Me acuerdo que por aquellas épocas de los 80 tuve una pesadilla.
Soñé que estaba volando en cometa en el área de Unicentro sobre el norte de la ciudad de Bogotá y en especial la zona residencial.
Estaba gozando de mi vuelo hasta que un par de niños abajo se decían entre si – Apuesto que me puedo “bajar” a ese piloto de cometa de un disparo con mi escopeta – Y el otro le respondía – No creo que puedas, a ver, trata. –
Podía oírlos como si estuviera allá abajo. Aterrado vi como me apuntó con un rifle de esos que tienen mira, disparó y sentí el primer impacto en la vela. No podía creerlo y en medio de la pesadilla les gritaba – ¡Oigaaan que están haciendooo! ¡No dispareeen! –
Enseguida volví a sentir el zumbido de otra bala y el impacto en la vela muy cerca de mi, – ¡Estúpidos! !Imbéciles! !Que están haciendoooo! –
Gritaba desesperado mientras maniobraba fuertemente para evitar que me dieran el próximo balazo y desperté sudoroso y asustado. Pero esta pesadilla creo que tenía algo de premonitorio.
Algunos meses después estaba con un alumno en el sitio de aprendizaje intermedio del pueblo de Mosquera. Este sitio lo llamábamos “El Palomar” y era un vuelo de casi un minuto con lo cual se alcanzaban a hacer los virajes básicos para prepararse luego al vuelo de las altas montañas.
Era un vuelo muy bello pues se hacía sobre la carretera principal, para aterrizar en un gran potrero. El problema es que a veces, la hija del dueño, una señora que parece tenía problemas mentales, entraba en episodios paranóicos y se imaginaba que los cometistas aterrizando en su finca venían para atacarla e invadir sus tierras. Sacaba tremenda escopeta y empezaba a disparar.
Pues justo un día estaba yo esperando al lado de la carretera a mi alumno que despegara de El Palomar.
Despegó en la cometa “Cúmulus” y recuerdo que se veía imponente mostrando sus colores vivos por el radiante sol de ese día. De repente vi que empezó a virar hacia donde me encontraba y eso no estaba dentro de los planes.
Se acercó tanto hacia mi que por un momento creí que quería aterrizar al lado mío. Le dije por el radio, – ¡Vire a su derecha, mantenga su rumbo hacia el potreo de aterrizaje! –
Pero parece que fue él quien empezó a escuchar los disparos antes que yo pues se acercó a un más al punto de que pude distinguir perfectamente su cara de descontento y me dijo señalando con su mano a su derecha, – !Pero Carlos, mírela no más, ya me esta disparando! – Lo dijo tan tranquilo que no podía creerlo hasta que empecé a oír yo mismo los “totes” de su escopeta.
Viró a su derecha para enfilarse al potrero y en ese momento no supe que decirle pues si seguía adelante estaba arriesgando su vida con aquella demente disparándole continuamente.
Enseguida hizo un viraje a la izquierda para alejarse y viró rápidamente en contra del viento para hacer un aterrizaje perfecto.
Bajé rápidamente para ayudarlo a desarmar la cometa y mientras salíamos del lugar se oían todavía los gritos de "doña demente" intercalados de uno que otro disparo.
Definitivamente mi pesadilla se había convertido en realidad ese día!
1 comentario:
Que riesgo!!
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