Preparamos con mi instructor de vuelo Rick (1990) un vuelo crucero desde Long Beach hasta un pueblo cercano a la famosa ciudad de Las Vegas. Sabíamos que había fuertes vientos en dirección a Las Vegas y que tendríamos fuerte viento de frente al regresar.
Salimos de Long Beach en una Cessna 152 que es un avión de solo dos puestos. En vuelo conversábamos con Rick sobre sus futuros proyectos como piloto de aerolínea.
Vimos pasar cerca un jet MD–80 y sonriendo me decía que ese era su avión favorito. El eligió este trayecto para así poder hablar y presentar su hoja de vida con el jefe de pilotos de una aerolínea regional que se encontraba basada en el aeropuerto a donde íbamos.
En el trayecto tuvimos que cambiar varias veces de nivel pues había mucha turbulencia. Sobrevolamos pronto Las Vegas ayudados por el fuerte viento de cola. Llegamos al pequeño pueblo situado como a unos diez minutos de vuelo mas adelante. Parqueamos el avión y mientras Rick se quedó hablando con el jefe de pilotos yo aproveché y me fui a caminar por el pueblo.
Parecía como si estuviera en la mitad de una película de esas del oeste. La iglesia y las casas alrededor tenían un estilo muy conservador y parecían de mentiras. Volví al aeropuerto y preparamos el vuelo de regreso. Según los cálculos, debido al viento, llegaríamos con las justas de combustible a Long Beach.
Despegamos, pasamos de nuevo cerca a Las Vegas y con el atardecer se podían ver ya sus mil luces empezando a iluminar su mundo de fantasía. Tal vez con el calor del día acumulado la turbulencia empeoró. Me sentía montado en un potro salvaje que no quería calmarse. Rick empezó a preocuparse pues teníamos que cambiar de nivel de vuelo a menudo y eso nos aumentaba el consumo de gasolina poco a poco.
Después de pasar unos cerros pude ver que al fondo habían unas montañas un poco más altas y los dos sabíamos que estábamos entrando en un área de rotores. Preciso más adelante empezamos a sentir una fuerte descendente. Había momentos en que para mantenernos en la misma altitud teníamos que colocar toda la potencia. Decidimos desviarnos un poco y eso nos ayudó a salir de esta área.
Las sombras de la noche se cernían rápidamente sobre nosotros. El instructor me dijo que subiera hasta ocho mil pies para evitar la zona de turbulencia. Vi que seguía preocupado y me dijo que volara sobre la vía principal que iba a Los Angeles por seguridad en caso de falla de motor. Empezamos a hacer cálculos y todo indicaba que ya no tendríamos combustible para llegar. Me dijo – No estoy seguro de nuestra velocidad en tierra – Le dije que según mis cálculos era de solo treinta millas por hora con respecto a tierra.
Me quedé mirando por mi ventana la luz de una casa abajo nuestro para poder medir mejor cuan rápido íbamos. Mire a mi derecha a Rick haciendo sus cálculos con mapa en mano y cuando volví a ver por mi ventana la luz de aquella casa se me heló el estómago. No podía entender lo que veía. !La casa estaba ligeramente mas adelante!… !No estábamos avanzando!…es más !Estábamos volando en reverso!
Le dije a Rick que de seguro nos habíamos metido en una zona de vientos de altura casi huracanados. Me dijo que subiera más para poder pasar esta zona. Pero mi experiencia en vuelo de montaña me hizo tomar la palabra y le dije – No Rick, si subimos más, allá arriba el viento va a estar mas fuerte... mejor bajamos donde no esté tan fuerte. – Se quedó pensando y me dijo – Si tiene razón, mejor bajemos. – Para poder avanzar nos tocó poner casi toda la potencia y con esto sabíamos que no podíamos llegar a Long Beach.
Me dijo, – Carlos, no alcanzamos a llegar con este viento. Voy a buscar un aeropuerto más adelante para pasar la noche. – Me señaló adelante hacia la oscuridad de la noche y me dijo. – Allí en la mitad de ese valle esta un pueblo llamado Hesperia… ponga rumbo hacia allá. – Miré hacia adelante y no veía nada. – Lentamente fuimos llegando hasta que vimos algunas luces de aquel pequeño pueblo y le dije – Rick, yo no veo la pista… a lo mejor esta apagada. –
Enseguida Rick puso una frecuencia especial, apretó el micrófono varias veces y como por arte de magia se prendieron las luces de la pista entre la turbulenta oscuridad. – !Waoooo! – dije. Rick me miró y dijo – !Magia! Me sorprendí pues nunca había visto en vivo como un piloto desde un avión encendía las luces de un aeropuerto desde su cabina. – Algo más había aprendido esa noche aparte de la angustia de desviarse a otro aeropuerto por falta de gasolina.
Inicié la aproximación pero a medida que nos acercábamos al aeropuerto la turbulencia era peor. Nuestra pequeña Cessnita brincaba y pataleaba cual potro buscando escapar. Me acerqué a la pista y cuando ya estaba a punto de aterrizar experimenté uno de los sustos mas tremendos que haya tenido en vuelo. Una ráfaga hizo subir fuertemente la nariz del avión y luego al tratar de compensar sentía que el avión se me iba a desplomar sobre la pista. Grité del susto y Rick rápidamente me ayudó colocando más potencia.
Con serenidad me dijo, – Tranquilo, cuando le pase eso simplemente ponga un poco de potencia. – Estabilicé el avión y lo aterricé. Parqueamos el avión cerca de una estación de servicio. No había torre y parecía un aeropuerto fantasma pues no se veía movimiento por ningún lado. Afuera estaba haciendo bastante frio y le presté a Rick mi suéter para que fuera a llamar por teléfono a un taxi que nos llevara al pueblo.
Regresó al avión para esperar y recuperar calor. Cuando apareció el taxi nos bajamos, rápidamente aseguramos el avión y tomamos el taxi al pueblo. Buscamos un motel donde pasar la noche. Me senti apenado con Rick al decirle que nos tocaría en el mismo cuarto pues no tenía dinero suficiente.
Cuando llegámos a donde el encargado nos reiamos pues cualquiera pensaría que eramos un par de “novios” buscando un sitio retirado donde acostarnos. Asi que Rick le dice sonriendo al señor – Se que no nos va a creer pero somos dos pilotos que nos tocó aterrizar aqui por el fuerte viento. – Se nos quedó mirando y dijo – Si ustedes lo dicen…– Y enseguida todos nos echamos a reir.
Al día siguiente al ver que no mejoraban las condiciones Rick llamó a un amigo para que nos recogiera por tierra ya que no estábamos tan lejos de Long Beach. Le agradecí el viaje, llenamos mi bitácora de vuelo y me fui para mi apartamento en Los Angeles cometiendo el error de pensar que Rick iba a ir de regreso a Hesperia a recoger el avión. Recibí luego tremenda cuenta de la escuela por la recogida del avión.
Este vuelo fue una experiencia increíble, enriquecedora y bastante... turbulenta!