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miércoles, 24 de marzo de 2010

ADIÓS AL “KAPITAN” (2a parte)


Continuación...

Nos dedicamos a seguir paso a paso las instrucciones pues sabíamos que este modelo era diseñado por aeromodelistas de un famoso almacén de Bogotá llamado "Aeromodelos Britannia".

Después de armarlo lo forramos, lo pintamos de blanco y lo decoramos. Nuestra experiencia había dado resultado y vimos hecho realidad un hermoso planeador.

Portada comercial de los Aeromodelos Britannia.

Recorte del catalogo de los aeromodelos. A la izquierda abajo el planeador de remolque "Kapitán"

Le hicimos unos vuelos de prueba a baja altura y nos invadía la felicidad de verlo deslizarse con elegancia por el aire, teníamos por fin un verdadero planeador. Ajustamos el balance con unos trozos de plomo dentro de su nariz y decidimos llevarlo a la misma montaña de Chía. Queríamos subir al mismo sitio donde despegaban los "hombres cometa" que eran como astronautas para nosotros. Era nuestro sueño llegar a ser como ellos.

Mientras subíamos la montaña nos encontramos por coincidencia con Guillermo Balcázar un famoso cometista de esa época que subía para volar en su majestuosa cometa. Se detuvo al ver el pequeño planeador y nos preguntó que clase de modelo era y le explicamos que no era radio controlado sino de vuelo libre. Nos deseó suerte y prosiguió su camino hacia la cima cargando al hombro aquellas fascinantes estructuras voladoras. Nos sentíamos orgullosos pues habíamos logrado la atención de uno de los "astronautas" de los cielos de Colombia que pronto se iba a elevar mágicamente sobre nosotros.

Hicimos varios vuelos de corta duración con el Kapitán pues siempre entraba en una curva y caía en los arbustos. Le hacíamos pequeñas reparaciones con cinta donde las ramas "herían su piel". Un día fui con mi padre a volarlo y vimos sorprendidos como después de oscilar entró en un vuelo recto de casi tres minutos y cayó más abajo en la misma montaña. Nos fue imposible rescatarlo debido a la densa vegetación. Ese día no solo viví la angustia de no querer perder el planeador sino también la de poder salir ileso de esa jungla de espesos matorrales.
Decidimos ofrecerles una recompensa a los campesinos del área si encontraban el planeador.

Fuimos al siguiente fin de semana y recibimos la agradable sorpresa de que lo habían encontrado.
Le reparamos sus pequeñas magulladuras y programamos con Ernesto y Edgar su siguiente vuelo. Tratamos de reconstruir el vuelo anterior y le hicimos el reglaje para que lograra un mejor vuelo.

Iniciamos así una nueva aventura. Recuerdo que el día estaba precioso. El viento estaba invertido y venía del oeste donde estaba el valle de Tenjo, un pequeño pueblo al otro lado de la montaña. El paisaje a este lado estaba soleado, majestuoso e inspiraba vuelo de altura. Todo estaba perfecto y lanzamos el Kapitán contra el viento. Enseguida se elevó e inició su majestuoso vuelo hacia el valle. Oscilaba suavemente subiendo y bajando pero hizo algo nuevo, o más bien dejó de hacerlo, no viró hacia la montaña como lo hacía antes y poco a poco empezó a alejarse al mismo tiempo que tomaba altura.

Lanzando el Kapitán. (Dibujo de mi autoría)

Alguno de nosotros dijo, – ¡Se está auto corrigiendo!… ¡Se esta elevando!… ¡Va a seguir derecho!… No lo perdamos de vista. – Su elegante figura lentamente dibujaba varios círculos pero se alejaba aún más hasta que se volvió un punto blanco al fondo del valle…Después de unos siete minutos lo perdimos de vista. – ¡Que vuelazo!… ¡Increíble! – decíamos. Teníamos una mezcla de miedo, tristeza y alegría pues sabíamos que su mejor vuelo también había sido el último.

Nos quedamos unos minutos escudriñando el inmenso valle en espera de algún signo del Kapitán pero solo recibíamos el frío viento en nuestras caras.

Nos dijimos muchas cosas alegres para apagar la tristeza y bajamos la montaña sin nuestro modelo hablando de la historia de sus vuelos anteriores y de futuros proyectos para construir otros modelos.

Y fue así como le dijimos…adiós al Kapitán.


El pastel para inaugurar el club de aeromodelismo CAF 
(Compañía de Aeromodelistas Felices).  De derecha a izquierda:
 Ernesto cargando su perrito, Magda, Edgar, Consuelito y yo.
 Detrás nuestro pequeño taller en la casa de
 Ernesto con la estrella de CAF pintada.

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