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jueves, 18 de marzo de 2010

VISITA A LA CABINA


En el último curso del colegio, a finales de 1978, organizamos un paseo a la zona sur de Colombia como excursión de despedida del bachillerato.

El viaje era primero en avión hasta Cali y luego por tierra a visitar las zonas indígenas para después ir a la costa del océano pacífico.

El avión, un Boeing 727-100 de la compañía Avianca ya con su nuevo diseño blanco y rojo siguiendo el mismo patrón que se le asignó al recién llegado Jumbo B–747.

Durante el vuelo quise disfrutar al máximo el inmenso placer que me daba el despegue, el paisaje y sobre todo el aterrizaje. Por lo mismo busque un puesto desocupado en la parte trasera donde me dejaran en paz los insoportables compañeros de curso.

Durante el vuelo el auxiliar encargado de la parte de atrás del avión se sentó al lado y muy amablemente me preguntó que porque me hacia atrás solo. Le conté que adoraba la aviación y los compañeros eran un verdadero estorbo para disfrutar de todos los detalles que no me quería perder.

Le hice algunas preguntas técnicas sobre la altura, velocidad, por donde nos encontrábamos y que partes del vuelo eran las más peligrosas. Me acuerdo que me explicó que contrario a lo que muchos creían era la etapa del despegue la más peligrosa.

Ya cuando se había hecho el servicio de bebidas y los acostumbrados sanduches se volvió a sentar al lado mío. Me preguntó que si pensaba en estudiar aviación. Le respondí, – ¡Claro que si! Ese es mi sueño. Quisiera algún día ser piloto de un avión como estos. – De pronto me dijo, – ¿Le gustaría visitar la cabina de este avión?– Me quedé helado y le pregunté, – ¿De veras puedo visitar la cabina? –, – ¡Si claro! Déjeme yo hablo primero con el capitán y le pido permiso. –

Enseguida fué a la parte de atrás y por el intercomunicador llamó al capitán y le dijo, – Capi, aquí atrás le tengo a un futuro piloto para que lo deje visitar la cabina. – Yo no podía creer tanta dicha. ¡Por fin tenía la oportunidad de ver la cabina de un 727... y en pleno vuelo!

Enseguida el auxiliar me hizo la seña de que lo siguiera y recuerdo las caras de confundidos de mis compañeros de curso... – ¡Para donde va Madrigal!... ¡No sea “sapo”! – Yo apenas me sonreía de la emoción. Pero ya llegando a la cabina el rector del colegio que venía con nosotros me preguntó que si había pedido permiso. – Si Pepe, el auxiliar ya habló con el capitán y me va a mostrar la cabina. – Y con cara de curiosidad me dijo, – Dígale al auxiliar que si yo también puedo entrar. – Tocamos a la puerta y el ingeniero de vuelo abrió el portal a otro mundo.

Apenas entré sentía que había cambiado de canal. De pronto todo lo que veía y sentía quería grabarlo hasta lo más mínimo. El capitán estaba muy ocupado pues ya estábamos empezando a descender. El rector saludo al capitán y luego yo le extendí mi mano y lo saludé. Me sentía como si hubiese hecho contacto con un astronauta o alguien así.

Veía todo a mi alrededor y mientras él nos explicaba algunas cosas de la cabina yo recorría con mi mirada todos los instrumentos y trataba de recordar cuales eran los que ya conocía. Era maravilloso ver algunas partes de los paneles gastadas y rayadas por los efectos del mantenimiento. ¡Era una cabina real! ¡Por fin la estaba viendo!

Era más pequeña de lo que me imaginaba. Vi al frente y podía escuchar el aire estrellándose en el parabrisas a más de 500 kilómetros por hora. El paisaje se veía maravilloso. No quería salirme de allí pero enseguida el capitán disculpándose nos dijo que teníamos que pasar atrás a sentarnos pues estábamos ya iniciando la aproximación.

Pasamos con el auxiliar a la parte de atrás. Me hice al lado de la ventana y él se sentó al lado del pasillo. Me siguió explicando sobre el proceso de aterrizaje a medida que nos acercábamos a la pista. Cuando llegamos le agradecí como por quinta vez el chance de por fin haber visitado la cabina.

Recuerdo que esta experiencia fue un fuerte estímulo en mi sueño de ser piloto, un sueño que ahora estaba mucho mas cerca.

2 comentarios:

Juan Burgos dijo...

Oye la misma historia me paso a mi en un vuelo d3e bogota a medellin en la cabina de un Boeing 720-B. El Capitan era cliente o paciente de mi padre me conocia y me invito a chacer todo el vuelo en cabina.. Recuerdas los Boeing 720 4 turbinas parecidos a un B-707

Lumediana dijo...

En casa de herrero cuchillo de palo, acabo de caer en cuenta que no conozco una cabina de avion!
Lumediana