Powered By Blogger

jueves, 4 de noviembre de 2010

BAJEN AL BORRACHO


Estábamos preparando el vuelo de regreso en la tarde desde Yopal para Bogotá (Avión Twin Otter, Aerotaca 1992). A esa hora venían muchos ingenieros y trabajadores de la BP de regreso a Bogotá. Este día estaba volando justo con el capitán “mala clase”.

Pude ver como los pasajeros hacían una fila en la entrada del avión y comenzaban a abordar por la pequeña escalera. Vi al capitán acercándose al avión y antes de subir a la cabina se quedó observando a uno de los pasajeros. Se dio cuenta cuando este arrojaba a un lado una lata de cerveza vacía. El pasajero subió y tomó su asiento.

El capitán subió a la cabina, tomó el micrófono, movió el interruptor para hablar a los pasajeros y utilizando su acento militar que aprendió en la academia de policía a la que había pertenecido, dijo. – El civil que se encuentra abordo bajo los efectos del alcohol hace el favor de bajarse del avión de inmediato. –

Miré para atrás y vi que todos se quedaron mudos. El pasajero borracho no parecía borracho y todos se miraban entre si tratando de identificarlo. Pasaron dos minutos y el pasajero no se movía. Alguien dijo… – !Eso no tiene nada... más bien vámonos!. El capitán en actitud desafiante tomó el micrófono y exclamó – !Ah!? No quiere bajarse? !Pues entonces me bajo yo! – Cerró el interruptor del micrófono y se bajó del avión.

Miré para atrás de nuevo y una señora le decía a un pasajero  – Mire señor, bájese o no vamos a poder salir. – El señor indignado empezó a vociferar que tenía que irse a Bogotá y no podía perder el vuelo. Unos lo defendían pero otros decían, – !Bajen al borracho!. – Y él decía, –  !Yo no estoy borracho! –

Decidí que era mi turno de hacer algo pues todo había quedado estancado. Me asomé a la cabina de los pasajeros y todos se quedaron callados como esperando el veredicto final de un capitán que se asomaba por la puerta. Pero yo, ni era el capitán, ni traía ningún veredicto, pero si algo que me salió del corazón.

Sentía la angustia y la rabia del pasajero aumentada por el efecto de sus cervecitas. Por un momento traté de entrar en su mundo y le dije casi en voz baja – Mire señor, es que este capitán es el jefe de seguridad de la empresa y anda muy nervioso con cualquier cosa que pase. Pienso que lo mejor es que tome el vuelo mañana para que no haya problemas… No cree?. –
Se quedó mirándome más calmado, luego miró hacia abajo como resignándose y me dijo – Si capi, tiene razón, mejor dejemos las vainas así. – Tomó sus cosas y se bajó en completo silencio.

Como al minuto llegó el capitán acompañado de un policía del aeropuerto. Llegaron a la puerta del avión y se alcanzó a escuchar al capitán exclamando. – !Saque al civil embriagado o no salimos de aqui!… !Sáquelo, sáquelo! – El policía subió la escalerilla, se asomó por la puerta y con voz calmada dijo. – El pasajero al que se le ordenó… –   Enseguida varios pasajeros lo interrumpieron diciéndole – !Ese ya se bajó hace rato!. – El policía se retiró pero el capitán, incrédulo, se volvió a subir y se dio cuenta que en efecto ya se había bajado. Alguien me señaló y le dijo – El otro piloto le habló y lo convenció de que se bajara. – El capitán me miró desde atrás con cara de haber sido desautorizado por un subalterno.

Se subió a la cabina y sin decirme nada mantenía el ceño fruncido con una expresión de “Si no lo pude bajar yo como así que este pendejo si lo logró”. No pude evitar sonreirme y esto enfadó más al capitán quien empezó su acostumbrado rito de maltratos hasta Bogotá.

Para ese entonces pasaba un mal rato en estos vuelos, pero ahora me rio al recordar estas historias con el capitán “mala clase”.


"Si hay una emergencia durante el vuelo, camarada pasajero,
 bebase esta botella de vodka tan rápido como pueda."

1 comentario:

Lumediana dijo...

Excelente historia y excelente narracion, ademas exhibiendo tus dotes de mediador como siempre.