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sábado, 20 de noviembre de 2010

LAS HISTORIAS DE CAMILO RIVERA (3a parte)

LA PODADORA DE PASTO

Un compañero de la escuela estaba haciendo su trabajo de pista en un avión nuevo que recién había adquirido la escuela. Nosotros estábamos en la plataforma observando los vuelos mientras charlábamos matando tiempo entre las clases.

De pronto vimos que cuando se disponía a aterrizar, niveló con la nariz muy alta y parece que perdió su orientación y antes de tocar la pista empezó a desviarse hacia la zona de pasto que separa la pista de la paralela. Para nuestra sorpresa vimos que empezó a aterrizar sobre el pasto. Este pasto era bien espeso y tenía como un metro de altura. Cuando bajo el tren delantero empezamos a oír un ruido bien feo de la hélice cortando el pasto. Comía pasto y más pasto y el ruido aumentaba hasta que el avión se frenó por completo.

El pobre piloto abrió la puerta y asustado salió corriendo dejando el avión prendido todavía. Corría y corría como si el avión fuera a explotar. Nosotros salimos corriendo hacia él y cuando nos encontramos tratamos de calmarlo. El trataba de explicarnos lo que había sucedido pero estaba tan asustado que no podía casi hablar. Nos tocó ir hasta el avión para hacer el procedimiento para apagar el motor. Luego lo sacaron remolcado y tuvimos aquí una nueva historia de hangar para chismosear.


CAPITAN “CASA LOMA”

Teníamos un compañero que era bien loco y hacía sus pilatunas de vez en cuando. Una de ellas es que se fue a ver como filmaban una telenovela ¡Pero desde el aire! Esta novela se llamaba “Los cuervos” y la gravaban en una hermosa hacienda al norte de Bogotá llamada Casa Loma.

Era la zona donde convergían dos grandes vías y formaban una “Y” y le tenían como nombre “Yankie” para efectos de entrenamiento. Varias veces interrumpió la grabación y los productores se quejaron con la escuela hasta que descubrieron a nuestro amiguito a quien enseguida bautizamos capitán “Casa Loma”. Obviamente nos prohibieron volver a sobrevolar sobre Yankie.


A CONTAR LAS VACAS

Teníamos un instructor ya viejito que había sido piloto en Avianca. Un día mientras estábamos en una de las zonas de entrenamiento de pronto me dijo - Mío el avión. - Tomó el mando, redujo potencia y bajamos como a solo doscientos pies, y me dije - Y ahora que le picó a este capi?-
Empezó a maniobrar alrededor de una finca y dijo - No veo al mayordomo.- Y yo pensé, - ¿Cuál mayordomo?- Después, mientras daba un círculo cerrado sobre el terreno alrededor, dijo - Voy a contar las vacas a ver si las sacó todas a pastar.- Enseguida caí en cuenta que esta era su finca y se pegaba su bajada para ver como estaban las cosas. Era muy chistoso ver al mayordomo que salía corriendo afuera apenas oía el ruido del avión y al capi todo preocupado pensando que le habían robado alguna vaca.


LA IGLESIA ME ATRAPÓ

En los días que hacía trabajo de pista en la 10 el tramo a favor del viento me llevaba hacia la montaña. Luego viraba a la izquierda hacia el sur manteniendo la montaña a mi derecha.

Siempre me causaba mucha curiosidad una pequeña iglesia que parecía una hermosa miniatura puesta sobre un pesebre justo en la cumbre de una loma al lado de la montaña. Era una iglesia de construcción rustica pero muy bonita. Siempre que hacía la aproximación por este lado me quedaba viendo mi iglecita.

Un día quise acercarme y creo que fue más de la cuenta pues la corriente ascendente de barlovento me “succionó” fuertemente hacia la montaña. Sentía como si el avión se hubiese estancado sobre la iglesia y el viento me halaba más y más.

Hice de todo para liberarme de ese viento pero seguía como suspendido en un colchón de aire. Decidí poner toda la potencia, bajé fuertemente la nariz en una especie de picada hacia la izquierda. El avión por fin respondió y lo pude sacar del lado de la montaña.

Salí tan nervioso que durante toda la aproximación mantuve alta velocidad. Cuando aterricé lo hice también con mucha velocidad y  le pegué fuerte el tren delantero. Afortunadamente no pasó nada pues lo traía bien nivelado... y todo por andarme metiendo donde no debía!


Cessna 172 en la rampa de Aeroandes en los 80.

Foto reciente de las instalaciones de Aeroandes. Cortesia Aeroandes.com

Este era yo en los 80 cuando era estudiante en Aeroandes.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Te fajaste capiiiiiiiiiiiii ... que memorias , recordar es vivir

Carlos Dario Madrigal dijo...

Camilo Rivera me escribio...

Capi!!!....... Vi , las memorias!! que "Chimba"! Como dicen los paisas . Me trasporté a esos años...... Que verraquera!!
Gracias!
Camilo.