Era un vuelo mañanero en Aerotaca (1991). Creo que veníamos volando una ruta que nos traía de los llanos orientales de Colombia hacia la zona montañosa de Sogamoso en el departamento de Boyacá.
Era la primera vez que hacia esta ruta y pasaba bastante tiempo observando por mi ventana viendo como iba cambiando el paisaje. El capitán venía contándome de como una tripulación de la compañía se dejó engañar por la niebla, pensaban que ya estaban en la zona de la ciudad y habían empezado el descenso antes de tiempo.
Cuando se dieron cuenta el terreno empezó subir y a subir tan rápido que prácticamente les tocó aterrizar enseguida en medio de la montaña. El avión se partió en varias partes pero casi todos sobrevivieron.
Uno de los pasajeros, un cantante y compositor muy conocido, Alfonso Briceño, salió de entre los escombros corriendo tan asustado que no se dio cuenta y cayó a un barranco. El pobre no sobrevivió la caída. Su muerte causó luto nacional .
Continuábamos nuestro vuelo adentrándonos en las montañas. Empezamos a rodear la parte mas alta de esta zona. Eran los páramos de Boyacá. Son tan altos que solo crece el Frailejón por la falta de oxígeno y las bajas temperaturas.
De pronto apareció una hermosa laguna que reflejaba el cielo azul oscuro. Alrededor de esta laguna las montañas estaban rodeadas de niebla y de pronto pude ver que algunas laderas cambiaban de color. Me llamó la atención y miré con más detenimiento.
Eran zonas de musgo que atrapaban la humedad de la niebla y formaban una especie de colage de muchos colores. !Nunca había visto algo asi! !Que hermoso!
No aguanté y le dije al “escéptico” capitán – !Waoooo, estas montañas tienen un musgo multicolor…que belleza de páramos que tiene Colombia! – Obviamente el capitán se quedó callado extrañado de que alguien dijera algo bueno de Colombia. Y luego me dijo riéndose – !Cuidado porque esa niebla engaña! –
Vista típica de los páramos en Boyacá con la planta Frailejón con sus largas hojas velludas que se dan entre los 9000 y 15000 pies de altura. |
2 comentarios:
Muy bien descrita esta historia y la moraleja de como el miedo nos puede traicionar y llevarnos al mismos lugar del que estamos huyendo, en este caso la muerte, muy interesante...
Que buena historia, no sabia que así había muerto ARNULFO Briceño, pensé que habia sido un accidente mas aparatoso.
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