Coincidencialmente uno de los alumnos de esta escuela de Aerocentro para el año 1986 fue un antiguo amigo del barrio en Barrancabermeja. Además de estar en clases de helicóptero también practicaba el paracaidismo ahí también.
Un día estábamos charlando en la escuela y caminando hacia la rampa me dijo: – Carlos, lo invito a un pequeño vuelo en helicóptero.–
Era volar desde la rampa de la escuela hasta el otro lado del aeropuerto para colocar gasolina. Pero me dijo que tenía que ser en secreto pues el todavía no estaba autorizado a llevar pasajeros.
Era un nuevo y bello helicóptero Huges 300 que había adquirido la escuela. Pensé que estaba bromeando hasta que abrió la puerta de esta maravillosa nave y me dijo: – Rápido Carlos, suba que el instructor no se puede dar cuenta. – Me subí y pude seguir de cerca el rito del inicio de un helicóptero. Me sentía viendo una película de acción donde estábamos a punto de escapar de una prisión. Seguía con toda mi agudeza visual su mano actuando cada uno de los interruptores y palancas.
Tomó vida el motor detrás nuestro y las aspas sobre mi empezaban a girar. Aunque sabia la teoría no podía comprender como esas pequeñas aspas nos iban a levantar.
Aceleró el motor y de pronto me sentí en el interior de una burbuja de un “OVNI” que empezaba a despegarse del piso. Pensaba…“¡Estamos flotando…nos estamos elevando!”. Me sentí completamente inútil al no tener ningún control de este extraño avión.
Nos elevamos y al mismo tiempo con los pedales giró hacia la otra rampa. Me pareció que perdía contacto con la realidad y estaba soñando. Era como flotar en un extraño mundo, como levitar sentado en una silla. El mundo debajo se movía de una forma completamente nueva y ajena a lo que estaba acostumbrado. No sentía miedo sino fascinación. Gozaba cada segundo.
Nos deslizamos y suavemente sentó los patines de este gran aparato sobre la rampa de la estación de gasolina. Me dijo que me bajara rápido y me devolviera caminando para evitar sospecha. Le agradecí por el pequeño paseo y me devolví caminando hasta la escuela con esa sensación en el corazón de haber estado en mi medio del aire de una forma tan mágica.
Volví a ver a mi amigo años más adelante como tripulante del jet 727 en la compañía ACES.
Y asi fue mi primer vuelo en helicóptero... inolvidable!
Para mi amigo, Aerocentro y su gente… ¡Gracias!
Este es el mismo modelo de helicóptero de pistón en el que tuve la oportunidad de volar en esta historia |
Vista de los instrumentos de vuelo desde la cabina del Huges 300. Pensar que casi entro a estudiar este bello artefacto volador. |
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