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lunes, 15 de noviembre de 2010

MUERTO A BORDO (2a parte)


Salimos de Yopal (Avion Twin Otter, Aerotaca, Colombia, 1992) y empezamos a volar entre varios valles rodeados de inmensas y preciosas montañas.

Cuando podía miraba justo hacia abajo y podía ver el río alimentándose de muchas quebradas que bajaban por los pliegues de los cerros. Me sentía como un niño que saca la cabeza por la ventana del carro de sus papas para ver mejor el paisaje y tratar de recorrer con la mirada todos los detalles de la geografía.

No se si fue por respeto con los pasajeros pero el capitán se abstuvo de continuar con las pruebas y preguntas. Fue un vuelo muy tranquilo donde tuve tiempo para dejarme envolver en la reflexión.

Apareció Sogamoso en el corazón del departamento de Boyacá en medio de un precioso valle adornado con sabanas de un resplandeciente verde esmeralda.

Aterricé con maestría el avión y el capitán tomó el mando para poderlo carretear hacia la rampa. Mientras manteníamos el motor derecho encendido podía ver como el difunto salia por la puerta del avión de su último vuelo en este mundo para así continuar con su vuelo hacia la eternidad.

Después subió el capitán, cerraron la puerta atrás y pude sentir el silencio y el vacío de la cabina de pasajeros.

Despegué el avión rumbo a Bogotá y pronto quedamos rodeados de espesas nubes que anunciaban un regreso con lluvia y frío. Me concentraba en planear la entrada a Bogotá lo mejor posible cuando de repente el capitán me grita – !No ve que ha estado haciendo todo mal!, !Mio el avión! – Y enseguida le entregué los mandos.

Me asusté pensando que había pasado algo o había cometido algún grave error. Pero en realidad mi error consistía en no darme cuenta que el capitán había hecho todo un teatro para hacerme creer que estaba cometiendo muchos errores y así quedar bien para poder despedirme de la empresa. Sentí en ese momento un gran vacío y mucha tristeza al ver que se me cerraban las puertas de esta aerolínea.

Iniciamos el descenso y traté de ayudarle al capitán calibrando algunos instrumentos y me volvió a gritar –  !No toque ni haga nada que yo llevo el avión de aquí en adelante! – Puse mis manos en mis rodillas y simplemente observé el resto del vuelo y su aterrizaje en Bogotá. Una vez llegamos me dijo que fuera a su oficina. Allí me dijo que había cometido muchos errores durante el día y que no había pasado el chequeo y que tenía que renunciar.

Solté mis ultimas palabras antes de perder del todo la esperanza y le dije – Capitán, usted sabe que he adquirido bastante experiencia y estoy volando bien…deme chance. – Y enseguida me respondió – Si quiere vaya a pedirle “cacao” al dueño de la empresa porque por mi lado ya no hay nada que hacer. – Y para evitar mi presencia se levantó de su escritorio y sin tomar sus cosas salió de la oficina.

Ya sabía que no había nada más que hacer. Me levanté y al salir de la oficina su bella secretaria me sorprendió diciéndome. – ¿El desgraciado ese lo echó? – Y sin yo explicarle nada ella con cara de furia prosiguió – A él no lo queremos ni cinco en esta empresa…!Ojalá se muera un día de estos!…!Que se muera! – Abrí los ojos sorprendido por la expresión de odio que veía en ella.

Yo estaba triste pero nunca volcaría mi frustración como para desearle la muerte a alguien. Viéndola a los ojos comprendí que ella y tal vez varios de sus compañeros de trabajo venían acumulando mucho odio hacia él. Preferí no hacerle más comentarios para no inflamar más ese fuego que salía de sus hermosos ojos azules. Le entregué mi credencial de la empresa, unos manuales y ella me dio una carta para que reclamara mis honorarios.

Salí del aeropuerto caminando lentamente hacia el paradero del bus. Veía con nostalgia el atardecer sabiendo que entraba automáticamente en otra dimensión. Presentía que dejaba atrás uno de los más grandes capítulos de mi vida... y así fue.

Gracias Javier y gracias Alejandro por haberme dado la oportunidad de seguir volando sobre esos maravillosos paisajes de mí adorada Colombia.
Gracias a los llanos y a las montañas orientales de Colombia por haber llenado mi ser de tanta naturaleza, con sus formidables nubes de tormenta, de fresco aire de las mañanas, de tantos espectaculares amaneceres y atardeceres creados por su ardiente sol y sobre todo de su amable y cálida gente.

Gracias Aerotaca... gracias Colombia, ..gracias Padre celestial.

3 comentarios:

Carlos Dario Madrigal dijo...

Mi tio Felipe hace su comentario:

Carlucho, debe haber sido un momento muy difícil para ti, y seguramente te dejó una marca en tu autoestima la experiencia con aquel tipejo de Aerotaca, pero da gusto ver cómo has sabido remontarte --para eso eres aviador, no?-- y pasar por encima de la ruindad de aquel capitancillo, mostrando nobleza de espíritu al desterrar el rencor y manifestar tu agradecimiento por todo lo bueno, noble y positivo que pudiste recibir de tu experiencia, de la amistad de otra buena gente, de la apreciación de la belleza de esta Tierra, esta Colombia, España, USA... que Dios nos ha dado y que solo desde el aire nos damos cuenta cabal de lo que es, lo que vale y lo que significa para nosotros.
Y te lo digo por experiencia, aunque no haya sido piloto, pero en mi (longeva y dinosáurica) vida también tuve mis amargas comprobaciones de la ruindad de alguna gente que no hace honor ni a su nombre ni a su cargo, verdadera gentuza despreciable corroída por la corrupción y la envidia, que disfruta haciendo el mal sin escuchar los dictados de la moral, la ética y la rectitud. Lo importante para mí fue, al igual que para ti, no dejar que el rencor se impusiera --porque si los odias en retorno entonces ellos han triunfado-- sino elevarme a otro nivel más arriba de la suciedad y envidia que me rodeaba.
Estoy orgulloso de la nobleza de tu carácter, sobrino.

Tío

Carlos Dario Madrigal dijo...

Mi amigo Ezio comentó:

Que salida de escena! No hacia falta el ataud ni los cipreses. Se como se sentia en ese momento. Tambien he sido despedido de lugares que adoraba...es la vida Carlos. Creo que debe dejar de sonar y ser mas realistico y concentrarse profundamente en lo que hace. Yo soy un romantico enpedernido y sueno mas de la cuenta.

Hay que ser frio Carlos y no ponerle mucha atencion a las acciones de otras personas, que aunque pueden estar en nuestra contra, no darles lamas minima sensacion de que Ud. sabe que lo estan hirendo de alguna forma u otra, be cool dude! Carlos Dario Madrigal, the coolest man alive! Copilot of the year!

Ezio

Lumediana dijo...

Esposo, ahi esta dibujado perfectamente ese espiritu y esa alma tan radiante que posees, de la que yo misma hablo en mis articulos, eres un ser humano singular y estoy no solo orgullosa sino feliz de que me hayas elegido para estar a tu lado.