Hablando de despegues en cometa desde precipicios, (años 80) este sitio de Sopó al norte de Bogotá tiene una pared que de verdad logró intimidarme al punto que llegué a tener físico miedo acercarme al borde y por supuesto a despegar.
A esto le añado que coincidencialmente estaba un compañero de universidad de mi madre observando a los “locos” salir corriendo hacia el vacío y se sorprendió al descubrir ¡Que era hijo de su amiga! Y me dijo, – ¿Usted se va a tirar a ese precipicio?... ¡Usted esta loco! Su mama sabe que usted hace esto? – Esto me acabó de llenar de pánico estomacal.
Edgar ya había volado de este sitio y así observé como lo hacía. Despegó prácticamente en pérdida pues casi no había pista para despegar y en la caída tomó velocidad para volar. Se vio como si el hueco se lo hubiese tragado y después más adelante lo hubiese “escupido” hacia arriba otra vez y regresara a la vida.
Casi me arrepiento pero, aparte de que se veía horrible, no había motivo real para no intentarlo, así que tomé aire, me preparé y llevé la Zebra al borde de tan majestuoso paisaje.
Me impulsé solo con dos pasos y apenas empecé a caer di un ligero empujón a la barra a modo de obligar a la vela a tomar aire al estilo paracaídas. Esto infló la vela y así pude nivelarme y salir de la pérdida con un fuerte silbido del viento entregándome de nuevo vida para volar.
La vista hacia abajo de la pared era tan maravillosa que hice un viraje para volver a volar sobre este sitio.
Recordé la antigua película de “La fortaleza prohibida” (Sky Riders) donde unos cometistas en sus standards entraban a una fortaleza rodeada de farallones para salvar a sus amigos. Fue con esa película de los 70 que se aceleró la “fiebre” por este deporte en Colombia.
Precisamente un poco más abajo de la montaña estaba empotrado sobre una gran roca una pequeña capilla que me hacia sentir como si yo fuera uno de los protagonistas de aquella película. Di varios virajes para disfrutar la vista de esta pequeña Iglesia. Estaba como transportado a otro mundo al ver tanta belleza a mi alrededor.
A medida que perdía altura me separé de la montaña y empecé a volar sobre el área de aterrizaje pero cometiendo el error de mantenerme todavía pensando en aquellos fantásticos lugares. Era la primera vez que aterrizaba aquí y en mi mente se me “invirtieron los cables” confundiendo la dirección de aterrizaje y empecé a hacer la aproximación en sentido contrario.
Cuando ya estaba apunto de aterrizar comprendí mi error al ver que el pasto abajo mío pasaba a demasiada velocidad. ¡Estaba aterrizando al revés! Empujé la barra al máximo y enseguida me coloqué en posición de protección con mi cuello firme, mis manos en la cara y mis codos defendiendo mis costillas.
El triángulo tocó tierra a bastante velocidad, cayó fuertemente la nariz y la inercia empujó la cometa de tal forma que di la vuelta y quedé “patas arriba” sobre la vela atrapado en mi arnés, afortunadamente sin lastimarme.
Edgar llegó corriendo gritando, – ¿Madrigal está bien? ¡Que diablos hizo que aterrizó al revés! – Avergonzado le confesé que venía muy distraído por tan bello vuelo y no me fijé en el aterrizaje.
Me ayudó a soltarme de la cometa y vi que doblé unos cuantos tubos y rompí el ala derecha, pero afortunadamente yo estaba bien. Después le decía…– Edgar que vuelazo…!Que vuelazo! –
Poster de la pelicula Sky Riders (1976) que en Colombia se llamó " La fortaleza prohibida" |
1 comentario:
Esa pared en Sopo definitivamente es atemorizante y no es solo impresion, se de varios que destruyenron cometas ahí y se llevaron el susto de sus vidas pues no es nada facil despegar, pero es de esos vuelos inolvidables.
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