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lunes, 19 de abril de 2010

LAS FIESTAS DE TENA (2a parte)


Continuación...

Visualmente todo indicaba que iba a estrellarme. – Vamos tricolor…Tu puedes, tu puedes. – El borde se me vino encima y por un momento pensé en abandonar todo y prepararme para aterrizar forzosamente entre los árboles.

Como en un sueño las copas de los árboles de esa densa jungla pasaron a pocos metros de mi vientre y enseguida apareció una gran pared de piedra hacia abajo. Alcé la mirada para ver hacia el frente y vi como toda la cordillera seguía en bajada mostrándome la continuación de muchos valles que se interconectaban entre si hacia el valle del Magdalena.

Enseguida llamé a Juan Pablo. – ¡Paseeee!.. ¡Pasé al otro lado! – Se puso más contento que yo y gritaba por el radio como si el estuviera volando conmigo.

– Carlos, estoy bajando por la carretera pero no lo veo. – Me dijo. Y le respondí, – Voy a buscar alguna referencia cerca de algún pueblo y le aviso. –

Pude ver como abajo el terreno se alejaba y se alejaba. Era como estar tomando altura sin estar subiendo. Estaba adentrándome en el lugar de mis sueños. Ya podía sentir como la temperatura era más agradable y el olor a vegetación tropical me invadía. Pude ver el área que había escogido en caso de emergencia.

Me divertía mirando cada uno de los ranchos allá abajo. Estaba en la mitad de mi éxtasis cuando de pronto vi algo adelante en el horizonte que se mantenía fijo y mi alegría se convirtió en pánico. Tres inmensos cables de alta tensión eléctrica venían rápidamente hacia mí!

Mi primera reacción fue, – ¡Pero de donde carajos salieron! – Y enseguida instintivamente empujé la barra al máximo para frenar completamente la cometa. Los cables estaban tan cerca que pude ver el gran diámetro de cada cordón. En seguida la cometa entró en pérdida, bajando violentamente la nariz y felizmente el poste superior del ala no alcanzó a tocarlos.

Con mi voz todavía temblorosa por el susto llamé por el radio, – Juan Pablo… ¡Casi le pego a unos cables de alta tensión!.. ¡Jueeeputa susto! –, Y me dijo, – Desde aquí no logro verlo todavía ni tampoco veo ninguna torre o le hubiese dicho. Dígame que ve al frente suyo para ubicarlo. –
 – Veo un pequeño pueblo, que estoy próximo a sobrevolar para seguir bajando más por el valle. –,
 – Ok, Carlos… Sigo bajando y voy a averiguar. – Volví a entregarme a la magia de tan espectacular vuelo. Sobrevolé el pequeño pueblo y me gustaba saber que podía disfrutarlo sin tener que aterrizar todavía. Enseguida el valle volvió a bajar dándome más y más altura extra para continuar con mi aventura.

Respiraba profundamente para llevarme conmigo muestras de aire de recuerdo por cada metro que avanzaba. Más adelante vi un pueblo un poco más grande y después del pueblo solo veía espesa jungla. Pensé que no era buena idea seguir bajando por esta cordillera y que lo mejor era intentar aterrizar cerca de este pueblo y pedir ayuda. Llame por el radio.

– Juan Pablo… tengo adelante un pueblo con unos cerros y una carretera a su derecha, averigüe que pueblo es. –, – Copiado Carlos voy a averiguar. –
Después me llamó, – Me dicen por aquí unos campesinos que es San Antonio de Tena. – Y le respondí, – No se si sea este pueblo pero voy a aterrizar al lado, no se todavía donde pero lo llamo apenas esté abajo. –, –Listo Carlos, mucha suerte y espero su llamada. –

Me sentía llegando a otro planeta que poco a poco iba cobrando realidad a medida que hacia círculos para perder altura. Mis ojos empezaron a rastrear el área alrededor buscando el sitio más apropiado para aterrizar pero no había nada ni parecido. Me empecé a preocupar pues se acercaba la realidad de un aterrizaje forzoso. Sobrevolé más de cerca al pueblo y pude ver sus calles, la plaza principal, caballos, carretas y algunos aldeanos caminando. – Debo llamarles la atención en caso de que necesite ayuda –, Pensé.

Vi a un desprevenido muchacho caminando por una calle y le grité, – ¡Holaaaa, holaaa, voy a aterrizar, ayúdameee! – El muchacho me miró y abrió su boca como si estuviera viendo una aparición. Pero reaccionó y salió corriendo hacia donde yo me dirigía.

