía de la costa para Cúcuta que procediera directo hacia la pista y que él se “abría” a la izquierda para que el otro no tuviera que desviarse.

En la cabina venía en el puesto de observador otro piloto con quien el capitán charlaba mientras despegaban. El copiloto venía volando y el capitán le indicó que se desviara para darle paso al otro avión.

Entraron en nubes y el copiloto hizo muy amplio el viraje antes de enfilar de nuevo hacia la costa. El ingeniero le llamó la atención al copiloto sobre el viraje. El copiloto le preguntó al capitán si ya podía virar de regreso. El capitán le confirmó que iniciara el viraje mientras seguía hablando con el otro piloto. El ingeniero un poco más nervioso le vuelve a llamar la atención diciéndole “cuide esa niebla”.

No sabían que se habían acercado mucho a la cordillera y al subir los flaps el avión se demoró un poco más en subir. A los pocos segundos se escucha en la grabación lo más parecido a un disparo.
Se que este avión aquel día me contó sobre su pasado y sobre su horrible final.

Que Dios tenga en su gloria a todos aquellos que murieron en este accidente.

HK - 1716 de Avianca, Avión siniestrado en el Cerro el Espartillo cerca de la ciudad de Cúcuta.

5 comentarios:

Lumediana dijo...

Tu siempre has sido muy siquico...
me gusta esta histroia

Anónimo dijo...

Carlos mira que despues de 24 años seguimos encontrando información sobre este insuceso tragico para muchas familias, mi padre cayo en ese vuelo y fui el primero en la familia en recibir la noticia cuando con solo 15 años empezaba tal vez a aprovechar todo el esfuerzo que el hacia por nosotros, nunca supe lo de la grabacion de la caja negra hast hoy y tal vez nunca sepa algunos otros detalles pero gracias te doy por publicar estas memorias que a ratos pienso tienen algo de fantasia e irrealidad por lo de los numeros al reves pero que fueron una realidad muy dura para nosotros luistrejosherrera@hotmail.com

Anónimo dijo...

Hola, me conmueve el relato porque por esa fecha este avión salió de Barranquilla llevando al Junior a un partido. Recuerdo que tenía 17 años y estaba en el aeropuerto muy temprano, cuando el avión cerró su puerta y salió hacia la pista, sentí un escalofrío y una sensación de tristeza, con una voz que afirmaba que se iba a estrellar. Traté de apartar la idea de mi mente, pero no lo logré, no sé porqué nunca pude borrar de mi memoria la matrícula. Esa semana en la noche, viendo el noticiero me enteré de la noticia, me quedó una profunda tristeza y un gran sentido de culpa que me hizo reflexionar acerca de lo frágil de la vida y cuánto debemos valorar cada instante.

Unknown dijo...

Muy impactante tu relato.
Tenía desde hace poco el interés de buscar que era lo ocurrido sobre este avion, pero jamas me imagine que se habia accidentado.

Anónimo dijo...

siempre quize saber mas sobre este accidente papa murio el 17 de marzo de 1988 en ese avion y yo naci el 24 de marzo de ese mismo año gracias por la informacion