María Eugenia Rojas es la hija de uno de los ex presidentes de Colombia Gustavo Rojas Pinilla y no solo fue famosa por su movimiento político ANAPO sino también por ser la primera mujer piloto de helicóptero licenciada en Colombia. No sabía que la llevábamos a bordo y menos me imaginaba bajo que circunstancias nos íbamos a conocer.
Aquel día volaba de nuevo con nuestro capitán “mala clase”. Estábamos haciendo la ruta más difícil de la operación de la compañía que era Bucaramanga, Málaga y regreso en un avión turboprop Twin Otter de la compañia Aerotaca en el año 1992.
La pista de Málaga es una versión miniatura de la pista de Pasto que parece un “porta–aviones” anclado al lado de la montaña. Esta rodeada por precipicios y montañas y solo ciertos capitanes estaban autorizados para aterrizar en ella.
Este día este capitán parecía que estaba de afán pues se había retrasado el itinerario. Para ganar algo de tiempo decidió salirse de la ruta usual para irse casi directo hasta Málaga. Esto implicaba un vuelo subiendo y bajando la cordillera.
Salimos de Bucaramanga y de inmediato tomó rumbo a las altas montañas. Una vez nos acercamos a la primera, el capitán empezó a buscar la parte más alta de la falda que estuviese debajo del techo de nubes.
Al ver el paisaje tan cerca recordé los vuelos que hacía en mi deporte de las cometas humanas o alas delta. Me fascinaba ver de nuevo los árboles, ranchos, sembrados, cultivos con sus vacas y caballos pastando.
Casi que podía sentir el aroma de estos campos. Apenas pasamos esta parte del cerro hizo un fuerte viraje para dirigirse al siguiente cerro. Bajaba lo suficiente para evitar algunas nubes cercanas a la montaña.
Yo me estaba divirtiendo de lo lindo con el paisaje pero pensé que tal vez algunos pasajeros podría estar asustados de ver tan de cerca el planeta tierra. Podrían estar pensando que estábamos descendiendo antes de tiempo por alguna razón.
Pasamos varios cerros subiendo y bajando . Calculo que pasamos a solo cincuenta pies de algunos árboles y esto activó mi alerta por los cables eléctricos que aveces están escondidos entre la zona boscosa y me inclinaba hacia el parabrisas para observar mejor.
Ya al acercarnos al área de Málaga pasamos el último cerro y bajó la nariz fuertemente apuntando hacia la pista. Me dijo - Full flaps - Y yo llevando la palanca de los flaps al máximo le dije - Flaps bajando a full, lista de chequeo de aterrizaje completa.
- Al colocar los flaps el avión bajo la nariz y me sentía montado en una gran ave que trataba de bajar frenada por sus grandes alas. Con rápidos cambios de potencia ajustó su altura para poder tocar la pista justo a su inicio y así evitar despegar otra vez pues teníamos muy poco espacio para frenar.
Apenas el tren principal tocó pista puso fuertemente el freno de los pedales y de los motores echando aire hacia adelante con un gran rugido. Frenamos en muy poco espacio, redujo toda la potencia del frenado y quedamos rodeados del silencioso arrullo del sonido del motor en mínimas, como si nada hubiese pasado. Una vez mas quedaba fascinado por la capacidad de este avión para frenar tan rápido.
Nos devolvimos por la pista a la zona central donde estaba la pequeña rampa de parqueo.
Una vez nos detuvimos bajaron todos los pasajeros menos “una”.
Vi que le dijo a alguien, que creo era su guarda espaldas, que esperara porque quería hablar con el capitán. Me quedé mirándola tratando de recordar su rostro pues me resultaba familiar pero no acerté en ese momento de quien se trataba. Era María Eugenia Rojas que lucía mucho más joven por su cirugía estética.
La verdad se veía bastante atractiva. Me miró, se sonrió y me extendió la mano para saludarme – Señor copiloto, mucho gusto, María Eugenia Rojas… – , – Buenos días señora como esta. – Le respondí.
Enseguida metiendo un poco la cabeza en la cabina se dirigió al capitán, – Buenos días capitán, María Eugenia Rojas. – Pero el capitán en forma seca le respondió – Buenos días en que le puedo servir. – Como si supiera que no era nada agradable la intención de la visita.
Enseguida ella en tono suave pero muy segura de sus conocimientos en aviación le dijo. – Perdón capitán, no se supone que el procedimiento de entrada a Málaga es saliendo primero al cañón de Chicamocha, y solo hasta llegar al rio se hace el descenso para la pista? – El capitán se quedó un rato con los ojos bien abiertos ante tan femenina sorpresa.
Yo en cierta forma sentía alivio al ver que este capitán que siempre me regañaba era ahora el regañado. – En seguida el capitán en actitud de completa inocencia sacó una frase guardada que tenía en caso de emergencia – Nosotros veníamos “visual”!. – Haciendo referencia a que podía cortar camino mientras estuviese constantemente fuera de las nubes.
María Eugenia sin despedirse se retiró haciéndole comentarios de que le parecía irresponsable el tipo de vuelo que había hecho. Se bajó con su guarda espalda y esperamos a que subieran los pasajeros para Bucaramanga. Y como si nada, el regreso también fue una divertida “montaña rusa” pienso yo que más tranquila para el capitán pues no estaba “doña piloto” de pasajero que lo regañara.
!Sorpresas que te da la vida!
2 comentarios:
Wow! de los mejores que te he leido, muy bien narrado ameno, ilustrativo y educativo muy interesante!
Muy interesante. Yo sabía que "TATAYO" era piloto de helicópteros, pero no tenía ni idea que "LA NENA" también lo fuera. Me hizo reir con el asunto del comandante regañón. Así había muchos y cuando metian " las patas", era una dicha para el espíritu.
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