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sábado, 13 de noviembre de 2010

SECUESTRO (3a parte)


Mientras tanto en Bogotá todos nos enterábamos del secuestro por los periódicos y los noticieros de los canales locales (Aerotaca 1992). Para mi sorpresa me llamaron a continuar volando.
Estaba esperando que el capitán me asignara un vuelo para el chequeo pero al no tener dos de los tripulantes me necesitaba ahora más que nunca y solo se limitó a decir que mi chequeo estaba pendiente.

Durante ese mes fue una de las épocas de mi vida que mas volé… gracias a Dios.
Más o menos a la semana de ellos haber sido secuestrados pasó algo muy interesante.

Venía con el capitán Salamanca de regreso de un vuelo y me dijo que en la capilla del aeropuerto se iba a oficiar una misa en plegaria por los secuestrados del vuelo de Aerotaca.

Me sentí extraño de verme a mi mismo con el capitán entrando a la capilla con nuestros uniformes de piloto. Era algo surreal y por primera vez lo veía mirando al frente hacia el Altar en actitud de reflexión.

Pasaron los días y por mi propia iniciativa quise ir a visitar a los padres de mi amiga secuestrada.

Cuando llegué me saludó su madre y el futuro esposo de Aída Luz. Su madre me llevó a su cuarto y me mostró el vestido de bodas todavía en su cama pues el día del secuestro estaba cercano ya a su boda.

El ambiente era casi de un velorio. Se sabía que muchos secuestrados o no sobrevivian o eran asesinados. Le di a ella una voz de esperanza, lo mismo al novio y me despedi.

Varios días después fui a la oficina de la compañía para pedirle al capitán Salamanca que me dejara el día siguiente libre pues estaba con gripa y fiebre. Vi que estaba con el capitán “mala clase” escuchando la radio en espera de alguna noticia sobre el secuestro. Parecían encerrados en una constante obsesión y miedo por lo que pudiese suceder.

Cuando los interrumpí y le comenté sobre mi enfermedad me dijo con sarcasmo – !Ah! !Ahora usted nos esta sacando las uñas! !Justo ahora con todo lo que esta pasando! ! Haga lo que se le de la gana! – Me fui con cierto malestar pensando en que me fuera a echar por inoportuno pues era justo ahora cuando más me necesitaban.

De pronto otro milagro comenzaba a tejerse. El sacerdote que iba a casarlos decidió hacer una entrevista especial televisada desde la casa de Aída Luz a modo que sirviera como mensaje para los guerrilleros.

Llevaron la cámara hasta el cuarto de Aída Luz y el sacerdote mostrando el vestido de novia decía algo así: – Señores de la guerrilla, miren, la señorita Aída Luz estaba a punto de casarse el día de su secuestro. Yo iba a oficiar la ceremonia. Por la bondad de Cristo nuestro Señor, apiádense de ella y libérenla. Todos aquí la estamos esperando en especial su novio que siempre esta pendiente de ella. Espero que llegue a ustedes este mensaje y que ustedes recapaciten y la devuelvan sana y salva… –

La verdad cuando vi la entrevista por la televisión se me hizo algo graciosa y bastante ingenua al estar dirigida a uno de los grupos más sanguinarios y terroristas del mundo como lo eran estos guerrilleros. Pero parece ser según lo que supe que esta fue la chispa que por intermedio de este sacerdote empezó a desencadenar un milagro.

No se exactamente como sucedió pero los guerrilleros, después de más de un mes de mantenerlos en cautiverio decidieron dejarlos ir.

La liberación creó conmoción y alegría por todos lados. Me enteré precisamente en pleno vuelo hacia los llanos. Escuché que el capitán Muñoz recibía la noticia por la frecuencia interna de la compañía. Después de que lograron protección del Ejército y la Fuerza Aérea fueron en uno de los Twin de la compañía a la pista clandestina a recoger el otro avión que estaba todavía bajo los arbustos. Mandaron otro vuelo especial para recoger a la tripulación y a los pasajeros en un lugar cerca de donde los habían liberado.

Varios días después preparando el avión en la rampa para un vuelo en la mañana vi que al lado de otro avión de la compañía estaban hablando dos personas vestidas de civil con varios pilotos. Me acerqué para ver de quienes se trataban.

No los había reconocido. Eran Aída Luz y el capitán Buitrago que estaban de regreso en la compañía!

Aída Luz la había conocido más bien gordita y había adelgazado tanto que parecía una reina de belleza. El capitán que antes estaba también gordito ahora parecía un joven muchacho. Era como recibir a dos personas totalmente diferentes que trataban con su conversación volver a un mundo al que antes pertenecían.

Aquel día al regresar del vuelo entré por la puerta del terminal de vuelos nacionales del aeropuerto y tuve la oportunidad de verlos de nuevo reunidos en unas sillas de la sala de espera y esta vez con el muchacho observador que me iba a suplantar. Me acerqué los saludé y podía escuchar algunas versiones sobre lo que les había sucedido durante el secuestro. Escuchaba que les había dado muy duro esas eternas caminatas pero al  muchacho observador parecía no haberle importado mucho. Tenía mas bien una actitud positiva acerca de todo lo ocurrido.

Segui volando por varios días más hasta que el capitán Salamanca me asignó en el itinerario mi dia de chequeo. Volví a prepararme y a estudiar pero nada me preparó en realidad para lo que venía después de este vuelo.

Estas letras las dedico también a Aída Luz Rodriguez quien me apoyó con sus consejos y preparación teórica durante mi proceso en Aerotaca. Y a Dios le doy gracias que a pesar de su trauma ella sobrevivió a esta gran prueba de su vida.

Aproximación a Arauca en los llanos orientales que limitan con Venezuela. (Foto cortesía de Airliners.net)

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