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lunes, 8 de noviembre de 2010

¿QUIERE JUGAR MARCIANITOS?


Un día volábamos a Yopal con el capitán Gabriel Espinosa.( Twin Otter DHC-6. Aerotaca - 1992) Coincidencialmente con él habíamos salido de la misma escuela de vuelo Aeroclub y habíamos compartido algunos días nuestra pasion por el aeromodelismo y el vuelo en cometa.

A pesar de esto por alguna razón se comportaba muy seco y callado conmigo. Parecía que el cargo de capitán lo había sumergido en muchos miedos. Pero yo trataba de ignorar su silencio y a cada rato le hablaba de alguna anécdota que recordaba de algunos vuelos de mi planeador de radio o en la cometa.

El me decía que yo era una persona muy idealista y que eso no me iba a llevar a ninguna parte y menos cuando me habían echado de Avianca y de Aces. Pero yo ignoraba sus comentarios negativos y seguía disfrutando de lo que en ese momento me ofrecía la vida.

Sentía lastima de ver como alguien con quien había pasado tan buenos momentos estaba ahora escondido dentro de un duro caparazón; pero al mismo tiempo disfrutaba la coincidencia del destino que nos puso a volar juntos en la misma empresa y ese día en el mismo avión. !Que nos íbamos a imaginar!

Subíamos por la cordillera rumbo a Yopal en las horas del mediodía y el calor de esta hora alimentaba inmensas nubes a niveles tan altos que teníamos que pasarlas por los lados o atravesarlas por las zonas más seguras.

Ese dia yo estaba al mando de los controles de vuelo en este trayecto. Gabriel decidió ponerse un poco en el papel de instructor y enseñarme como llevar el vuelo con este tipo de nubes. Me dijo – Si ve las torres de esos cúmulos nimbus?(Nubes de lluvia)... Están demasiado altas así que vamos a tener que “instrumentarnos” (meternos en la nubes y volar por instrumentos) hasta pasar al otro lado.

 – Yo enseguida me emocioné pues sabía que esto me iba a brindar la aventura de navegar por el bello mundo de los instrumentos de vuelo. Tendríamos ahora que evitar las zonas de alta turbulencia y lluvia de aquellas tormentas delante nuestro.

Enseguida me dijo, – Quiere jugar marcianitos? – , – Como? – le dije.  – Prenda el radar, coloque la distancia para que aparezcan las tormentas y va a verlas como unas manchas rojas rodeadas de una banda amarilla. Tiene que volar por la mitad de las manchas rojas para evitar el núcleo de la tormenta. –

Enseguida prendí el radar, que se encuentra en el centro inferior del panel de instrumentos, ajusté la distancia hasta que aparecieron tres grandes manchas rojas rodeadas de amarillo y verde.

Justo teníamos una al frente y empecé a “jugar marcianitos”. Busqué cual de los espacios entre las manchas era mayor y vire el avión hacia un rumbo que me llevara por la mitad.

Nos metimos en las nubes y todo se oscureció al quedar rodeados de un mundo gris oscuro. La luz del radar con la oscuridad se hizo mas intensa y sentía que estaba en una cápsula espacial evitando el ataque de los marcianos que en este caso eran tormentas reales que han logrado derribar aviones al llenar sus alas de hielo o hacer que pierdan el control dentro de sus fuertes torbellinos.

Empezamos a mecernos fuertemente a medida que nos acercábamos a los núcleos.

Pasé justo por el medio de dos de los “marcianitos” pero como en el juego, enseguida aparecieron dos más y esta vez casi el doble de grandes. Tuve que virar para alejarme un poco del que tenía más cerca y luego empezar a virar para pasar en medio. Pero esta vez no fue tan fácil pues la turbulencia era más intensa y tuve que virar varias veces corrigiendo el rumbo pues las corrientes nos arrastraban continuamente.

Una vez pasé entre los dos grandes “marcianos” tuve que mover la cabrilla constantemente para mantener las alas niveladas con la barra blanca del horizonte artificial.

Poco a poco pasamos las áreas de tormentas y entramos de nuevo al calmado cielo azul que dejaba ver al frente los hermosos llanos orientales.

Miré por mi ventanilla hacia el ala y pude ver que salíamos de un inmenso castillo amurallado por gigantes nubes cúmulos nimbus de tormenta. !Habíamos vencido a los “marcianos”!

Marcianito...con todo y cabeza! (Vista en el radar meteorológico
 de la sección transversal de un cumulo nimbo con
tres torres de fuerte desarrollo vertical)

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