Powered By Blogger

jueves, 8 de julio de 2010

LAS HISTORIAS DE ALEX VILLA


Alexander Villa Madrid es un paisa gomoso de los planeadores de radio y también de la aviación profesional. Yo había puesto un aviso en el sitio de internet “Planeadores RC Colombia” en el año 2005 donde buscaba pilotos de radio que vivieran por el área de Hollywood en la Florida para ir a volar juntos. Alex que vivía cerca respondió al aviso y así compartimos en el mundo de los planeadores RC y también de la aviación. Aquí están sus historias:


Quiero volar radio

Durante varios años siempre quise tener uno de esos avioncitos que volaban con control remoto. Yo era muy curioso cuando estudiaba pero no podía comprarme uno de estos por sus costos, además porque no sabía donde los vendían o de alguien que practicara el hobby para aprender.

Desde que tengo uso de razón he admirado mucho la aviación y todo lo que ella implica.
A los 25 o 26 años de edad ya estaba trabajando y pensé en comprar uno pero ya no tenia mucho tiempo disponible. El principal inconveniente seguía siendo el instructor o algún contacto que me mostrara el camino, o por lo menos una lucecita que me guiara.

Pero un día esa lucecita brilló. Estaba cerca de la lucecita y no lo sabia; no se durante cuanto tiempo estuve sentado, hablando y compartiendo con un compañero de trabajo y amigo, y no sabía que el era piloto de radio.

Recuerdo que un día en el trabajo hablando con él le dije, –Un día de estos tengo que comprarme uno de esos avioncitos de radio control…– Y el me respondió, – ¿Como así… a usted le gusta el aeromodelismo? – Mi respuesta fue de sorpresa con cara de descubrimiento. Pues descubrí así a la persona indicada. !Lo tuve al frente mío todo el tiempo y no lo sabia! Para mayor sorpresa descubrí que nuestro jefe también volaba radio. Precisamente mi primer planeador y el equipo de radio se los compré a él.

Carlos Estrada fue la persona que me enseñó a volar y siempre le voy a estar muy, muy agradecido. Tampoco faltaron algunos consejitos de Jorge Puello, Alfonso Isaza y muchos más amantes del vuelo. Éramos un grupo de paisas que compartimos muchos domingos de vuelo muy agradables y se que por allá en la tierrita siguen disfrutando de cada fin de semana.


Primer vuelo

Mi primer vuelo como cosa rara fue un desastre… solo duró unos 20 segundos. Carlos me dejó unos minuticos a cargo de otro piloto y él creyendo que yo sabía, me soltó el radio y me dejó solo. ¡Al piso fui a dar! Yo pensé que ese era el fin de mi planeador “Gentle Lady” y mis ganas de aprender, pero con la ayuda de mi maestro se reparó. A la semana ya estaba de nuevo en San Félix (Bello–Antioquia) en la lucha.

Hasta que aprendí a defenderme solo y en verdad a disfrutar mis vuelos. También recuerdo que me inventaba la forma para practicar entre semana ya que había que trabajar. Pero los fines de semana, mi linda esposa Johanna, me “alcahueteaba” vuelo y hasta me ayudaba a cargar el equipo y me acompañaba.


Esta foto es en Serramonte (Bello). Este avión es un “Frankestein” pues tiene el fuselaje de un L.G. y las alas del Spirit.

Simulador

En el cuarto que teníamos Carlos Estrada y yo para hacer el mantenimiento de los equipos de audio e iluminación, colgué una tira de nylon del techo, la cual enganchaba del centro de gravedad de mi Gentle Lady. Le ponía un ventilador de frente al planeador, empezaba a maniobrar para corregir la dirección de la nariz y así de esa manera aprendí mucho en cuanto a giros, sensibilizar mi mano y sobre todo a controlarlo de frente para poder hacer unas buenas aproximaciones a la hora de traerlo a tierra.

Estoy convencido totalmente que mi método funciono y muy bien. Es increíble la sensación de libertad que se puede sentir al volar un planeador y más cuando el único combustible que se requiere es buen viento y buena mano. No necesito de gasolina sino de una buena ascendente para lograr buena altura.

Recuerdo como con mi amigo Rodolfo en Serramonte (Bello) lográbamos sostener nuestros planeadores hasta por una hora o más sin aterrizaje alguno, algunas veces caminábamos de un sendero cercano a otro, nos acostamos en la ladera a conversar, a mirar los planeadores o simplemente escuchar el sonido de los aeromodelos al cortar el viento cuando los hacíamos pasar frente a nosotros.
Las ganas de volar son tantas y más cuando las condiciones climáticas son perfectas (viento y un hermoso día).

Rasguño

Una vez tratando de aterrizar mi Spirit recuerdo que el viento cambio y una de las alas (la derecha) sufrió unos rasguños, tremendo hueco y unas costillitas quebradas. Bueno, pa’ las costillas cianoacrilato, – ¿Y que voy a hacer ahora para cubrir el ala? – pensé yo. Lo que tenía que pegar se pegó y al ala la cubrí con una bolsa plástica que tenia en mi morral y cinta transparente. Lo mejor de todo es que funcionó y de maravilla.

Lo interesante es que el “parche” blanco me servia de referencia en la distancia para identificar mejor la forma del avión. Creo que así lo volé como por 4 o 5 semanas hasta que con plata prestada compré el famoso rollito de “monokote”en una tienda en la 15 en Bogota. Lo compré azul transparente como yo lo quería.

También recuerdo el día en que me choqué en el aire precisamente con Tadeo, la persona que me vendió mi primer aeromodelo. El mío fue el que sufrió, yo tenia un Spirit 60 todo amarillo con líneas azules en las alas y él un Spirit 100. ¡Hasta ahí llegó el pollito!

Desde el 2003 me encuentro radicado en la Florida (USA). Año desde el cual no vuelo, aun recuerdo mi último vuelo en Juan Cojo (Girardota–Ant). Tremendo voladero y no muy lejos de mi ciudad Medellín. Pero afortunadamente aquí conocí a Carlos Madrigal amante también del aeromodelismo y los aviones. Tengo la fe que podamos conformar un buen grupo de pilotos para poder disfrutar de este gran hobby.

Alexander Villa Madrid

En Juan Cojo (Girardota) con el LG–Spirit y un hermoso acrobático de Rodolfo. Esta foto fue antes de emigrar a la Florida.

Con Carlos celebrando navidad del 2008 en Boynton Beach cerca de donde vivo.

No hay comentarios.: