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domingo, 25 de abril de 2010

EL ROSTRO DE LA MUERTE (2a parte)


Continuación...

Manuel en vez de corregir reaccionó sorpresivamente halando la cabrilla lo que hizo que despegáramos prematuramente activando el chillido de la alarma de pérdida y enseguida gritó una frase que me heló la sangre. – ¡Nos vamos a matar! – Sobresaltado revisé como un relámpago todos los instrumentos y no veía nada anormal.

Le dije, –¿Pero… porque?...todo esta bien… simplemente nivele el avión. – Y me respondió, – ¡No sé volar este avión! – Sentí como si me acabaran de dar la noticia de que en breves segundos iba a morir.

Miré a mi derecha los campos verdes a solo cien pies de altura y pensé, – Si salto ahora del avión mi cuerpo quedaría reconocible –, y al mismo tiempo sentía que empezaba a sudar frío pues le estaba viendo el verdadero rostro a la muerte.

Manuel estaba agarrando la cabrilla completamente tenso y mantenía su mirada petrificada en el horizonte. Me gritó, – Carlos, déme un rumbo, ¡Déme un rumbo! –, Esa frase me hizo reaccionar y mi instinto de supervivencia empezó a actuar.

Algo dentro de mí empezó poco a poco a tomar control de la situación y le dije, – ¡Vire a cualquier lado pero no siga derecho porque vamos directo a la montaña! – Enseguida y de forma brusca empezó a virar a la derecha hacia la oscura tormenta. – ¡Noooo! – Le grité, – ¡A cualquier otro lado pero no hacia la lluvia! – Y me dijo con voz entrecortada, –Entonces déme un rumbo… ¡Rápido! –

No podía creer lo que estaba sucediendo y por un momento pensé que si esto no era una pesadilla entonces debía ser una broma. Pero Manuel seguía petrificado volando hacia la montaña que ya cubría toda nuestra visión frontal.

No, no era ni broma ni pesadilla sino la fría realidad. Mi reacción inmediata fue de rabia y le grité, – ¡Vire a la izquierda a rumbo tres uno cero! –, Que fue lo que primero se me vino a la cabeza y nos alejaría de la montaña. Inició el viraje y después de un gran círculo tomamos altura y nos alejamos del aeropuerto hacia el aeropuerto internacional “El Dorado” de Bogotá.

Manuel se calmó un poco y quiso hacerme creer que esa reacción era algo pasajero y que ya se sentía mejor pero mi mente estaba ya como una computadora haciendo todos los cálculos y planeando mentalmente todo el vuelo hasta Medellin.

Me di cuenta que estábamos volando en “terreno prohibido”, en el espacio aéreo para los grandes jets y rápidamente llamé a la torre de este aeropuerto para dejarles saber que solo estaríamos pasando por un lado mientras de nuevo le gritaba a Manuel que se alejara.

A medida que virábamos pude ver entre las nubes uno de los jets de la compañía Avianca pasar majestuosamente un poco más abajo. De nuevo sentía ese frío en el estómago y trataba de controlar mi pánico interno. No acababa de salir de un susto y ya nos estábamos metiendo en otro.

Me sentía como si fuéramos dos niños que nos habíamos robado un avión y pronto nos íbamos a estrellar contra algo. Pero tomé de nuevo el mando de la situación y como si fuera un instructor empecé a indicarle a Manuel los cambios de altura y rumbo para dirigirnos hacia Medellín.

De pronto pensé que entrar a Medellín con la experiencia que yo tenía era algo así como suicidio. Se me ocurrió hacer una parada intermedia en una ciudad que ya conocía en mi entrenamiento llamada Mariquita a mitad de camino en el valle del río Magdalena.

– Manuel… porque no vamos a Mariquita y hacemos unos aterrizajes de práctica para así conocer mejor este avión– le dije. La idea al principio pareció confundirlo pero después estuvo de acuerdo. Sentía como si un gran peso se me quitara de encima y podía percibir de nuevo el mundo en sus colores reales.

Rápidamente busqué los datos de este aeropuerto en el manual de rutas de Colombia, coloqué las frecuencias en el radio de comunicación y en el de navegación y acto seguido puse a Manuel a seguir al pie de la letra mis instrucciones.

Apareció Mariquita entre el hermoso y verde valle del Magdalena. Me comuniqué con la torre y les dije que solicitábamos varios aterrizajes de práctica. Vi a Manuel que de nuevo empezó a ponerse tenso y le propuse que le ayudaba un poco con la cabrilla para que los dos lo aterrizáramos al mismo tiempo. No me daba cuenta del error que estaba cometiendo.

Una vez nos acercamos a la pista vi que Manuel empezaba a subir la nariz antes de tiempo y yo insistía empujando en sentido contrario lo que ocasionó que el avión entrara en una peligrosa oscilación.

Pronto me di cuenta que si seguíamos así íbamos a romper el tren de nariz contra la pista. Casi al mismo tiempo ambos gritamos, “¡Sobrepasoooo!, Que significa abortar el aterrizaje y volver a subir.

Manuel llevó el acelerador hacia delante pero el avión no parecía acelerar y no tomábamos altura. – ¡Suba el tren! –, le grité. Enseguida lo subió pero aun así poco a poco el avión se acercaba a los árboles. –Le vamos a pegar a los árboles… ¿Que pasa que no sube?– Afortunadamente Manuel recordó que había que llevar adelante también el control de la hélice. – ¡La hélice! –, Gritó y rápidamente empujó los controles azules hacia adelante. De pronto se sintió una fuerte aceleración seguida de una oscilación mientras los motores nos empujaban fuertemente hacia delante.

Pudimos por fin subir y Manuel empezó a virar a la izquierda para intentar de nuevo otro aterrizaje. Con esto yo acababa de “explotar”, ya había visto demasiadas estupideces en este día y no estaba dispuesto a aguantar más.

Con voz de mando dije, –Manuel, ¿Sabe que?…¡Ya no más!, De ahora en adelante yo voy a volar el avión y usted se encarga de lo demás. – Manuel me respondió, –Ok, yo le ayudo porque usted no sabe volar este avión…–, Y le respondí, – ¡Nooo, lo voy a volar solo yo!…Yo ya he tenido experiencia previa en este avión. – Le estaba mintiendo pero era mi instinto de supervivencia quien se impuso en ese momento.

Tomé la cabrilla y exprimí mi mente para acordarme de todo lo que había leído sobre los bimotores. Recordaba que la línea azul en el velocímetro era una velocidad importante de seguridad y reduje la velocidad exactamente a esta línea.

Di la vuelta para iniciar de nuevo la aproximación y le dije a Manuel que bajara el tren y se encargara de todo lo demás. Para mi sorpresa lo vi más calmado y hasta bromeando con el de la torre sobre no olvidar la bajada del tren. Me concentré y centré el avión con la pista. Le pedí a Manuel que chequeara todo y que bajara los flaps al máximo.
 
 

Con pequeñas correcciones logré aterrizar con tanta suavidad que Manuel enseguida me celebró, – ¡Bravo que buen aterrizaje!...Mío el avión yo lo sigo llevando…– Y enseguida reaccioné, – ¡Nooooo, no lo toque! Solo yo voy a carretearlo. – (manejo en tierra).

Después de descansar un poco y tomarnos unos refrescos decidimos continuar con el vuelo hacia Medellín. Otra vez sentí ese vacío en el estómago. Despegamos sin problema y nos dirigimos hacia la entrada al majestuoso valle de la segunda ciudad de Colombia, Medellín.

Manuel de pronto dijo, – ¡Ya se donde estoy! Yo le voy diciendo por donde debemos seguir. – Me fue así indicando por donde hacer cada viraje y eso me hizo sentir mucho más aliviado. Rodeamos la ciudad por las laderas orientales para evitar el tráfico de otros aviones. Nos comunicamos con la torre del aeropuerto “Olaya Herrera” y sin problema nos autorizó a aterrizar. Preparamos todo para el aterrizaje pero hubo un gran detalle que de nuevo Manuel omitió.

La pista solo estaba disponible unas dos terceras partes y había una cerca (valla de alambre) que hasta ahora yo no había divisado. Afortunadamente hice una aproximación bastante baja y me acuerdo que al sobrevolar el campo de golf que está antes de la pista pude ver a varios golfistas volteando sus cabezas en sorpresa al verme tan bajo.

 Aterricé bastante suave y fue cuando Manuel me empezó a decir, –La cerca, ¡La cerca! – Yo no entendía que me estaba diciendo hasta que para mi horror vi algo completamente fuera de lugar… ¡Una cerca en medio de una pista! !No podía creerlo! Enseguida viré hacia la derecha mientras presionaba fuertemente los pedales de los frenos.

Carreteamos el avión hasta la rampa y yo mantenía mis ojos bien abiertos como esperando la siguiente sorpresa. Apenas bajé del avión exhalé un “madrazo” agradeciendo a Dios y a mis angelitos que estaba vivo para contar esta historia.

Mientras Manuel entregaba el avión a su dueño me dijo que me quería llevar a Calí donde un instructor nos iba a dar el curso de este avión para así luego ir a la selva a volar. Y pensé, – Ir a la selva a volar…Obviamente será a volar con “aerococa”, noooo prefiero mi agua panela (bebida dulce de los pobres), yo no quiero matarme en la jungla o que me maten los narcos, nooo. – Y le dije a Manuel, – Gracias por la oferta pero quiero que me compre ya un pasaje para devolverme a Bogotá pues yo prefiero continuar en la escuela.

Pensé que me iba a dejar tirado en ese mismo sitio pero me dijo, – Tranquilo Carlos, vamos ya a comprar los tiquetes y nos vamos juntos para Bogotá.

Ya de regreso en Bogotá le conté a mi esposa Cony de mi gran aventura y recuerdo que ella me dijo que durante todo el día tuvo fuertes presentimientos de que yo estaba pasando algún peligro.

Luego supe que Manuel siguió volando con los “narcos” pero yo por mi lado continué estudiando en la escuela y segui tomandome mi “aguapanela”.

10 comentarios:

Carlos Dario Madrigal dijo...

Hola Carlitos,
No es que las otras historias no sean buenas, pero -para mi- esta historia me cautivo de principio a fin, y la razon por la cual saliste vivo es porque tenias una mision por delante y Dios los protegio.
De hecho el unico avion que he volado en colombia- de copi, fue un Seneca - SKBO (Bogota) a Flandes (creo...). El radio me quedo grande porque solo conocia la jerga en ingles...

Yo tengo un par de historias que no te he contado, pero en dos ocasiones (en un avion) vi que la muerte me paso por el lado,,,,y en una de estas se que el hp piloto del otro avion nunca me vio y casi nos damos sobre los Everglades...yo estaba dando un 360con steep turn de60 grados y preciso iba con el de la FAA, cuando vi un punto viniendo directo a nosotros... Recuerdo que enderece el cessna y lo mande al piso con todo y le alcance a ver la cara al HP que nunca desvio ni hizo nada... el inspector me felicito, pero quede temblando luego...

Pero tambien tengo un buen recuerdo del dia que se cumplio mi sueno y "vole" un jet... B757... por unos minutos... nunca logre volverme comercial pero un amigo me hizo realidad el sueno... la verdad lo unico que hice fue mantener el rumbo FL370...pero pude probar la cabrilla de un 757 a FL370...

un abrazo,
Juan D

Carlos Dario Madrigal dijo...

Carlos:
Que historia! Por suerte Ud. tiene nervios de acero y decididamente salvo la vida de ambos.
Congratulations!
su amigo Ezio

angela dijo...

!!!!!Oye, que historia, por Dios, todavía estoy prendida de la silla!!!!!, Nunca me imaginé que el papá de mi hijo, hubiera vivido algo así. Cuídate porfa.....

Itner dijo...

Capi excelente historia, y lo felicito me parece muy heroico de su parte el tomar el control del avion apenas siendo un estudiante y sortear esa travesia, muchas gracias por compartir sus anecdotas e historias, un saludo desde medellin. 7/3

Jose Daniel Jaramillo dijo...

Sorprendido, que buena historia capitan y lo felicito por esa forma de narrar la historia jajaja estas repleto de dones, me hizo transportar a esa epoca, jajaj y que buen sentido del humor capitán y tambien lo felicito por haber seguido el buen camino "tomandose la aguapanelita" que si es bien sabrosa, con una tajada de queso.

Gracias por compartir esta historia :)

Jose Daniel Jaramillo dijo...

Sorprendido, que buena historia capitan y lo felicito por esa forma de narrar la historia jajaja estas repleto de dones, me hizo transportar a esa epoca, jajaj y que buen sentido del humor capitán y tambien lo felicito por haber seguido el buen camino "tomandose la aguapanelita" que si es bien sabrosa, con una tajada de queso.

Gracias por compartir esta historia :)

Unknown dijo...

Llevó volando ya 10 años soy de la nueva generación de pilotos que soñamos con serlo y querer hacer las cosas bien.
Estimado colega tomó la desicion adecuada pues en esa vida hay nos caminos o te llevan flores o cigarrillos no hay más además a nuestro señor del cielo no le gusta este camino así que lo felicito y envió un gran abrazo adiós bendiga tus días y tu hogar feliz día un gran 73
Até Cap camilo cañaveral

Unknown dijo...

Llevó volando ya 10 años soy de la nueva generación de pilotos que soñamos con serlo y querer hacer las cosas bien.
Estimado colega tomó la desicion adecuada pues en esa vida hay nos caminos o te llevan flores o cigarrillos no hay más además a nuestro señor del cielo no le gusta este camino así que lo felicito y envió un gran abrazo adiós bendiga tus días y tu hogar feliz día un gran 73
Até Cap camilo cañaveral

Unknown dijo...

Llevó volando ya 10 años soy de la nueva generación de pilotos que soñamos con serlo y querer hacer las cosas bien.
Estimado colega tomó la desicion adecuada pues en esa vida hay nos caminos o te llevan flores o cigarrillos no hay más además a nuestro señor del cielo no le gusta este camino así que lo felicito y envió un gran abrazo adiós bendiga tus días y tu hogar feliz día un gran 73
Até Cap camilo cañaveral

Unknown dijo...

Muy buena historia, si yo lod contaria de mis vuelos en el asiento de copiloto como pasajero uf. tendria que hacer un libro, sun uds. Tendrian derepente una Biblioteca no rs asi ,?