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viernes, 16 de abril de 2010

DENVER, COLORADO


A las pocas horas de vuelo y solo un mes en la escuela Aeroclub (1983) mi padre me instó a estudiar inglés en los Estados Unidos pues sabia que lo iba a necesitar después.

Yo al principio no mostraba mucho entusiasmo por la idea pues sabía que tendría que viajar y quedarme por allá por más de un año. Pero conversando con un amigo me dijo que no desperdiciara la oportunidad y me animé a la nueva aventura.

Conocí a otro alumno de aviación en el edificio de la Aeronáutica en el aeropuerto El Dorado que me dijo que estaba muy interesado en viajar conmigo pues no quería ir solo a estudiar. Era Gerardo Sánchez quien se iniciaba como piloto de helicópteros.

Le dije que viajaría a Denver y el me dijo que era perfecto pues allá sabia de una buena escuela de vuelo. Viajamos a Miami y después de una fiestecita con “levantada” de novias y traguitos, viajamos al otro día a Denver en el corazón de los Estados Unidos donde nos esperaba la nieve y mi tío Felipe.

De Denver fuimos con mi tío hasta Boulder a una hora al norte donde nos instalaríamos en un pequeño apartamento.

Aquí estoy con mi tío Felipe en Boulder mostrando las montañas nevadas.

Andaba completamente enamorado de la nieve.
 En esta foto muestro también el letrero que indica
 la vía a Denver y a Estes Park donde vi al equipo
 de ciclismo de Colombia en plena competencia.
Aunque había estado de pequeño en Texas me sentía ahora a mis veinticuatro años como si fuese mi primera vez en este extraño país. Casi desde el principio empecé a experimentar el “home sick” o nostalgia por mi casa. No solo para mí sino para Gerardo también, el choque cultural nos estaba dando duro.

Una vez Gerardo se fue soltando con el inglés pudo iniciarse en las clases teóricas de helicóptero en un pueblo a la mitad entre Denver y Boulder. Me daba cierta envidia verlo iniciándose en la escuela de vuelo pues yo solo iba a estudiar inglés y no a volar.

Fue entonces cuando en unos papeles de mi tío, que era profesor de la Universidad en Boulder encontré un folleto con todas las carreras que allí ofrecían. Para mi sorpresa encontré la carrera de aviación entre los programas del College en Denver. ¡No podía creerlo! ¡Aviación en la universidad!

Casi regañándolo le dije que porque no me había dicho que allí tenían la aviación como carrera. Para sorpresa de mi tío lo presioné para que me averiguara todo al respecto y me ayudara con el proceso para que después de acabar el período de un año de inglés pudiese entrar a estudiar al College en Denver.

Este era el Metropolitan State College del sistema de la Universidad de Colorado y el programa se llamaba “Proffesional Pilot Major”. Recuerdo la trasnochada estudiando para el examen de Ingles del TOEFEL. Sin este examen no podía pasar a estudiar al College.

Pasé el examen y terminé el curso de inglés y para mi felicidad y asombro entré a estudiar en el programa de aviación del College pero con la “pequeña” diferencia que esta vez era todo en inglés.

Tuve la dicha de hacer un par de horas de vuelo de entrenamiento en la misma escuela donde estaba Gerardo. Hoffman Pilot center era el nombre de la escuela. Recuerdo que volé con un instructor venezolano del cual aprendí el termino “Vamos a echarle pichón!!” O el equivalente al “Vamos a ponernos las pilas!” en colombiano. Luego supe que “Pichón” es un trago en Venezuela.


En esta foto estoy sentado en uno de los simuladores básicos
 de una de las clases que recibía en el Metro State College.
 Fueron las épocas en que empecé a “enamorarme” de los simuladores
 pues en estos podía vivir el fabuloso mundo del vuelo por instrumentos.
Lo que más duro me daba era el no tener amigos con quien hablar y compartir. Era muy difícil hacer amistades pues empezaba a descubrir las diferencias culturales y la vida tan independiente de este país. Había días que no abría la boca para nada. Solo en mis prácticas de paracaidismo encontraba con quien hablar.

Hice dos semestres en el College y recuerdo que poco a poco se acrecentaba mi obsesión por regresar a Colombia. Un día mi padre me llamó desde Colombia para decirme que ya no había más dinero para continuar con mis estudios en los EU y que era hora de regresar a Colombia.

Yo recibí la noticia bastante contento aunque mi hermano Felipe, que había ido también a estudiar ingles, me instaba a que me quedara y buscara cualquier trabajo para continuar viviendo en los EU.

Mis ganas de regresar a “mi tierrita”ganaron y emprendí el regreso. No olvido lo contento que me puse cuando en el cambio de avión en Miami vi el avión de Avianca que me llevaría a Colombia.

¡Que rico regresar a mi adorada patria!

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Que bien amigo, siempre mostrando tu patriotismo. Te felicito tus historias son bien entretenidas y hacen que nos imaginemos todo lo que relatas... bien por eso.

Unknown dijo...

Carlos Darío, estoy disfrutando mucho tus relatos, y te felicito por ello. Podrías haber incluido en este capítulo de Colorado tus escapatorias domingueras para tirarte en paracídas. Un abrazo desde Chile (ya pasado el terremoto), tu tío Felipe.