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sábado, 5 de junio de 2010

HISTORIAS DE MI HIJO (2a parte)



Continuación:

Bienvenida a la Lady

Logramos por fin reunirnos con mi padre Carlos cuatro años después de su anterior viaje (2007).
El plan era descansar del viaje el viernes para ir el fin de semana a... ¡Volar!

Se alojó en mi casa, donde me obsequió un programa de simulador de vuelo de avión, con pedales y cabrilla, de modo que pudimos practicar un buen rato el vuelo por instrumentos.

Esa noche preparamos la "Lady", el planeador de radio que el ha venido volando por más de 15 años y que me trajo de regalo para que lo voláramos ese sábado… es todo un baúl de recuerdos y momentos.

Al día siguiente salimos en un bus con la Lady, Carlos y yo para Chía, un pueblo de Cundinamarca, Colombia, a la casa de Edgar Hazbón, amigo de Carlos desde niños e instructor de parapentismo.

De allí salimos en el carro de Edgar. Era un auto campero equipado con varios sistemas poco convencionales en el automovilismo entre los cuales se destacaban los siguientes: Un pito con 8 sonidos de animales que incluían: caballo, vaca y elefante, con los que armonizaba sus quejas hacia el peatón mientras conducía diciendo: “¡Quiten! ¡No hagan estorbo!"… "¡Señora! ¿Qué se siente hacer estorbo?".

Además tenía aire acondicionado "gluteal" que cuando Edgar decía "Tengo caliente el trasero" lo colocaba en la silla y se sentaba sobre el disfrutando de lo que mi papá llamaba, “¡Santas excentricidades Batman!”

Entre risas y locuras nos abrimos camino hacia "El Paraíso", un hermoso sitio cercano a la laguna de Tominé, próxima al pueblo de Guatavita al noreste de Bogotá. Es el sitio, a mi criterio, ideal para el vuelo en parapente.

Al bajar del carro, me acerqué al voladero desde donde se divisa un paisaje indescriptible y hermoso.
Sacamos el planeador Lady y le ensamblamos sus alas esperando viento para lanzarla. – No va a haber viento –, me decía temiendo no poder volarla ese día.

Luego el viento aumentó y nos acercamos al borde de la montaña con el avión cuando Paul, otro aeromodelista, se ofreció a lanzarlo. Lo lanzó de manera firme y convincente, demostrando así su experiencia y dejando que mi papá se luciera con el resto.

Sin esfuerzo ni preocupación lo fue encaminando a la zona de ascendentes de una manera casi rutinaria y bastante metódica, donde se demostraban a simple vista las numerosas horas de vuelo que han compartido juntos planeador y piloto.

Pero, ya en la zona de ascendentes todo cambió. La cara de asombro de mi papá demostró que las montañas de Colombia son una experiencia nueva para la Lady. El pequeño planeador alcanzó en poco tiempo una altura increíble y no salíamos del asombro, asombro que tuvo que controlarse cuando nos dimos cuenta que el planeador estaba demasiado alto.

Riendo nerviosamente dije – En un principio nos preocupaba que no pudiera subir, ahora, la preocupación es que tal vez no pueda bajar, que es aún más grave. – Entonces mi papá lo sacó de la zona ascendente y lo deslizó hacia el voladero, donde los parapentistas en las proximidades se convertían en un obstáculo (o donde la Lady se convertía en un obstáculo para ellos).

Siendo esto un nuevo factor, el vuelo se convierte en algo muy avanzado y exigente. Para el descenso en este caso se requiere velocidad, algo que la Lady alcanzó sin problemas y con una majestuosidad única.

Ya disfrutando de haber superado este riesgo, mi papá aprovechó para lucirse con piruetas y figuras pasando el planeador sobre nuestras cabezas en varias ocasiones. – ¡Wow, como silba! – Decía él por el sonido que el avión producía al pasar a alta velocidad cerca de nosotros, un sonido que nunca había escuchado antes, y que me llenaba de asombro y emoción. Parecía un avión caza, era increíble.

Cada vez había más gente en el aire y el vuelo se ponía más complicado y sobre todo más riesgoso.
– Hay que aterrizar. – Dijo mi papá con un aire de melancolía y a la vez de convicción. Viró para tramo base, dejando que el avión pasara por nuestro lado despidiéndose de la montaña.

Viró a final y repentinamente bajó un poco la intensidad el viento haciendo la aproximación más larga, corriendo nosotros el riesgo de que el avión se pasara de "la pista" y fuera a dar al abismo.

¿Aterrizaje de emergencia? Este se realiza con experimentadas maniobras que requieren años de experiencia y un estado físico y mental excelentes y que básicamente consiste en… "Enterrar esa vaina en el piso y pa' la casita a arreglarlo porque noay’ diotra”, je,je. Y así tuvimos pasatiempo para esa noche.

Andrés Felipe Madrigal

Continuará...



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