Grité, – ¡Libre! – Enseguida Edgar soltó los cables de nariz, se hizo a un lado, corrí unos dos pasos y sentí que el mundo del aire me tomaba en sus manos con un fuerte movimiento hacia arriba.
Pasé las manos a la barra inferior y me acomodé rápidamente en posición acostado. Di un pequeño viraje pasando de nuevo más alto por el sitio de despegue y les grité, – ¡Yeheeeee Edgar…que ascendente tan del carajo!.. ¡uuhhuuu que vuelazoooo! –
Pude ver un poco más al norte a los otros pilotos tomando más altura. No tenía radio y por lo mismo no sabía entre ellos como estaban planeando la continuación del vuelo. Decidí de forma conservadora concentrarme en estudiar las diferentes laderas y sus ascendentes para quedarme en el área manteniéndome.
Haciendo ya varias pasadas en S sobre el área de aterrizaje empecé a relajarme y recorrer un poco más al norte y a admirar la grandeza de este paisaje. Edgar se quedó un buen rato observándome con su amigo antes de decidir bajar con el campero y yo aprovechaba para gritarle en pleno vuelo cuanta cosa se me ocurría.
Poco a poco me aventuraba a volar un poco más al norte para ir conociendo las diferentes formas de la ladera y así conseguir mejor ascendente. Aún así me devolvía al monte “nodriza” que era el que me mantenía constantemente a buena altura.
De pronto, un poco más al norte del sitio de despegue vi a unos niños que subían por la montaña desde alguna finca cercana y empezaron a hacerme señas. Me di cuenta que querían acercarse lo más posible a mi para saludarme. Subieron casi hasta la cima. Una vez se hicieron en un claro empezaron a gritarme y a saludarme con los brazos. Me alegró mucho verlos emocionados con el hombre cometa que les estaba dando toda una función. Les devolví el saludo agitando también mi mano y gritándoles, – ¡Hola chicos!.. ¡Les voy a hacer un círculo sobre ustedes! – Me adelanté y luego hice un rápido círculo sobre ellos. Estaban felices viendo que les daba gusto y que podíamos comunicarnos.
A veces volaba lento casi estacionario sobre ellos mientras hablábamos. Que momento más mágico. Me podía ver reflejado en alguno de ellos mirándome a mi mismo volando en el futuro. Después de una media hora los niños bajaron y se perdieron entre los matorrales.
Edgar y su amigo ya habían bajado. Volví a quedar solo con la inmensa naturaleza que me rodeaba.
... Continuará.
2 comentarios:
Marido:
Estas escribiendo muy hermoso, tienes unas figuras literarias muy bellas! felicitaciones por tu blog y por la manera como lo estas llevando.
Lumediana
Excitante descripcion de su vuelo y sus reacciones sobre el vuelo. Gracias.
Ezio
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