Powered By Blogger

viernes, 2 de abril de 2010

FLOTANDO EN PARAPENTE


Veníamos programando nuestro vuelo en parapente con Edgar Hazbón por lo menos unos cuatro meses antes de mi tan deseada visita a Colombia. En mi empresa, donde trabajaba de auxiliar de vuelo, logré separar mis vacaciones para que coincidieran con la semana santa de Colombia en el 2004. Al fin logré un descuento en un tiquete aéreo y con escala en Panamá aterricé en mi adorada tierrita.

Me alojé en la casa de Edgar en Chía y como viejas chismosas empezamos a recordar cuanta historia de nuestras antiguas aventuras se nos venía a la cabeza. A veces uno no dejaba acabar al otro para empezar otra historia.

Al día siguiente subimos el parapente especial para llevar pasajero, con todo el equipo al campero de Edgar; y emprendimos el viaje hasta el sitio de vuelo. Estaba feliz de poder estar otra vez rodeado de todas estas montañas que me habían acompañado años atrás en tantas aventuras.

Nos dirigíamos al lado oeste del valle que aloja la hermosa laguna de Tominé al sureste de Bogotá. Subíamos la montaña por camino destapado y bastante empinado. Yo daba gritos de vaquero montado en potro salvaje cada vez que el campero se deslizaba y patinaba sobre las piedras.

Cuando llegamos bajé del campero y sin esperar me dirigí al área de despegue. Pude reconocer el antiguo sitio de entrenamiento que usábamos en nuestro club de cometas. El paisaje era espléndido con una vista paradisíaca de la laguna.

Edgar me mostró el otro sitio de despegue para los cometistas que se encontraba un poco hacia el sur. A veces Edgar iba hasta allá para burlarse de sus antiguos alumnos de cometa por estar volando artefactos de tecnología antigua que él llama "fósiles" y los persuadía a "evolucionar" con los nuevos planeadores como el parapente. Pienso que Edgar al igual que yo sigue con una tuerca floja en la cabeza.

En este sitio el club de parapentistas construyó un pequeño restaurante con un ventanal enorme para poder ver desde adentro el hermoso paisaje y a los volovelistas flotando alrededor. Me sentía en medio de un sueño.

El día no parecía bueno para volar pues estaba un poco lluvioso y sin viento. Pudimos ver como uno de los pilotos intentó desesperadamente despegar pero solo logró caer dentro de los arbustos. Varios nos quedamos hasta avanzada la noche tomándonos unos aguardientes, bailando, haciéndonos bromas y disfrutando el espectáculo de una enorme luna llena que inundó el valle de un mágico azul plomizo. Hacía tiempo no me divertía tanto.

Volvimos al día siguiente y afortunadamente las condiciones habían mejorado. Pude ver con sorpresa a varios parapentes ya haciendo sus pasadas sobre el sitio de despegue. Me fascinaba ver sus estilizadas siluetas deslizándose a través del paisaje.

Edgar preparó el equipo y extendimos la enorme vela sobre el pasto en preparación para nuestro despegue.

Atrás de mi Edgar haciendo los ajustes a mi arnés
 para el vuelo “dobles”. Atrás nuestro,
 su imponente y bello parapente azul.
El viento estaba perfecto y me sentía extraño que quien fue una vez mi alumno de vuelo en cometa, ahora estaba llevándome en su barriga como pasajero. Ahora era yo quien confiaba en su experiencia.

Halamos la inmensa vela de azul intenso y esta se levantó sobre nosotros pidiendo ser volada...

... Continurá.

2 comentarios:

ehazbon dijo...

03.04.10
Continuara . . . ??

Carlos, Justo hoy recorde Especialmente Ese Vuelo, Tal Vez Yo Deberia Continuar Con El Recuento.

¿ Como Puedo Hacer ??

Cielos Azules,
Hazbon.

Lumediana dijo...

Edgar aqui mismo en comentarios, cuentanos tu perspectiva, sera intereasnte leerla.
La mujercita