Estábamos en un crucero llegando a la costa norte de Colombia con el instructor Gustavo Guerra en los 80s.
Estuvimos un buen rato volando sobre nubes y cuando salimos de ellas apareció el majestuoso océano enmarcado por debajo con una verde llanura y por encima con un cielo bien azul. Empecé a tratar de comparar la silueta del litoral con el mapa para saber exactamente donde estaba.
De pronto el capitán me señaló un pueblo que estaba justo adelante y muy cerca de la playa. Me dijo, – A ver si me encuentra rápido este pueblo en el mapa. – Empecé a buscarlo y tuve que medir de nuevo la distancia con los instrumentos pues no sabía exactamente donde estaba.
Cuando determiné en que área del mapa estaba me extrañé pues ahí no había ningún pueblo. Miré hacia adelante y pude ver que el pueblo tenía lo que parecía era una iglesia en el centro de una plaza. –Es un pueblo grande y debe estar en el mapa. – le dije.
El capitán empezó a sonreírse como si empezara a burlarse de mí. Me puse con más tenacidad a buscar el pueblo en el mapa. Pensé que la carta de navegación no estaba al dia pero era una carta reciente y aquel pueblo era un pueblo grande. ¿Qué podría estar mal? ¿Qué error estaba cometiendo?
El capitán me miraba y seguía riéndose. Ya cuando estábamos volando casi al lado del pueblo yo me empecé a rascar la cabeza y le dije, – Pues debe ser un pueblo fantasma pues aquí no aparece por ningún lado.
Entonces el capitán me respondió. – Ni te quiebres la cabeza que no lo vas a encontrar en el mapa – Lo miré extrañado y voltee a mirar al pueblo y me dije, – ¡Imposible que este pueblo lo hayan hecho en cuestión de semanas! – Y me dijo –Este pueblo que estas viendo a tu lado no es un pueblo. –, – ¿Qué?– Le respondí, y me dijo – Hombre, acércate más y volemos alrededor del pueblo. –
Reduje un poco la potencia para bajar y empecé a acercarme a la plaza principal y de pronto en cierto ángulo las casas y la iglesia parecían desvanecerse. Abrí bien mis ojos pues no entendía que era lo que estaba viendo.
El capitán me señaló los soportes de lo que eran inmensos escenarios en madera pintados con todos los detalles de un pueblo. Quedé boquiabierto – ¡No lo puedo creer! ¡Es un pueblo de mentiras! – Y enseguida el capitán me dice, – ¡Hombre ahí es donde están filmando una de las novelas que están pasando en televisión! ja,ja,ja! –
Di una vuelta más sobre nuestro pueblo fantasma para saciar mi curiosidad y luego enfilamos hacia Cartagena para completar nuestro vuelo. Recuerdo que por un momento me sentí como volando en otra dimensión y por un rato veía los pueblitos de la costa con desconfianza pensando cuando me iba a salir otro “pueblo fantasma”.
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