Enseguida mi mente entró en modo automático y solo se ocupó de buscar el lugar para regresar al planeta tierra. Un poco más adelante vi a un lado del pueblo lo que parecía ser un pequeño campo de fútbol. Enseguida viré y me concentré en llegar allá a como diera lugar.

Cuando me acerqué descubrí que era demasiado pequeño y ya no tenía altura para buscar otro sitio. Mi mente entró en emergencia y como un computador a alta velocidad empezó a analizar uno por uno los árboles y arbustos que rodeaban este campo.

Elegí un árbol bajo y bastante frondoso. – ¡Será mi lugar de aterrizaje! – No podía creerlo… ¡Un árbol!..pero mi piloto automático ya estaba enfilando la cometa directamente hacia él, no había más opción.

Tomé velocidad para enfrentarlo y cuando todo mi campo visual lo invadió su verde follaje empujé la barra en un fuerte frenado para convertirme en un gran paracaídas. Solté la barra y me recogí en la posición de emergencia cubriendo mi rostro y mis costillas.Sentí el sonido de mil hojas que me recibieron como un colchón mágico.

 Todo se detuvo y al abrir mis ojos recordé mi niñez cuando mi madre me decía que me bajara del árbol y que ya estaba bien de juego. Instintivamente me agarré fuerte a la primera rama que encontré, pero me di cuenta que no era necesario. La cometa quedó anclada a las ramas a solo dos metros de altura y... No tenía ni un rasguño!

Solo se había doblado la antena del radio. Me paré en el triángulo de control para descolgarme y logré deslizarme por las ramas de mi árbol salvador hasta el piso. Parece que aquel muchacho al que le grité antes de aterrizar esparció la alarma pues en menos de un minuto quedé invadido de niños y campesinos preguntándome si estaba bien y como podían ayudarme.

Estaba sorprendido. Ni siquiera me dejaron hablar y como hormigas cargando una mariposa gigante la soltaron del árbol y la sacaron del potrero a un camino que llevaba al centro del pueblo. – ¡Esperen! … Para donde la llevan… ¡Con cuidado! – Y un joven me dijo, – Tranquilo que la llevamos a la plaza central para iniciar las fiestas. –, – ¿Cuáles fiestas? – Le dije. – Las fiestas de Tena… A usted lo mandaron los que organizaron las fiestas, ¿No? – Me quedé callado y me sonreí.

 Acababa de comprender que estaba en medio de la más graciosa coincidencia. Todos pensaban que yo era parte de la función para “prender” las fiestas del pueblo. Me quité el arnés, el casco y seguí a la multitud como uno más de la procesión.

Llegamos a la plaza central y dejaron la cometa en todo el centro como un gran trofeo. Los niños enseguida rodearon la cometa y llegaban más y más curiosos. Uno de los campesinos con mucho orgullo me ofreció una deliciosa y fría cerveza que me devolvió a la vida pues tenía sed de verdad.

Empezaron a colocar música de fiesta de pueblo y entre baile, cerveza y aguardiente se prendieron las fiestas.

No podía creerlo. – Cuando le cuente esto a Juan Pablo y a mi gente del club no me lo van a creer –, Me decía.

Solté el radio de la cometa, le ajuste la antena y llamé a Juan Pablo, – Juan Pablo... Me escucha... –, Después de un buen rato por fin logré contacto… – Carlos me escucha… –, – Juan Pablo, estoy en San Antonio de Tena, y aterricé bien afortunadamente. – Y se escuchó su voz, – ¡La puteriaaaa Carlos lo logramos! … Me encontré a un campesino que me va a guiar, ya voy para allá... ¡ Que verraqueraaa!.. ¡ Ijaaaaaaa! . –

Como a los veinte minutos entró triunfante Juan Pablo en su camioneta y mirando a su alrededor no podía creerlo tampoco. Nos abrazamos por el triunfo y alguien le brindó un trago de aguardiente. Empezó a reírse a carcajadas y me dijo extrañado, – ¿Pero porque están todos tan prendidos? – Y le dije, – Hombre Juan Pablo…Que nos íbamos a imaginar... Todos creen que nosotros somos parte de los organizadores… – ¿Organizadores de que? – Y brindando le dije, – Juan Pablo... ¡Bienvenido a las fiestas de San Antonio de Tena! –

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