Powered By Blogger

jueves, 4 de marzo de 2010

EL VUELO DE HONDA (3a parte)


Continuación...

Entraba el mediodía y subía por el aire aromas de cocina de leña de las fincas revuelto con esencias de hojas, flores y de la húmeda vegetación de tierra caliente.

Estaba completamente extasiado recibiendo ese constante viento cálido que subía del valle. Seguía volando sobre el mismo sitio y me di cuenta que llevaba ya bastante tiempo volando cuando el sol poco a poco empezaba a iluminar mi brazo.

Esto me puso a pensar en que con este viento podría quedarme mucho más tiempo. Un mes atrás había batido mi propio record de duración con un vuelo de una hora y cincuenta minutos y con esta delicia de condiciones caí en la tentación de batir de nuevo mi record.

Me preparé mentalmente y cada quince minutos trataba de colocarme en posición parado colocando mis manos en las barras laterales mientras agitaba los brazos y las piernas para evitar cansarme con la posición acostado.

Perdí de vista a los otros pilotos y empecé a mirar hacia delante preparándome para el largo vuelo que me esperaba hasta el sitio de aterrizaje. Con virajes muy suaves y “capturando” al máximo cada pequeña térmica subí lo más que pude sobre mi monte nodriza y así usar mi altura extra para lograr más rendimiento.

Decidí que lo mejor sería volar un poco más al norte por la cordillera para buscar más ascendente y después salir hacia la parte plana del valle.
Cuando cumplí dos horas treinta minutos estaba contento por haber roto mi record de tiempo. Me di la bendición y me despedí de mi monte nodriza. Empecé a volar al norte hacia lo desconocido.




Sentía que mi corazón y mi mente se agitaban más y más…y con toda razón pues tenía que usar toda mi experiencia para encontrar ascendentes y subir lo más posible.

Pero a medida que avanzaba solo encontraba lo suficiente para mantener la misma altura. Seguía avanzando y a veces daba un círculo tratando de alimentarme de alguna ascendente pero no lograba tomar altura.

Pensé en devolverme a mi monte nodriza pero ya había avanzado bastante y si me devolvía y no subía seria peor pues era una zona montañosa sin ningún sitio para aterrizar.

De pronto más adelante entré en una descendente justo cerca de un grupo de vacas que pastaban en una ladera. Empecé a hacer varios virajes en S para tratar de mantenerme pero seguía bajando. Llegué a volar tan cerca de ellas que todas voltearon a mirarme como diciendo… – ¿Y este pajarraco que hace aquí? – Yo las vi ya tan de tamaño natural que pensé en aterrizar al lado de ellas. Algo dentro de mi dijo, – ¡NOOO!..No me voy a dejar… ¡Voy a luchar al máximo!

...Continuará.

No hay comentarios.: