CAPITULO VII
AEROTACA (Aero taxi de Casanare)
BUSCANDO NOVIA
A mediados del 91 andaba enamorado de una nueva recepcionista de la bodega de Korean Air. Esta gringuita era más bella que cualquier modelo de revista. Rubia, rostro y cuerpo fino y dos ojazos azules que dejaban boquiabiertos a todo el que se cruzaba por su camino.
Después de lograr salir varias veces con ella pude darme cuenta que era demasiado tosca y ademas muy inmadura.
Un dia en su casa, cuando la visitaba, de pronto vi subiendo por la pared una diminuta cucaracha y ella apresuradamente la aplastó con su dedo pulgar diciendo – !Odio las cucarachas! ...En que íbamos?...
– Ya con esto la gringuita había perdido todos los puntos y sentía que esta mujer estaba a años luz de ser aquella dulce y delicada mujer con la que un latino como yo soñaba compartir su vida.
Salí de su apartamento antes de la madrugada y decidí caminar por casi una hora y media hasta mi apartamento para asi reflexionar y “matar” mi frustración. Decidí aquella mañana no pensar más en gringuitas bonitas y más bien buscar a alguien en mi tierrita… Colombia.
Guillermo, el amigo de vuelo en cometa que vivía ahora en Los Angeles me comentó que su prima andaba soltera en Bogotá y me dio su teléfono. La llamé y rápido entramos en el juego del amor llamada tras llamada. Me invitó a que fuera a su apartamento en Bogotá para que nos conociéramos. Estaba dichoso y hasta me dejé la barba para complacerla.
Saqué dinero de uno de mis suelditos de “bodeguero”, compré mi tiquete aéreo y pedí licencia de dos semanas para viajar a Bogotá.
Que delicia, por fin visitar Colombia después de casi dos largos años. Tomé el vuelo y disfruté cada segundo en el avión y sobre todo el aterrizaje en el aeropuerto El Dorado.
Alli estaba “Lulu” mi nueva “traga” esperándome en el aeropuerto. Como buenos enamorados nos fuimos a calmar fiebre a su cama y pronto estábamos saliendo a cuanto sitio nos daba el chance para darle fuego a nuestra pasión.
Todo fue bello hasta que se acabaron las dos semanas y tenía que viajar de regreso. Fue conmigo al aeropuerto y nos despedimos con la promesa de volvernos a ver tal vez con algún proceso de inmigración para que ella pudiese ir a los EU.
!Sorpresa! Los de emigración me detuvieron pues tenía pagos pendientes en Colombia. La maleta se fue sola a Los Ángeles y yo me tuve que quedar. Regresé feliz con Lulu hasta que un día nuestro castillo se desplomó. Descubrí que ella era separada y su celoso esposo la estaba amenazando de echarla del apartamento si no seguía con él.
Un día de paseo con ella en el parque de Sopo al norte de Bogotá presentía que algo estaba pasando y que por lo mismo era mi día de “extrema” buena suerte. No sabía lo que era pero pronto me enteraría que mi ángel de la guarda estaba arreglando algunas cosas.
Cuando llegamos a su apartamento, había un fuerte olor a licor, las paredes estaban rayadas, manchadas, casi todas las porcelanas, cuadros y adornos rotos. La cocina completamente desordenada y toda nuestra ropa en el piso. Enseguida ella furiosa llamó al portero y le preguntó que había pasado. – Señora, vino su esposo por la tarde y dijo que los iba a esperar y que cuando llegaran los iba a matar. Lo alcancé a ver con una pistola esperando sentado por horas bebiendo ron. Yo rogaba para que ustedes se demoraran…menos mal llegaron tarde. –
Ahora comprendía porque había sido mi día de buena suerte. Ese día me salvé de morir bajo los balazos de un celoso. Sabía que iba a perder mi trabajo de Los Ángeles pues me iba a demorar un buen rato en volver y sabía que mi relación con Lulu en cualquier momento se iba a “estrellar”.
Me acordé de las palabras de apoyo de mi compañero Jorge Cipagauta cuando me echaron de ACES ... – "Carlos, aplique en AEROTACA que allá lo reciben de una”.– No tenía mejores opciones y fue asi como empezó otro gran capítulo de mi vida lleno de increibles aventuras.
1 comentario:
Es increible como se tejen los destinos de la gente, a veces los demas solo son costuras provisionales pero necesarias para darle forma al tejido final...
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