Ya en Bogotá decidí escribirle a mi tío Felipe, hermano de mi madre que todavía vivía en los EU. Le pregunté que debía hacer para poder ser astronauta. Para mi sorpresa el me respondió con todo el proceso.
Debía primero iniciarme en el College, luego entrar a programas para iniciarme en la marina o la fuerza aérea de los EU, luego inscribirme en programas como piloto de pruebas para así poder aspirar al programa espacial.
Leer esa carta fue la más hermosa revelación que haya tenido! ¡Descubrí que los astronautas eran en su inicio pilotos! Todo aquello que flotaba como fantasías era ahora sólidamente real. ¡Estaba feliz!
A medida que me iniciaba en el aeromodelismo y experimentaba la delicia de poder tener el control de un avión a pequeña escala me acercaba a pasos agigantados a mi gran pasión de ser piloto.
El aeromodelismo me abrió la puerta a la aviación deportiva y fue cuando me encontré con mi otro gran amor…el vuelo en cometa o alas delta.
Yo veía a estos pilotos como personas que habían decidido vencer todo lastre y obstáculo para vencer la gravedad y volar de verdad. Eran la proyección de lo que yo deseaba ser. Eran mis nuevos superhéroes.
Me sentía adentrándome en la intimidad de la aviación. Era fascinante descubrir como un avión podía ser navegado solo por sus instrumentos y saber en base como funcionaban sus sistemas. Por fin encontraba algo para hacer que de verdad me motivaba en el aburrido horario del colegio.
Me sentía orgulloso de saber más que los demás compañeros del colegio sobre aviones. Se estaba convirtiendo en algo que era verdaderamente mío. Entre mis quince y dieciséis ya tenía firme en mi mente mi deseo de ser piloto de aviones.
Recuerdo que empezó a volverse una obsesión ir al aeropuerto y observar lo más cerca posible aquellas maravillosas máquinas voladoras despegando y aterrizando. Trataba de observar lo más cercano posible lo que hacían y decían los pilotos.
Empezaba sin darme cuenta a labrar mis primeros pasos en esta profesión al aprenderme poco a poco la diferencia entre un avión y otro y los nombres de las diferentes compañías aéreas. La meteorología ya no era un nombre extraño y empezaba a cobrar vida e importancia.
Otra vista en el aeropuerto donde se ve el edificio principal y la torre de control. |
Sentí una frustración muy fuerte. Me dijo que estudiara algo similar como ingeniería mecánica y que después podría ir a los EU a estudiar ingeniería aeroespacial. Aunque parecía una forma más lejana de alcanzar la cabina de un avión sentía que por lo menos ya había la posibilidad.
Estuve unos tres años saltando de una universidad a otra pues no lograba las suficientes calificaciones para mantenerme. Simplemente estaba desmotivado y aunque pude quedarme “sobreviviendo” en una universidad lo hacia por evitar empeorar la situación con mis padres.
Recuerdo que eran solo los problemas de física, cálculo o química que tenían que ver con aviación los que resolvía con más gusto. Para estas épocas ya estaba enamorado del vuelo sin motor con los planeadores de radio control y me iniciaba como piloto de alas delta o cometas humanas. Entraba al mundo del vuelo y seguía hablando de mi tema favorito…los aviones.
2 comentarios:
Sin duda mi estimadísimo amigo Carlos, con esta narración y recopilación de fotos, creo que has logrado sintetizar la relación que existe en todo lo que hacemos desde nuestra niñez hasta que luego nos vemos involucrados en nuestra vida adulta en pos de alcanzar aquello que siempre estuvo presente en nuestros sueños. Me agrado leer esta memoria y te confieso que el titulo fue la clave para sentirme muy interesado, pero la clave a sentirme cada vez mas atraído fue la manera en que comenzaste tu narración con la fundación de CAF.
Felicitaciones,
Augusto
Marido, no puedo dejar de pensar en el legado que constituye este blog para tus generaciones venideras, que lindos recuerdos!
Lumediana
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